Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de noviembre de 2020.- La incontinencia, no me cabe duda, es una enfermedad. Los diabéticos suelen sortearla, cuando es extrema, con pañales para adulto. No hay, por desgracia, ningún remedio para la verbal, esa enfermedad que sufre YSQ y que lo lleva hasta el delirio.
Como todos ustedes notaran, soy extremadamente condescendiente al referirme a la incontinencia verbal como una enfermedad. Si no lo fuera tendría que referirme a él de otra manera. Y no podría explicar el caso del anillo. No ha habido ninguna disculpa o reconsideración de su parte, así que debemos creer que sigue vigente.
Establecido esto, vayamos a lo que sigue. Cerca ya de los cien mil muertos por la pandemia y 60 mil por la violencia de los cárteles y el ejército, ese que no comete masacres, eso querría decir que estas muertes son algo para festejar. Es decir, tratemos de deshilvanar este enredo, es algo que le alegra, la muerte como moscas de los mexicanos, mayoritariamente pobres, porque de ese modo le será más fácil concretar su proyecto.
Si le alegra que mueran cien mil mexicanos por la pandemia, y los que hagan falta pues como justificó su alter ego científico disel (porque dice él que lo es), “los que fallecieron, fallecieron”, entonces eso también es bueno para su proyecto. Si tiene que morir otro tanto, o millones, sería lo mismo: le beneficia, a él y a su proyecto, que a estas alturas nadie con dos dedos de frente es capaz de explicar. Quizás porque es una entelequia sin pies ni cabeza.
Pero sigamos. Si YSQ se alegra porque la crisis beneficia a SU proyecto, entonces podríamos entender el panorama que se presenta antes de la batalla final: las vías ferroviarias y las casetas de peaje tomadas por criminales unas y por maestros otras (colóquelos donde usted considere pertinente), los hospitales sin medicinas, los médicos sin protección y la población sin vacunas. Sobre todo los niños con cáncer.
Sí, va bien. Eso explicaría igualmente su evaluación de la situación del país. Y sí, entenderíamos que el vamos requetebién se refiere a SU proyecto, siempre y cuando éste sea la destrucción del país. La economía, bien también, ahora que nos aclaró que él no busca los beneficios privados, sino los públicos, sólo que la inversión oficial en infraestructura o proyectos productivos apenas se acerca al 3% del total. El resto es de los privados, a los que detesta.
Ahí la llevamos, diría el clásico. Porque, cierto, a él le va bien. Sus hijos se transformaron en prósperos empresarios (¡Quién pompó!, diría un clásico que YSQ gusta citar), y eso sin dejar de manejar SU partido (¿o habrían salido de ahí sus negocios?); su hermano Pío, siguiendo su ejemplo, tampoco trabaja, nunca lo ha hecho (parece el ADN familiar), pero vive como dios, aunque no en Palacio; eso sí, sin rendir cuentas de sus delitos; su mujer viaja por el mundo exigiéndole disculpas a medio mundo (menos a Trump, claro. A ése se le arrodilla), y parte de su equipo compacto se va a conquistar el mundo, es decir a buscar ampliar los nuevos territorios de la 4T, como en la conquista del Viejo Oeste.
Y si cientos de miles de mexicanos más mueren por la pandemia o la violencia criminal o la falta de vacunas, o a manos de sus hordas uniformadas o civiles, allá ellos. Ya les tocaba, dice su alter ego. Y sí, tiene razón, a él todo esto le va como anillo al dedo. El pueblo bueno le aplaude. Cierra el telón. Pero es apenas el primer acto, no se vayan.