Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de abril de 2017.- Hoy es más importante que se recuperen las bondades del sistema nacional de coordinación fiscal se transformen en propuestas para que el propio Sistema se acerque nuevamente al federalismo fiscal, y desamarre los nudos centralistas que se le han ido poniendo para inhibir sus facultades fiscales, particularmente en lo referente a la potestad de facultades recaudatorias y el crecimiento de las transferencias condicionadas, que han sido, son y serán recursos federales, cuyo destino está definidos centralmente por las autoridades federales, cuya normativa es federal, lo mismo que la fiscalización es hoy ya federal, aunque se trata de recursos que de acuerdo a la Ley de Coordinación fiscal, base del Pacto firmado en 1980, son recursos propios de los estados y los municipios.
Recordemos que en los estados unitarios la organización de la administración pública es horizontal, hay tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, en cambio ponen los federales, también hay una organización vertical a, esto es tres órdenes, que no niveles, de gobierno: el central, los estatales y los municipales. A quien por cierto en ambos se les subordina, cuando es el único orden que tiene territorio.
Claro se requiere un fuerte análisis, así como un recorrido por la historia de la coordinación en México, que ha tenido pocos eventos realmente surgidos de los estados, quienes en algunos momentos han hecho planteamientos realmente importantes ya han logrado también acuerdos trascendentes con las autoridades federales.
Sin embargo existe una tendencia a considerar que lo centralizado es más eficiente, que la corrupción se reduce al centralizar y no es forzosamente así.
Cierto, se mantienen fuertes espacios de corrupción en los estados y los municipios, pero eso no significa que no se den al centralizar, incluso se potencia el costo de la misma, pero con el fin de avanzar en la centralización desde hace algunos años, y como lo demuestran los alcances de la corrupción del centralismo, o en las dependencias federales. Se ha tendido a denostar a las autoridades estatales, desde fines de la primera década de este siglo, se ponderó mucho la ineficiencia y corrupción de los gobiernos subnacionales y se ignoró o menosprecio el papel de los congresos locales. Un error, porque también hay buenos gobiernos en los estados y por supuesto en los municipios.
Debemos aprender lo que pasa en países centralizados o unitarios como España, donde las tendencias entrópicas derivadas de esta organización de Gobierno apuntan a la fragmentación nacional, o a la separación de aquellos estados o comunidades que se sienten excluidos de las grandes decisiones nacionales o explotados por el gobierno central, no para ayudar a los de menor desarrollo, sino para controlar y limitar el desarrollo regional. Es el caso de Cataluña en España, donde a pesar de la represión Jurídica y política, la mayoría de los catalanes están empeñados en separarse de España, siendo además una de las regiones más ricas del País. Se les amenazo con su no inclusión en la Comunidad Europea, se amenazo con la huida de los bancos, sin embargo el BREXIT que derivará en la separación de Escocia de Inglaterra, muestra que hay otras opciones. Está demostrado por cierto que perseguir a los ex gobernantes catalanes no resuelve, sino profundiza los efectos negativos del régimen centralista.
Una opción que han planteado partidos como el PSOE, hoy subordinado al Gobierno central, y dividido profundamente, plantea la opción federal, como una solución a la problemática española. El asunto es saber sino es demasiado tarde para plantearlo. Por ello debemos pensar en fortalecer el federalismo fiscal mexicano.