Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de marzo de 2017.- Al fin alguien del gobierno federal, el secretario Miguel Osorio, salió a encarar a López Obrador y sus acusaciones en contra de las Fuerzas Armadas por el secuestro y crimen de normalistas de Ayotzinapa.
No es nacionalista, ni juarista, ni honesto ni valiente, ir a Estados Unidos en tiempos de Trump a acusar al Ejército Mexicano de esa matanza que perpetró una mafia político-criminal de Iguala.
Es innoble acudir a Estados Unidos a culpar a las Fuerzas Armadas de un crimen que no cometieron, precisamente ahora que el gobierno de ese país busca argumentos para atacar a México.
¿No que viajaba para acusar a Trump?
Fue a acusar al Ejército de nuestro país en Estados Unidos.
López Obrador -y el asesor que le acompaña en su gira por Estados Unidos, John Ackerman-, desde hace tiempo han señalado al Ejército por ese incalificable crimen, y las autoridades habían guardado un silencio tímido que sembró de dudas el caso.
Miguel Osorio, secretario de Gobernación, exhortó a López Obrador a presentase ante el Ministerio Público para entregar las pruebas que tenga para acusar al Ejército.
Desde hace más de dos años, cuando se supo la conexión Abarca-López Obrador, el dirigente de Morena debió ser llamado a declarar sobre los vínculos que le unen a esa mafia político-criminal.
La PGR de Murillo tuvo miedo, y eludió citarlo, como eludió también poner en evidencia y solicitar castigo para los que mandaron a ese grupo de muchachos a robar autobuses y dirigirse al matadero de Iguala.
Tal vez nunca sepamos por qué López Obrador apoyó a Abarca para convertirse en candidato, contra todas las opiniones y evidencias de sus ligas personales y familiares con el crimen organizado.
AMLO y su aliado el mafioso sacaron adelante esa candidatura. ¿A cambio de qué? ¿Sólo afinidad ideológica?
Pamplinas, eso de la honestidad valiente no aplicó en el caso de Iguala. ¿Por qué?
¿Por apoyo económico para su incipiente organización política, Morena, de la que Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda lucían una camiseta?
Citarlo a declarar ahora es tardío y lo va a usar como un ataque electoral. Se va a victimizar, pues.
Miguel Osorio lo ha exhortado a denunciar al Ejército o retractarse.
Qué bueno que el secretario de Gobernación le puso el cascabel al gato: denuncie o deje de ensuciar a las Fuerzas Armadas.
Para López Obrador es muy fácil acusar, dejar entrever, insinuar sobre la participación del Ejército.
Llegó el momento en que lo haga delante de un Ministerio Público, aquí en México.
Osorio le enrostra a López Obrador que es inadmisible dañar a la institución que más confianza le tienen los mexicanos.
Le dice que se salga de su zona de confort y que asuma con responsabilidad sus declaraciones, y si tiene pruebas que vaya al Ministerio Público y las presente.
Vamos a ver qué dice ahora el acusador del Ejército Mexicano en Washington.
Va a hacer lo de siempre, salirse con alguna gracejada o una pirueta retórica.
Pero él debió haber sido citado desde hace tiempo para detallar sus vínculos con esa maquinaria político criminal que gobernaba Iguala, responsable del secuestro y asesinato de 43 normalistas.