¿Desconfianza en el Poder Judicial?
Nallely Sánchez Rivas
Diciembre llega acompañado de una oleada de consumos inusuales, encuentros y desencuentros, celebraciones y momentos de compartir. Sin embargo, ¿qué tan nocivo puede ser este ambiente festivo para la salud física y mental?
El ciclo Navidad sin filtro: cenas, expectativas y regalos responsables, organizado por la Dirección de Comunicación del Conocimiento de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), propuso reflexiones y estrategias de autodefensa emocional para contrarrestar los altos niveles de depresión y suicidio que aumentan significativamente durante esta época del año, compartió la UAM en un comunicado.
“Sin duda, somos mucho más vulnerables en la temporada decembrina, cuando las personas enfrentan una serie de imposiciones y exigencias sociales que no siempre es costeable o necesaria”, explicó Ana Karen Talavera Peña, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud en la Unidad Lerma.
“El trastorno afectivo emocional que suele provocar profunda tristeza, episodios de euforia, apetito, sueño, fatiga y pensamientos suicidas incrementa drásticamente en esta época en la que intervienen factores como el invierno y sus días más cortos y oscuros que generan un impacto en los neurotransmisores y afectan las impresiones, pero sobre todo el entorno social y sus prácticas son la principal causante de este desequilibrio sentimental creciente”, explicó a la audiencia.
Esta vulnerabilidad posee un mayor impacto sobre las mujeres, que en forma general son quienes se hacen cargo de la organización de las cenas, la compra de regalos, los adornos de la casa y desde luego todos los cuidados que conlleva intentar tener todo mejor que nunca, lo que propicia una expectativa muy alta en la que la frustración o tristeza se suscita cuando las cosas no salen bien.
Además, este periodo del año obliga a muchos a hacer un balance de los aciertos, errores, logros y fracasos vividos durante el año, empuja a trazar metas y crea expectativas del ciclo que está por venir, colocando a los individuos en una situación de autoevaluación que puede llegar a ser muy dura.
Frente a ello, la doctora Talavera Peña recomienda tener expectativas alejadas de la fantasía, pues al no verlas resueltas se provocan daños emocionales; “no hay porque tener la mejor cena o la mejor decoración, bien podemos comer
sándwiches y aun así estar felices, ya que tratar de ser generosos y compasivos con nosotros mismos es quizá el mejor regalo para la salud”.
Por su parte María Irene Silva Silva, coordinadora de la Licenciatura en Psicología Social de la Unidad Iztapalapa, dijo que la influencia norteamericana en la que se compite por conseguir los mejores y más grandes adornos, un gran número de luces o el uso de atuendos costosos forjan expectativas de estatus y la construcción de identidades alejadas de la realidad, que son altamente nocivas para las personas.
En este sentido, sugieren hacer una autorreflexión de las necesidades personales y defenderlas, aunque no encajen en las exigencias de la temporada, “algo así como elegir bien nuestras batallas”, debido a que de eso depende la paz y la salud mental de cada persona.
Asimismo, propone interactuar de manera responsable y no exponerse a interacciones innecesarias que ocasionan estrés, y si se llega a estar expuesto a prácticas nocivas familiares, lo mejor será tener un plan de acción para protegerse y dejar para otro momento más oportuno la discusión que genere.
Ángel Moreno Balleño, egresado de la Licenciatura en Antropología Social de la UAM y moderador de la mesa, habló de la Depresión blanca que si bien no es un trastorno, sí se trata de un estado de ánimo negativo temporal ante estímulo externos de fechas decembrinas, que puede estar acompañado de insomnio, ansiedad, tristeza, falta de apetito, mal humor y estrés, debido a las exigencias económicas inherentes a las fiestas y a la situación financiera personal.
Recordó que en 2022 el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz sostenía que al menos 4.4 millones de personas en México presentan depresión en la época navideña, e incluso en la Escala de Reajuste Social se consideraba a la navidad como uno de los 43 factores relacionados con el estrés y la salud.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera del INEGI el 59.5 por ciento de la población mayor de 18 años experimenta estrés financiero, mientras que el 48.4 por ciento expresó preocupación por la acumulación de deudas, mismas que en navidad suelen aumentar.