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Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
OAXACA, Oax., 18 de diciembre de 2016.- El 18 de diciembre es una de las fechas más significativas para la comunidad católica de Oaxaca.
Es el día de la Virgen de la Soledad, la reina, la patrona que tiene su basílica en el lugar donde en 1617 llegó dentro de una caja de madera, al pie de un cristo y cargada por una mula que murió al momento de quitarle la imagen de su lomo.
Desde muy temprano cientos de personas, algunas de comunidades alejadas, acuden a visitarla para pedirle, darle las gracias por los favores recibidos o simplemente verla y rezar a sus pies.
La devoción mariana se muestra con flores, veladoras, imágenes de todos los tamaños que los creyentes llevan consigo.
Algunos de los peregrinos que llegan con anticipación descansan en los alrededores del templo ubicado en el centro histórico de Oaxaca.
Otros ofrecen sus bailables a la Virgen, la que siempre está presente en los momentos difíciles y las enfermedades.
Con motivo de la celebración, el arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera, José Luis Chávez Botello ofició una misa solemne.
Su aparición
El 18 de diciembre de 1620, un arriero procedente de Veracruz que viajaba con rumbo a Guatemala, notó al llegar a Oaxaca, que en su recua había una mula más. Al pasar por la Ermita de San Sebastián, el animal cayó al suelo vencido por la carga que llevaba. El arriero intentó levantarla en varias ocasiones, pero no pudo y avisó a las autoridades para evitar un castigo.
Cuando se retiró la carga, la mula se levantó y murió al momento. Entonces, la carga fue revisada y encontraron la imagen de la Virgen, acompañada de un Cristo y un letrero que decía: «La Virgen al pie de la Cruz».
Ante la aparición, el obispo Bartolomé Bohórquez ordenó que en el lugar se construyera un santuario en honor de la divinidad. En esos años de la Colonia, llegaron los primeros con fe y esperanza para curar sus males y aflicciones, y así, con el paso de los años, surgió el culto por la Virgen de la Soledad, la Patrona de los oaxaqueños.
Fotos: Luis Jerónimo