
Balacera en Oaxaca deja, extraoficialmente, 3 decesos
Wishful thinking es una expresión común en inglés difícil de traducir al español. Su Google dice que es ilusiones, no es tal. Más bien remite al pensamiento deseado y en cierto sentido una traición a la verdad o a la realidad a partir de pensar lo que se quiere. Todos somos rehenes de nuestros deseos, obsesiones y querencias, pero no nos damos cuenta porque asumimos, con soberbia e ignorancia, que no mandamos sobre nosotros mismos; el sicoanálisis dice otra cosa y siempre será oportuno indagar sobre las razones profundas de nuestras actitudes, valores y certezas. En los acontecimientos actuales parece generalizado en un sector de opinión crítico asumir que lo que sucede es a la medida de lo que se desea. Así, por ejemplo, se piensa que la determinación de las autoridades norteamericanas de sancionar a tres instituciones financieras, entre éstas Vector del empresario Alfonso Romo, por algún momento colaborador del entonces presidente López Obrador, se corresponde a la determinación de Donald Trump y su grupo de ir judicialmente contra el expresidente. Se descalifica la hipótesis de que esas tres entidades financieras resultaron más prácticas para documentar una posible falta recurrente en toda entidad que opera transferencias monetarias al o desde el exterior y más hacia China. Ni los bancos norteamericanos se escapan de tal señalamiento si se trata de ser rigorista. El daño a CIBanco, Intercam y Vector es profundo e irreversible; queda en las autoridades norteamericanas probar sus acusaciones. En el afán de ver en desgracia a quien es objeto de rencor, odio y rechazo se va degradando la verdad, el pensamiento lógico, imponiéndose el prejuicio o el asalto a la razón, parafraseando a Carlos Marín. Para el caso concreto, la situación del país a los ojos norteamericanos es más grave que la malquerencia, real o inventada, al expresidente. El país vecino está gobernado por un mandatario que, al igual que López Obrador, no conoce límites y una de sus convicciones interesadas -no tiene otras- es que México y los mexicanos somos un problema, no socio, menos amigo o aliado. Deben tomarse en serio las expresiones de la procuradora Pam Bondi que ubican al país en el canasto de los adversarios o enemigos. Otro de los errores comunes en ese sector de opinión se corresponde a la idea de que la presidenta Sheinbaum en algún momento va a mostrar distancia, independencia o contraste con López Obrador. En ello se emprende la utilería del pasado respecto a mandatarios que rompieron con su antecesor, otros recurren a la tesis, válida, que el poder no se comparte. Lo que no se entiende o quiere entender es el peso de López Obrador como símbolo del proyecto en curso, esto significa que es indeseable para la presidenta desprenderse del activo que le ofrece ante los suyos unidad y sentido de proyecto. Se padece algo peor que un Maximato porque asocia interés, convicción y control. Complicado para ella y para el país sin duda alguna, sobre todo porque recibe campo minado en prácticamente en todos los frentes. Aun así, para Claudia Sheinbaum la ruptura es más riesgosa e incierta. En referencia a la presidenta Sheinbaum hay que tomarla en serio y dar por hecho su afinidad sustantiva con el autoritarismo propio de López Obrador. Nada hay que indiquen diferencia que no sean formas más comedidas y cuidadas, propias de la dama que es. En algún momento se pensó que no compartiría el militarismo al que involucionó López Obrador, pero no fue así como se muestra con la ratificación de la Guardia Nacional como institución adscrita a las fuerzas armadas. La vena autocrática no es heredada, es propia y basta una vista somera a las comparecencias matutinas. La embestida contra la libertad de expresión es causa propia. Los problemas del país son sumamente graves. El gobierno de Sheinbaum enfrenta desafíos mayores y para ello está dispuesta a ajustes en el marco del mismo proyecto, el combate al crimen organizado y al narcotráfico. La vulnerabilidad frente a los norteamericanos, no sólo ante Trump (lo muestra el operativo que llevó a la detención de El Mayo Zambada), es mayúscula porque el narcotráfico fue penetrando la vida política, económica y social del país ante la complacencia y quizá connivencia de las autoridades nacionales. Para cualquiera, no sólo para los vecinos, es incomprensible, por ejemplo, la magnitud del tráfico ilegal de combustibles sin connivencia de muchas autoridades, como lo revela el decomiso reciente en Coahuila, ningún detenido. El deseo de desgracia a López Obrador y su proyecto no sólo niega la razón; en sus efectos es complaciente frente a la amenaza mayor al país y sus consecuencias devastadoras. Hay un presente qué observar y considerar en toda su preocupante complejidad.