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MORELIA, Mich., 13 de octubre de 2017.- Claramente, la negociación del TLCAN ha entrado en una etapa muy compleja y difícil. Las más recientes declaraciones del secretario Wilbur Ross sobre un 80 por ciento en las reglas de origen para el sector automotriz es un ejemplo más de que la administración Trump no entiende a nuestra región como socios y aliados. México, Estados Unidos y Canadá comparten diversos retos sociales, como es el caso de la migración; y económicos, como la necesidad de tener industrias competitivas a nivel global, capaces de impulsar sus capacidades productivas para mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos.
Es imposible pensar en soluciones sostenibles a estos retos pensando que somos adversarios, por lo que en el contexto de la cuarta ronda de negociación, hoy en curso, es importante resaltar cómo trabajar juntos y las serias consecuencias de un futuro sin el TLCAN.
La administración Trump percibe el comercio como un juego de suma cero y no como un proceso de generación de riqueza donde la colaboración es indispensable. La fijación del representante comercial Lighthizer, del secretario Ross y del presidente Trump en los déficits comerciales es prueba de esta mentalidad.
En este sentido, el comercio como generador de riqueza ha sido una de las principales víctimas del discurso trumpista. Sin embargo, es importante resaltar que el TLCAN le permitió a los tres países crear cadenas de valor regionales que aprovechan nuestras ventajas comparativas para competir a nivel internacional con la Unión Europea y Asia.
Para ilustrar la interdependencia comercial, en 2016 el 80.9 por ciento de las exportaciones mexicanas tuvieron como destino Estados Unidos, mientras que 46.4 por ciento de las importaciones fueron de origen estadounidense. De ahí que el impacto económico de un futuro sin el TCAN sería considerable para ambas partes. En este escenario, el comercio entre los dos países se regiría por las tarifas de nación más favorecida de la OMC.
De acuerdo con algunos estudios, las importaciones estadounidenses de México, sin el TLCAN, podrían caer 4.5 por ciento, de los cuales 2.9 por ciento serían productos agrícolas. Por otra parte, se estima que las exportaciones estadounidenses a México sufrirían una caída del l 7.3 por ciento. En este sentido, las exportaciones de Estados Unidos se verían más afectadas que las mexicanas; en particular en estados como Arizona, Texas y Michigan, el mercado mexicano representa más de 30 por ciento del comercio total.
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