Cortinas de humo
Itinerario político
En días pasados el presidente mexicano alardeó de manera pública sobre el cumplimiento de 98 de los cien compromisos que formuló a su llegada al poder, el 1 de diciembre de 2018.
Sin embargo –y más allá de una revisión de tales compromisos y de su incumplimiento–, lo cierto es que de nueva cuenta el mandatario acudió al recurso favorito de su narrativa: la mentira.
Y por supuesto que tampoco es novedad, para nadie, que López Obrador es uno de los presidentes más mentirosos de la historia mexicana y del mundo ya que, según expertos en el tema, le han contabilizado más de 60 mil mentiras en sólo 43 meses de gestión.
Pero también es cierto que el escandaloso fracaso del mandatario mexicano está a los ojos del mundo y que por más mentiras que diga resulta imposible ocultar los mayores descalabros –que se pueden resumir en diez puntos–, y que tienen a México al borde no sólo de la quiebra económica sino de la mayor espiral de violencia e ingobernabilidad.
Es decir, que la desastrosa gestión de López Obrador –apenas a 43 meses de arrancado el gobierno–, ya cumple al cien por ciento todas las condiciones que definen a un “fracaso de gestión”.
Y es que, en efecto, un “Estado Fallido” es aquel incapaz de garantiza la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos; aquel que ha perdido el monopolio de la fuerza, que sufre un vacío de poder, enfrenta instituciones frágiles y carece de recursos económicos, técnicos y políticos para satisfacer las necesidades esenciales de su población.
Sí, el gobierno de AMLO empujó al Estado todo al fracaso –a casi todas las instituciones y a la misma división de poderes–, al extremo de que las bandas criminales son las que hoy mantienen sometido al poder político.
En pocas palabras, los grupos mafiosos tienen cometido no solo al poder político en los tres ordenes de gobierno, sino que mantienen el control territorial, lo que en los hechos es un “narco-gobierno”
Y si dudan que vivimos un “Estado Fallido”, aquí los diez grandes fracasos de López Obrador.
1.- El asesinato de sacerdotes jesuitas en la Tarahumara de Chihuahua –en donde según el propio presidente mandan las bandas criminales–, fue la gota que derramó el vaso del fracaso de la “estrategia” de seguridad; una estratagema que en realidad refrenda la existencia de un “narco-gobierno”.
Y es que sólo un necio y un cínico, como López Obrador, se niega a reconocer que fracaso el insultante “abrazos, no balazos” que no es otra cosa que la confirmación de un acuerdo de impunidad entre el gobierno federal y las bandas criminales.
Pero si aún tienen dudas basta revisar las marcas mundiales de muertes violentas, desaparecidos, masacres, feminicidios, extorsiones… todos flagelos que han florecido en la gestión de AMLO, como en ningún otro gobierno de los tiempos democráticos.
2.- Lo cierto es que López Obrador no sólo “entregó la plaza” a los grupos del crimen organizado sino que perdió el monopolio de la fuerza y el vació de poder es tal que, en los hechos, las instituciones del Estado encargadas de la seguridad ya son inexistentes y han sido desplazadas por el poder de las mafias criminales –el verdadero poder en buena parte del país–, lo que da por resultado el florecimiento de la inseguridad.
3.- El sistema de salud que, según Obrador sería como el de Dinamarca, en realidad es un fracaso descomunal y hoy millones de mexicanos carecen de los servicios elementales de salud; están solos frente al colapso de instituciones emblema como el IMSS y el ISSSTE.
Eso sin contar con los más de 15 millones de mexicanos que dejaron de recibir atención médica por parte del Estado mexicano a través del desaparecido Seguro Popular.
4.- Y la irresponsabilidad en el sistema sanitario del país se hizo más evidente durante la pandemia, ya que México es una de las cinco naciones con el manejo más deficiente del nuevo virus.
Hoy se contabilizan casi 800 mil muertes a causa del virus –entre muertes reconocidas por esa causa y el llamado exceso de mortalidad–, lo que convierte al de López Obrador es un gobierno criminal.
5.- Muchos de los 30 millones de mexicanos que votaron por López Obrador en 2018 fueron atraídos por el poderoso eslogan de “primero los pobres”, que desató una esperanza parecida al “perdón” de López Portillo a los pobres y desposeídos “por no haber acertado a sacarlos de su postración”.
Curiosamente la pobreza es otro de los grandes fracasos de la gestión de AMLO, ya que hoy se han sumado 10 millones de mexicanos a la condición de pobres y pobres extremos, además de que los pobres son aún más pobres.
6.- Pero acaso el fracaso más evidente es el de la economía. En los previos a 2018, el candidato López prometió un crecimiento de entre 4 y 6 por cierto. Hoy el crecimiento es negativo, no llega ni a 0%, mientras que una inflación de casi 8% empobrece más a los que menos tienen, al tiempo que el desempleo es otro de los flagelos que por todo el país persigue a millones de quienes confiaron en López.
7.- La lucha contra la corrupción fue, por años, la bandera más potente de López Obrador, mediante un falso discurso de “honestidad valiente”.
Lo cierto, sin embargo, es que hoy México está entre los países más corruptos del mundo y menudean escándalos en torno a las raterías de la familia presidencial, de sus allegados y de toda la claque del gobierno actual, quienes ratifican que llegaron para robar a manos llenas.
8.- La justicia y el llamado “Estado de derecho” son otro de los grandes fracasos de la gestión de Obrador, ya que desde el presidente mismo, pasando por sus colaboradores, dirigentes del partido oficial y legisladores, todos violan la ley y la Constitución, sin que a nadie le importe.
9.- La democracia electoral, la misma que hizo posible el arribo al poder de un populista como López, hoy es demolida por todos los medios y mediante todos los métodos, al extremo de que todos los institutos estatales locales son desmantelados a los ojos públicos.
10.- Y quizá la peor tragedia sea la destrucción de la División de Poderes, ya que el presidente Obrador se ha dato a la tarea de capturar a los poderes Legislativo y Judicial, lo que convierte al de AMLO en el gobierno de un solo hombre.
Sí, la terca realidad confirma que el de López Obrador no sólo es un “gobierno fallido”, sino un “Estado fallido”, le guste o no al presidente mexicano.
Al tiempo.