Economía en sentido contrario: Banamex
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de marzo de 2021.- La palabra ciclo proviene del griego kyklos, a través del latín cyclus, que se refiere a eventos que ocurren cada cierto tiempo. La frecuencia con la que hablamos de ciclos omite la profundidad de un concepto que ha acompañado el curso de la humanidad. Kyklos y cyclus también significan círculo y por tanto rueda o movimiento. Los ciclistas olímpicos son los más conscientes de la relación entre movimiento y tiempo pues una décima de segundo puede hacer la diferencia entre el oro y el bronce. El movimiento empieza, pero nunca acaba, solo concluyen los ciclos; concluyen y se renuevan. Con ese antecedente etimológico y filosófico, el viernes pasado presenté mi renuncia como director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo, ICAPET, del estado de Oaxaca. Se trata de la mayor responsabilidad que he asumido en mi vida profesional y un ciclo de grandes experiencias y satisfacciones.
Como lo hice a través de las redes sociales que son nuestra primera fuente noticiosa en esta época, agradezco profundamente al señor gobernador, Alejandro Murat Hinojosa, por haberme designado al frente de una institución que promueve y fortalece el talento de nuestra gente. Asimismo, en la misma medida a la señora Ivette Morán de Murat, presidenta honoraria del Sistema DIF Oaxaca, quien apoyó nuestra gestión de forma permanente. Desde que fui nombrado el 15 de enero de 2018, me propuse transformar la institución partiendo de una premisa: convertir la capacitación ordinaria en capacitación especializada. Innovar los cursos para adaptarlos a las vocaciones productivas de Oaxaca y poner al centro a las y los capacitados. Estas líneas de trabajo se dicen fácil, pero cuesta mucho esfuerzo ponerlas en práctica. Sin un equipo comprometido y profesional, de mujeres y hombres que me acompañaron hasta esta fecha, hubiera sido imposible avanzar en los objetivos.
Me voy contento porque hoy Oaxaca ocupa el 5° lugar a nivel nacional en capacitación para el trabajo y certificación de competencias laborales. Somos un estado de gente talentosa. Emprendo un nuevo proyecto para seguir sirviéndoles como siempre: a ras de tierra. Pero antes de contarles de qué se trata, me gustaría subrayar algunos resultados que marcaron nuestro periodo al frente del ICAPET Oaxaca. Cuando se habla de Oaxaca siempre se habla de su gastronomía exquisita. Y por ello nosotros echamos mano de la capacitación para recuperar los saberes de la cocina ancestral de nuestra tierra, poniendo al centro a las mujeres que cocinan y son nuestras mayoras. Al consentirnos en el paladar nos fortalecen en cuerpo y alma. Hoy esta capacitación pionera ha sentado un precedente a nivel nacional y ha dado pie a que en Oaxaca esté en ruta la construcción del centro gastronómico que habrá de ser un nuevo punto de referencia para los visitantes nacionales y extranjeros.
Apostamos por capacitaciones diferentes e innovadoras. Lanzamos la primera capacitación en programación de software, una apuesta dirigida a mujeres que quisieran aprender lenguajes de programación en una era donde los algoritmos identifican y delimitan nuestras preferencias de consumo. Además, pusimos en marcha una capacitación en electricidad y plomería solo para usuarias, lo que le valió la atención pública a una dimensión poco conocida de nuestro trabajo. Para decirlo concretamente: en ICAPET apostamos por derribar estereotipos y proponer alternativas de capacitación para el trabajo a todas y todos. Las egresadas de nuestros cursos han dicho que su mayor satisfacción es tener las mismas habilidades en oficios que se consideraban solo masculinos. Este es un paso importante en Oaxaca, donde queda mucho por hacer para garantizar condiciones de igualdad de género en todos los ámbitos. Hay más ejemplos de dignificación. Entre ellos la realización de un curso para que el trabajo doméstico sea visibilizado y reconocido, una propuesta pionera que a nivel nacional fue bien recibida.
La capacitación y certificación laboral es una política transversal. Por ello quiero reconocer a todas y todos mis compañeros del Gabinete legal y ampliado que trabajaron en equipo conmigo para llevarla a distintos ámbitos como el agropecuario en el eje de los sistemas-producto; el económico con la capacitación ofrecida a empresas oaxaqueñas, y el turístico con la generación de valor que hicimos en algunas áreas como la gastronómica y la de prestación de servicios turísticos. Hay más, y no quiero ser injusto en los agradecimientos, pero en todo caso quisiera reconocer que nada de esto hubiera sido posible sin el liderazgo del Gobernador Alejandro Murat, quien apostó desde el principio por ICAPET como uno de los engranes del ecosistema para el emprendimiento que hoy existe en Oaxaca. Como parte de él, fue verdadero honor colaborar con rectoras y rectores de algunas universidades, incluida mi actual casa de estudios a nivel de posgrado, la Universidad Anáhuac Oaxaca. Podemos sentirnos contentos de que capacitación-emprendimiento-financiamiento sean distintos momentos del mismo propósito: empoderar a las y los oaxaqueños y acompañarlos en la búsqueda de sus sueños.
Antes de terminar un ciclo y empezar otro, en los últimos días tuve la oportunidad de recorrer municipios del Valle de Tlacolula y de la Sierra Sur. Caminé al lado de mujeres dignas y hombres valerosos, que no se empequeñecen ante la adversidad. Al contrario, a pesar de los difíciles meses por la pandemia que ha transcurrido entre marzo de 2020 y el presente, son fuertes, valientes y tienen el coraje para enfrentar el futuro. Por ejemplo, mi amigo Pedro en El Guayabo, San Francisco Logueche, quien con seis décadas a cuestas sigue trabajando el campo con sus manos callosas pero no cansadas; la mirada profunda de los serranos y la frente en alto; o doña Regina, en la cabecera de este municipio a una hora de distancia de Miahuatlán, quien solo por ser amigos nos invitó un caldo de res en su tienda, donde lo mismo vende juguetes para niños que comida recién preparada. No tiene mucho con el negocio pero ahí va, como ella misma nos cuenta en español, mientras atiende a sus hijas en un zapoteco que habla con notable alegría.
¿Cuántos como Pedro? ¿Cuántas como Regina? Que todos los días se ganan el sustento con su trabajo y con una sonrisa abierta y franca. En ellos veo a mi madre Adelina Martínez, oriunda de Santa Ana Tavela, veo a mis amigas y amigos de Yautepec, de Nejapa, de Totolapan, de Mitla y de Tlacolula, de Quiatoni y Quiegolani. En ellos veo el gran corazón de mi gente y me inspiro cada día para construir un mejor futuro para sus familias. Sin pausa, sin prisa, voy a estar caminando en cada rincón de Tlacolula y Yautepec, voy a escuchar y después voy a seguir escuchando, porque cuando entendamos que la política es diálogo y no monólogo, de veras vamos a cambiar las cosas. Quedo a sus órdenes: Soy Paco Maldonado y ¡por Oaxaca todo!
@pacoangelm