La Constitución de 1854 y la crisis de México
OAXACA, Oax., 3 de abril de 2018.- Cómo explicar que los procesos electorales no son política. Los procesos electorales desde mi punto de vista son un medio, el camino contemporáneo para arribar al poder, pero un proceso electoral no es política en sí.
He sostenido en distintas oportunidades y foros tratando de explicar mi caracterización sobre ella que, es una profesión, que por tanto debe desempeñarse a diario, que tiene principios, que en su práctica debe prevalecer la ética. Dependiendo de que orientación ideológica se tenga, se completarán con otro tipo de caracteres.
Así en el pensamiento fundado en el materialismo histórico, la política deberá además de ser Humanista, en palabras del Comandante Ernesto Guevara de La Serna, la política se debe hacer con Amor porque, “a riesgo de parecer ridículo, el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”.
Dice el Che que a quien no le duela la situación en que viva la humanidad, no podrá ser revolucionario que luche para que se constituya un espacio de equidad e igualdad entre los seres humanos, reconociendo y alentando condiciones de vida de igual a igual, con las mismas posibilidades y oportunidades para todos.
Sin que se tome como un comentario contrario a la fortaleza que los derechos de cuarta generación deben cobrar, en estos momentos, en México se requiere disminuir las franjas de desigualdad entre los más de 90% de mexicanos y los pocos que detentan las riquezas del país y, no es esto un planteamiento versado en el antiguo testamento.
Desde mi punto de vista, es así, el planteamiento filosófico de la política,
por citar un ejemplo, que deberá soltar andanadas de adjetivaciones, en el mejor de los casos de misoginia.
Planteo, que siendo ahora importante reconocer que, si son la defensa de los asuntos de equidad una angustia de la izquierda “moderna” entonces, ¿dónde queda la batalla por los millones de mexicanos en condiciones de pobreza? ¿dónde empieza la prioridad de lucha cuando la inseguridad en el país está llena de inocentes muertos a manos del crimen organizado en una guerra sin sentido, alentada por condiciones que le son ajenas a la gente que sufre porque en el mejor de los casos el salario no les alcanza y en el peor, diario pululan las calles en busca de trabajo y vuelven a casa con las manos vacías a compartir la escasez de vivienda, agua, comida, salud y educación?
Con hijos famélicos y pacientes de enfermedades que desconocen. Ese es el México que debe dolernos a los políticos.
Pero no, hay quienes en el 2000 se quedaron en el reclamo de Indesol, y allí terminó la lucha de colectivos, mesas, foros, etcétera; otros se atascaron (por detenerse) en el bajar recursos; en fin, entre batallas por la igualdad (que comparto y son importantes) y presupuestos, se dejó de lado el fortalecimiento de la educación y salud, del salario y las fuentes de trabajo.
De esas batallas para borrar las más grandes desigualdades, el sistema de gobierno en México corrió a la izquierda y aceptamos arrinconarnos en batallas por derechos que se siguen plasmando pero que, en nada resuelven las grandes y verdaderas desigualdades en el país.
Hoy ya no debatimos un proyecto de nación, a juicios con sangre y en redes nos disputamos los cargos públicos ¿para qué en la izquierda? al menos el Estado y los poderes fácticos tienen la precisión de que el poder lo ocuparán para ser más ricos y seguir controlando al país, pero en la izquierda, al menos quienes se colocan en cargos de poder, no identifican que solo son concesiones de los poderes para justificar que ellos existen, es decir para aparentar que el anhelo de la democracia se concreta con la participación de otros que no son ellos mismos.
De tal manera que, después de los primeros espacios de poder ganados, la izquierda se conformó con ser comparsa de la democracia que es usada para validar estados totalitarios y regresivos. Y abandonó sus posiciones y principios ideológicos, al grado tal que, hoy en la contienda electoral por la sucesión presidencial, no hay un solo candidato que fundamente su actuar en las bases de la izquierda, es más ya ni siquiera se sientan a la izquierda en las cámaras legislativas y si lo hacen es porque allí había una silla para que llegaran.
Reflexiones que solo son Fundamentos.