Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
OAXACA, Oax. 8 de marzo de 2021.- De las sociedades Mesoamericanas se destaca habitualmente la gran riqueza cultural que desarrollaron y la que, a final de cuentas, se ha dado por reducir a las celebraciones de festividades anuales, saldo al que unos y otros hemos contribuido, colaborando por acción u omisión, dejando de lado el gran legado científico de nuestras culturas originarias y poco o nada se repara en ello.
Con el mestizaje de nuestro país y la llamada evangelización, con los nada humanos métodos que utilizaron los conquistadores para alcanzar sus objetivos, también se tuvieron prácticas que dan origen a diversas festividades, de las que actualmente damos cuenta en nuestro estado, al ser razón de orgullo y característica de nuestros municipios.
Arte, música y gastronomía en todas las épocas del año son, en suma, elementos que dan vida anual a nuestros pueblos. Nada más anhelado que la fiesta del patrón o patrona, ya que será en estas fechas cuando los pueblos vecinos nos visitan y todos acudimos a la celebración que se convierte en “ires” y andares por las calles en el pueblo, algarabía y guelaguetza por doquier.
En la tierra de Dios Padre y Santa María siempre Virgen o el ombligo del mundo, como suelo referirme a Santa Cruz Xoxocotlán, mi tierra natal, la cuaresma envuelve además de la profunda religiosidad con que se rememora, la celebración de los culturales “Martes de Brujas”.
Inician en la segunda semana de cuaresma, es decir., al martes siguiente del miércoles de ceniza. Son seis celebraciones y en esta época del año la costumbre ancestral xoxeña es comer tamales de frijol, un tamal que en su elaboración donde sea que se preparen en sus distintas formas o zonas del país, no se les agrega carne. Lo que significa que es un tamal de vigilia.
Estos tamales, son los tradicionales de los martes de brujas; en la infancia propia, en la década de los años setenta del siglo pasado, me recuerdo cada martes degustando éstos, elaborados por las manos mágicas de la filósofa (mi mamá) y viendo el entrar y salir de vecinos que acudían a la vendimia del tamal de frijol; se esperaba el atardecer de esos martes para ir a la “cancha” a consumir frente al templo católico de la población al salir de la misa vespertina, los deliciosos tamales de frijol acompañados con atole “de panela”, que en origen, son los martes de brujas.
Fue en 1978 cuando la presidencia municipal de Santa Cruz Xoxocotlán era ocupada por el Capitán Moisés Pérez Ramírez, quien con visión, adicionó a esta tradición de comer tamales de frijol de vigilia una buena práctica y con la colaboración de la gloriosa Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) caracterizaron la tradición con un enfoque cultural, y desde ese año, en el parque central de la población se incluyeron presentaciones de los grupos artísticos de la UABJO y de la Casa de la Cultura Oaxaqueña. Eventos llenos de cultura y arte que fueron siempre atractivos complementarios de la gastronomía del tamal, que poco a poco se modificó en bien de la variedad que ahora se expende en estos martes durante la cuaresma en Santa Cruz Xoxocotlán.
La tradición del consumo de los tamales aumentó, a la par que las presentaciones artísticas decayeron en calidad y se alejaron del origen primario que dio el capitán Moisés Pérez y la UABJO a los ya existentes “Martes de Brujas” que bien valdría la pena recuperaran su esencia y origen.