El alarido de la libertad
Itinerario político
En medio de un país en llamas y frente a evidentes signos de ingobernabilidad, el presidente mexicano regresa a su juego favorito; la distracción “engañabobos”.
Es decir, López Obrador vuelve a su estratagema preferida; los distractores mediante la utilización de su “villano favorito”: Felipe Calderón.
Pero además, en esta ocasión trajo de vuelta a otro de sus némesis de cabecera: Genaro García Luna –ex secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Calderón–, quien es juzgado en Nueva York, por presuntos vínculos con el “Cártel de Sinaloa”.
Un juicio iniciado a petición de López Obrador y empujado por su amigo Donald Trump, pero que durante años no muestra signos reales de avance; no tiene “ni pies ni cabeza”, y que a final del 2022 podría terminar con la exoneración del otrora poderoso policía mexicano.
Pero por pura casualidad, García Luna regresó a las “mañaneras” de López en medio de la escandalosa toma de San Cristobal de las Casas, Chiapas, por el grupo criminal “los motonetos”, que por más de cinco horas sembraron terror en esa ciudad sin que autoridad alguna pudiera hace nada.
Regresa en medio del tétrico linchamiento de Daniel Picazo, en Huahuchinango, Puebla, a quien una población fanatizada quemó vivo, sin que pudiera intervenir autoridad alguna. Un rumor llevó a la muchedumbre a repetir el crimen de Canoa, también en Puebla, del siglo pasado.
García Luna vuelve a ser noticia en las “mañaneras” de AMLO, en medio de los cada vez más frecuentes videos de grupos criminales que circulan por carreteras de Sinaloa, Sonora, Michoacán, San Luis Potosi y Nuevo León, a los ojos de militares y marinos, que nada hacen y nada dicen.
En medio de la ejecusión sumaria –por parte del crimen organizado–, de un grupo de productores de pollo en Chilpancingo, Guerrero, lo que provocó desabasto ya que las mafias toleradas y estimuladas por el gobierno estatal ya tiene el monopolio de la engorda y venta de pollos.
García Luna es prioridad para el presidente mexicano, en medio del peliculesco robo de 20 contenedores de mineral de oro, plata y zing, que fueron extraídos durante ocho horas de los patios de la aduana de Manzanillo, sin que llegara autoridad alguna.
Y reaparece en medio del sospechoso incendio de los archivos de la Fiscalía de la CDMX, en donde se encontraban los expedientes de la tragedia de la línea 12 del metro; documentos que se quemaron sin que nadie pudiera evitarlo
Sí, García Luna y Felipe Calderón –villanos favoritos del presidente mexicano–, regresaron a las mañaneras en medio de la mayor ingobernabilidad de que se tenga memoria en México.
Y es que, ignorante de los básicos del sistema judicial norteamericano, López Obrador hizo un llamado al gobierno de aquel país “para hacer públicos” los audios donde el ex secretario de Seguridad, Genaro García Luna, habla de presuntas amenazas contra periodistas.
Así lo dijo el mandatario: “lo que si yo pediría desde ahora es que independientemente si tienen valor jurìdico o no, las grabaciones, ojalá y se busque la forma de que se den a conocer, porque yo siempre he sostenido que la justicia tiene que ver mucho con lo preventivo”.
Sí, de risa; el que pide transparencia es el mismo López Obrador cuyo gobierno ha ocultado por cinco años todo aquello que le incomoda para sepultar todo indicio de tansparencia.
Y es que horas antes, la fiscalía neoyorquina que lleva el caso de García Luna había solicitado a la Corte presentar supuestas pruebas sobre una serie de grabaciones en las que habría participado el expolicía –entre 2008 y 2013–, en las que revela supuestos sobornos a periodistas y medios, para detener cualquier indagatoria en su contra.
Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, tales grabaciones prueban que García Luna utilizó recursos obtenidos mediante actos de corrupción para callar a periodistas –para llevar a cabo una campaña de hostigamiento y amenazas a informadores y medios–, que sabían de su presunto vinculo con el “Cártel de Sinaloa” en los gobiernos de Fox y Calderón.
Sin embargo, según especialsitas que siguen el caso García Luna, las “supuestas pruebas” contra el ex titular de Seguridad Pública en realidad no prueban nada y más bien se trata de un recurso desesperado ante el desmoronamiento del caso.
Por eso, en tono irónico, compararon las supuestas evidencias presentadas contra García Luna, con la persecusión que en vivo, en cadena de radio y televisión realiza de manera cotidiana el presidente López Obrador contra periodistas y medios.
Ahí están horas y horas de grabaciones –audios y videos–, en donde el mandatario mexicano no sólo persigue periodistas, sino a intelectuales, empresarios, dueños de medios y adversarios políticos; están las pruebas de la forma en que desde Palacio se soborna a medios y periodistas.
Incluso, el propio López Obrador le ha dado carta de naturalización a su alianza con “El Cártel de Sinaloa”, cuando ordenó la liberación de “El Chapito”, durante el “Culiacanazo” y cuando acudió a Badiraguato, Sinaloa, a saludar a la madre de Joaquín, “El Chapo” Guzmán.
Pero la complicidad de López Obrador con las bandas criminales también queda exhibida con la política pública denominada “abrazos y no balazos”, que no es otra cosa que la legitimación de una armnistía a las bandas criminales.
Un perdón y una alianza oficiales con el crimen organizado que, a diario y en los hechos, lo ven y lo padecen los mexicanos de casi todo el país.
Y es que, a querer o no, frente a las pruebas presentadas contra el ex titular de Seguridad Pública del gobierno de Calderón, el expolicía García Luna resulta un “bebé de pecho” comparado con las complicidades criminales del presidente López Obrador.
Lo cierto es que no existe un solo audio, un video, una fotografía de Felipe Calderón o de García Luna amenazando, hostigando y persiguiendo periodistas: nunca aparecerán saludando a la madre del mayor criminal de la historia y tampoco se les verá o se les escuchará exonerando a los hijos de ningún criminal.
Le guste o no al gobierno en turno, Calderón y García Luna llevaron presos a los jefes del crimen organizado que hoy defiende López Obrador; los mismos que hoy son solapados desde Palacio y que mantienen al país en llamas; una sociedad víctima de la mayor ola criminal de la historia, del mayor empoderamiento criminal y de la mayor ingobernabilidad en décadas.
Sí, las mañaneras de López Obrador muestran más audios y videos de la alianza criminal del presidente mexicano y de la persecusión a periodistas, que el expediente contra García Luna.
Al tiempo.