Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax., 5 de febrero de 2018.- El ‘Plan Atlanta’ es el resultado de una siniestra reunión celebrada a finales del año 2012, en la suite de un hotel en Atlanta, Estados Unidos en la que algunos ex presidentes latinoamericanos de centro o derecha discutieron cómo barrer a sus adversarios progresistas del mapa.
Al final, decía uno de los presentes, Luis Alberto Lacalle, exmandatario Uruguayo, “no podemos ganar a esos comunistas por la vía electoral”. De lo anterior, aunque dice no conocer dicho plan y menos detalles del mismo, el Político Dominicano Manolo Pichardo, se refiere a la palabra escuchada y señala además algunas variantes del “plan” en su libro La izquierda democrática en América Latina.
Pero ¿cuáles son las metas, alcances y objetivos de ese plan? eso lo refiere la afirmación de Lacalle: es el plan para ganarle como sea la conducción y los gobiernos, a través de cualquier método, a las fuerzas progresistas en los pueblos de América Latina.
¿Qué pueblos? los del bloque que en el continente han generado la aplicación de políticas públicas que favorecen a la mayoría. Esto, en razón de que las oligarquías de la región no conciben que las riquezas generadas sean distribuidas con mayores niveles de justicia. Y es que no se dan cuenta de que, en un proceso de distribución democrática de la renta, el consumo aumenta y ellos tienen más posibilidades de hacer negocios.
Lamentablemente están acostumbrados a acumular riqueza basada en la explotación de las grandes mayorías; por eso plantean el arrebatamiento del poder y en sus excesos ir hacia los autoritarismos democráticos.
En México las reformas estructurales como la energética, educativa y la Ley de Seguridad Interior son ejemplos claros de cómo los gobiernos interesados en estas estrategias no trabajan para sus pueblos, sino que lo hacen como las fuerzas políticas que operan en la red de esta conspiración llamada Plan Atlanta; son las que tradicionalmente sirvieron y son apoyo a grupos conservadores vinculados a fuerzas extranjeras que tienen expresión en gobiernos y multinacionales.
Son fuerzas de nuestra región que operaron como peones de intereses extraños a los nuestros, a los latinoamericanos.
Las oligarquías de América Latina no mueven un dedo sin autorización o dirección de EEUU, este país, desde que emergió como potencia, desbancó a las fuerzas europeas y transformó la región en su jardín. Pero eso estaba cambiando a medida que partidos progresistas comenzaron a asumir gobiernos y pararon la política de expropiación que los conquistadores europeos inauguraron después del “Descubrimiento de América” en 1492.
No es aceptable para los estadounidenses tal nivel de independencia política y económica. Y no lo aceptan, ya que sus negocios hasta, aviesos y obscenos responden a los intereses del Capital y contra los pueblos de la región.
Por otro lado, la revisión de contratos de empresas de petróleo y minería es un claro ejemplo del giro de los gobiernos de partidos progresistas a los negocios en América Latina, entonces EEUU tuvo que conspirar para volver a la conquista de los países que perdía para sus intereses.
El resultado debe analizarse desde los siguientes ejemplos, Fernando Armindo Lugo Méndez en Paraguay, Dilma Vana da Silva Rousseff en Brasil, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Rafael Vicente Correa Delgado en Ecuador, el movimiento Bolivariano en Venezuela, José Daniel Ortega Saavedra en Nicaragua y por supuesto, de nuevo, Lula en Brasil. ¿Qué encontramos como común denominador en estos países y con estos gobernantes?¡Nada! solo que todos ellos en algún momento han sido incriminados por la derecha de sus respectivos países de corrupción.
En la semana reciente, vemos lo que acontece de nueva cuenta Luiz Inácio «Lula» da Silva en Brasil ¿por qué su enjuiciamiento? ¿Por qué la negación de los derechos mínimos para un debido proceso? porque lo quieren ver preso, sin que pueda competir de nuevo para ser Presidente por segunda ocasión en su país.
Que Lula les diga a los brasileños que durante su mandato alcanzó su país, Brasil la mayor economía de América Latina y se ha convertido en una de las mayores del mundo, que durante su gobierno más de 40 millones de personas salieron de la pobreza y que se incorporaron 16 millones de brasileños al mercado de trabajo. Eso es lo de menos, lo que realmente les estorba es que Brasil con Lula se volvió un referente, de mal ejemplo a seguir porque obviamente, tiene un peso político que le permitió influenciar al resto de los países latinoamericanos. Esto hace de Lula, de acuerdo con los intereses de los sectores conservadores, un ejemplo indeseable.
Por lo anterior considero que, el Plan Atlanta consiste en una de sus vertientes, en quitar autoridad moral a líderes progresistas a través de los medios con acusaciones de corrupción, incluso a familiares, colaboradores cercanos y ataques a su comportamiento privado.
Después, convertir los escándalos en procesos judiciales que terminen con la carrera política de esos personajes. Por los resultados, la estrategia parece exitosa, a juzgar por el destino de los expresidentes latinoamericanos citados. En cuyo caso el derrocamiento del petista sería la “joya de la corona”, algo que está cerca de suceder dado su inminente juicio en segunda instancia.
Otra forma de operar este plan es generando división y cooptación de liderazgos afines a los gobiernos progresistas con resultados como la derrota peronista en las pasadas elecciones en Argentina, donde la participaron de dos candidatos del peronismo, Daniel Scioli, que venció en la primera vuelta con el 36%, y Sergio Massa, que tuvo un 21%, votos suficientes para el triunfo del peronismo pero, la división causó la derrota.
Me pregunto, si ésta fue sólo el producto de las luchas internas del peronismo o si una mano extraña del Plan Atlanta tuvo que ver con ese resultado electoral. El fenómeno de la cooptación se refleja en Brasil con el actuar del Vicepresidente Michel Miguel Elías Temer Lulia quien llegó al cargo en un binomio encabezado por Dilma y el PT. Y ahora aliado a la derecha, él lideró la conspiración que sacó a la mandataria del poder. No es que nos invadan alegorías paranoicas, pero así se ve.
Para no perdernos en análisis, a propósito de situaciones convulsas, que tal si le damos un repaso a la trama en donde el perdón puede aparecer en momentos difíciles, con personajes como el escritor Vania; el romance entre Natasha y Aliosha; el padre de ésta, Nikolai; la desolación de permitir que el ser amado se case con una mujer con quien se piensa podrá ser feliz. En fin, Humillados y Ofendidos, diría Dostoievski. Reflexiones que solo son Fundamentos.