Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de enero de 2021.- Este 4 de enero, las efemérides mexicanas celebran a los periodistas. Un reconocimiento a la labor de aquellos que construyen los relatos del acontecer cotidiano y que plasman, aún en nuestros días, los tempranos perfiles de la historia a través de los géneros periodísticos.
Se eligió esta fecha para recordar la muerte del periodista Manuel Caballero, considerado ‘El primer reportero de México’ de quien también se dice introdujo el ‘sensacionalismo’ a las noticias en la difícil época del porfiriato. En su época temprana, Caballero fue un defensor de la Constitución de 1857 y un acérrimo crítico de la reelección, de la oligarquía porfiriana y en general de la decadencia política de finales del siglo XIX. Fue proclive a tomar partido político sin ruborizarse de sus exageraciones y desequilibradas opiniones.
La investigadora Laura Bonilla recoge algunas de estas joyas de Caballero; primero cuando arremetió contra Lerdo de Tejada: “El Diablo se propone, por consiguiente, enderezar a D. Sebastián por el camino del infierno y cargar con él cuando ya no haya peligro de que trastorne nuestras democráticas regiones y pueda, con calma y resignación, ocupar pacíficamente la caldera de aceite hirviendo […]”. Y después contra el general Díaz: “¡Díaz no aspiraba al poder! ¡Qué sarcasmo! ¿Y por la ambición de quien la República mexicana ha retrocedido medio siglo? ¡No aspiraba al poder! […] ¿Qué respondería ese pobre hombre si hoy se alzara la nación y le combatiera con sus propias doctrinas, y le arrojara de la Presidencia por las mismas causas y con idénticos recursos que él lo hizo […]?”
Caballero, sin embargo, profundizó en el ejercicio de la labor informativa mediante la entrevista, el reportaje descriptivo y los ‘almanaques’. Para los historiadores, de él es la primera entrevista publicada en México y tanto sus reportajes como sus titulares buscaban atraer lectores en las primeras tres palabras del texto y, en una ocasión, prescindió de la palabra para darle aún más sensacionalismo al oficio. El 17 de noviembre 1889, la edición de El Mercurio Occidental que él editaba llevó la mano entintada en rojo sobre la fotografía del asesino del general Ramón Corona; desde entonces, a la nota policiaca se le conoce en México como ‘nota roja’.
Hoy, a 95 años de la muerte de Caballero, nos resulta peculiarmente intrigante que el periodismo mexicano siga necesitando la transición en el camino de madurez que hiciera aquel: que la opinión partidista, moralista, de fracción, ideologizada e inspirada por las fascinaciones del ego transite a un arriesgado periodismo informativo cuyos principales compromisos estén en la piel de la realidad, en la observación, en la honesta reproducción de las palabras, en el contraste de las ideas y, claro, en la cada vez más difícil misión de hacer atractivas las historias en un mundo de difícil cultura lectora.
Por supuesto, el periodismo de opinión tiene un espacio imprescindible en la construcción de la opinión pública. Pero cada época ha tenido maestros del lenguaje cuyos razonamientos, más que incitar la curiosidad por el saber de sus lectores, pastorean legiones de fanáticos que confirman sus fobias y filiaciones en lo publicado; articulistas que sólo buscan hacer sentir bien a sus correligionarios, validar sus pobres conjeturas y armarlos de palabrería radicalizada.
Las ácidas y sardónicas piezas opinativas de la época temprana de Caballero tuvieron su culmen en ‘Boletín del diablo’, columna en el Monitor Republicano; fue en El Nacional y en El Eco Universal donde el periodista confió en los géneros informativos. Por supuesto, sería hipócrita desde esta columna reprochar todo ejercicio de opinión; sólo invito al amable lector en este 2021 que arrancamos a que lea y escuche todo lo posible. Y, si al final siente curiosidad en un mundo que es vasto y sus hechos complejos, entonces quédese con esos opinantes; pero si los articulistas le reducen el entorno a respuestas que sólo satisfacen nuestro propio ego, entonces aléjese y, con su libertad, quítele un soldado a la polarización.
*Director VCNoticias.com
@monroyfelipe