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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de octubre de 2018.- “Conozco a Cristo pobre y crucificado, y eso me basta”, decía San Francisco de Asís, cuya fiesta se celebra cada 4 de octubre y a quien el Papa, que lleva el nombre de Francisco por este Santo, lo definió como hombre de armonía y de paz.
San Francisco nació en Asís, en Italia, el año de 1182, en una familia acomodada.
Tenía mucho dinero y lo gastaba con ostentación.
Sólo se interesaba por “gozar la vida”.
De acuerdo a la Agencia Católica de Informaciones, en su juventud se fue a la guerra y fue tomado prisionero.
Luego de ser liberado cayó constantemente enfermo hasta que escuchó una voz que le exhortó a “servir al amo y no al siervo”.
Retornó a casa y con la oración fue entendiendo que Dios quería algo más de él.
Comenzó a visitar y servir a los enfermos y hasta regalar sus ropas o el dinero.
De esta manera desarrollaba su espíritu de pobreza, humildad y compasión.
Cierto día, mientras oraba en la Iglesia de San Damián, le pareció que el crucifijo le repitió tres veces: “Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas”.
Entonces, creyendo que se le pedía que reparase el templo físico, fue, vendió los vestidos de la tienda de su padre, llevó el dinero al sacerdote del templo y le pidió vivir ahí.
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