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Crece la guerra tecnológica por el dominio de la Inteligencia Artificial
“¿Es verdad que se vive sobre la tierra?
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí,
aunque sea jade se quiebra,
aunque sea oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra,
no para siempre en la tierra: sólo un poco aquí».
OAXACA, Oax., 12 de diciembre de 2017.- a)
El amor es una manzana tóxica. Guadalupe está convencida de ello. A los dieciséis años se enamoró, se intoxicó y el amor la llevó a su actual oficio, trabajadora sexual.
Ella cree ciegamente en su corazón, cree que el corazón ordena y la razón debe obedecer.
La avenida está helada, el chiflón levanta polvo y ya están en la calle los barrenderos con sus overoles naranja. Guadalupe escucha la radio en su teléfono celular, el locutor informa que la temperatura ha descendido drásticamente hasta llegar a los tres grados centígrados… ella piensa en Alberto: en la textura y electricidad de sus manos, en la dulzura de sus palabras, en el fuego de sus ojos, y se vuelve a convencer de que Beto es una serpiente, una serpiente empistolada a la cual teme, ama y odia.
Seguramente Beto podría encender con su mirada la fogata que ella intenta prender esa madrugada, para atenuar el frío y calentarse las piernas, la noche ha sido generosa en clientes a pesar de las bajas temperaturas.
Son las cinco de la mañana y Guadalupe espera tiritando pero contenta a sus últimos clientes; pasarán por ella los niños de la camioneta blanca que pasan cada ocho días, le pagarán bien y le convidarán una grapa.
Beto es comandante de la policía ministerial y padrote de tres jóvenes, dos en la calle y una en un bar, las tres en la zona de la central de abastos.
Cuando Guadalupe duerma volverá a soñar con hombres-serpientes y manzanas, desde que se enamoró del Beto ese sueño es recurrente, ahora tiene veintisiete y sigue soñando lo mismo.
Son las cinco quince, en la radio se anuncia que la temperatura continuará descendiendo y que siguen matando mujeres en los municipios conurbados.
A lo lejos se escuchan disparos y suena una sirena…
b)
Cuando Guadalupe decidió cruzar la frontera sabía que no moriría en el intento, creía firmemente que la presencia de Estela en su vida la convirtió en inmortal.
Guadalupe estudió la licenciatura en enseñanza de idiomas en la UABJO y un año después de terminar la carrera conoció a Gilberto quien trabajaba como gerente de un vivero, lo conoció en un after, bailando salsa. Bailaron casi hasta las cuatro de la mañana y Gilberto la invitó a ver el amanecer entre perfumes de flores, eso le prometió.
Ese amanecer cambió su vida.
Jamás pensó que el perfume de las flores tuviera luz, jamás pensó viajar con un hombre a través del ojo de un arcoíris. Ese día, eso sucedió.
Guadalupe volvió a su casa y durante el día leyó una y otra vez un poema de Pellicer que alguna vez había conocido y ahora parecía sentirlo en la piel:
“Cuando el nopal florece hay un ligero aumento
de luz. Por fuerza hidráulica el nopal multiplica
su imagen. Y entre espinas con que se da tormento,
momento colibrí a la flor califica.
El pueblo mexicano tiene dos obsesiones:
el gusto por la muerte y el amor a las flores.
Antes de que nosotros “habláramos castilla”
hubo un día del mes consagrado a la muerte;
había extraña guerra que llamaron florida
y en sangre los altares chorreaban buena suerte.
También el calendario registra un día flor.
Día Xóchitl, Xochipilli se desnudó al amor
de las flores. Sus piernas, sus hombros, sus rodillas
tienen flores. Sus dedos en hueco, tienen flores
frescas a cada hora. En su máscara brilla
la sonrisa profunda de todos los amores …”
Guadalupe cruzó la frontera en un tráiler con doble fondo. El tráiler transportaba en la parte superior de la caja mariscos congelados y en la parte inferior a cuarenta y tantos ilegales de distintas nacionalidades.
Guadalupe es mesera en un dinner, tiene veintisiete años, trabaja catorce horas diarias, envía por Electra mil doscientos dólares mensualmente a su madre para la manutención de Estela y para que el resto se lo guarden en una caja de ahorros y con el tiempo pueda construir su casa.
Guadalupe no sabe que uno de los pilares que sostienen la economía de Oaxaca son las remesas de los migrantes y mientras sus gobernantes construyen mansiones en el extranjero, los migrantes trabajan para que en sus comunidades sus familiares tengan una vida más digna.
Decía el Gabo que los milagros suceden en el corazón de las personas; para Guadalupe, Gilberto y el amanecer entre perfumes de flores fue un milagro; para ella, Gilberto fue una aparición divina. Ahora nada sabe de él pero está segura que un día lo volverá a encontrar y se amarán.
A Guadalupe le sigue gustando la salsa. En la ciudad de New York, día y noche suenan las sirenas, sirenas de bomberos y de policías, en la radio suena la salsa del momento:
New York es una manzana
que te puede intoxicar
New York es esa manzana
que todos quieren probar.
Ven para New York mi brother
aquí Trump es despreciado
aquí nadie es ilegal
y todos somos hermanos.
Somos capital del mundo
y capital de la salsa
New York es una manzana
y también es nuestra casa.