Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax. 21 de agosto de 2022.- Es evidente que el capitalismo tiene signos que lo identifican en cada etapa de su desenvolvimiento, se puede hablar de al menos de dos etapas que se denominan modernidades.
Algunos filósofos y cientistas sociales han determinado el fin de las modernidades capitalistas bajo la denominación de posmodernidad.
Todos los esfuerzos para la comprensión del tránsito del capitalismo, nos orientan para entender el lugar y nuestro papel, como pueblos indígenas, en estos contextos.
Debemos, entonces, partir de la crítica profunda de las teorías de las modernidades para determinar nuestras posibilidades de florecimiento alterno. Para algunos teóricos, la actual etapa de la segunda modernidad capitalista nos conduce al peor de los mundos si de nuestras libertades se trata.
La era digital de la modernidad implica un control eficaz de nuestras libertades por las grandes empresas en la materia, contando con la contribución del poder político, a esto le llaman el totalitarismo digital.
El método adecuado para entender la posición de nuestros pueblos, es reflexionar, qué es lo que nos han negado las dos modernidades capitalistas durante quinientos años.
Necesitamos hacer un esfuerzo teórico y metodológico. Situarnos primero desde nosotros, desde nuestros pueblos, partir de lo concreto, de cómo estamos, cuál es nuestra situación. Luego construir abstracciones, descubrir las leyes de nuestro desenvolvimiento en la historia, entender las contradicciones existentes, sobre todo saber comprender y comprendernos.
Hecho todo esto, solo así podemos volver a lo concreto, a nuestra realidad, pero ya pensada, ya comprendida, ya estaremos prestos para la acción, para las propuestas. Desde luego, esto no es fácil, no es sencillo, por eso son pocas las personas que han alcanzado este nivel.
A falta de un ejercicio como este, hace que varios intelectuales incluso convergentes con la lucha de nuestros pueblos, a la hora de plantear la discusión de nuestra libre determinación, de nuestras facultades autonómicas, somos fácilmente acusados de fundamentalistas, de indigenistas que pretendemos volver ingenuamente al pasado.
Parece ser que estos intelectuales se han acomodado muy bien en los placeres de la modernidad, que para ellos significa demasiado mantenerse al margen de la misma.
No se quiere entender que nuestros pueblos son de este tiempo, que sufren de las consecuencias y de las injusticias de las relaciones capitalistas y de las especificidades de la modernidad.
Se responde a acciones concretas en situaciones concretas. Es importante observar las acciones ambivalentes del régimen de la Cuarta Transformación, primero por la gran acción mediatizadora hacia nuestros pueblos y comunidades, mediante la utilización de los programas sociales y algunos programas de reivindicación, por un lado, y por el otro, afectar nuestros territorios y los recursos naturales que en él se encuentran sin medida ni clemencia.
Por tanto, entender nuestro momento y situación en este momento determinado es nuestra obligación. No sabemos si saldremos avante, pero por lo menos debemos intentarlo.