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OAXACA, Oax., 30 de junio de 2018.- Gustavo es un quesero de Tuxtepec que hizo su vida en la Central de Abasto de la Ciudad de México, superando la barrera del idioma y las dificultades de adaptación a la gran urbe.
Gustavo García Carrera llegó a la Ciudad de México hace 15 años, sin saber hablar español, y comenzó a trabajar como carretillero.
El hombre de 50 años encontró su vida en el mercado mayorista, ya que gracias a su tenacidad y esfuerzo aprendió de manera autodidacta el español, y conoció a la que hoy es su esposa.
“Estudié hasta sexto año de primaria en Oaxaca, pero en mi escuela solo hablaban mazateco. Fue hasta que llegué aquí que comprando revistas y escuchando a la gente pude aprender a hablar, ya que si quería hacer algo en México, debía aprender español”, narró.
Gus, como le llaman sus conocidos, en su trabajo de carretillero, cargaba entre 150 y 200 kilos en su diablo; trabajaba 14 horas diarias, de lunes a domingo, por lo que se animó a buscar nuevas oportunidades.
Con el apoyo de su hermano, Gus comenzó a producir y vender quesos, una labor cotidiana en su natal Tuxtepec.
“Estar de carretillero es muy cansado, son muchas horas y a veces poco dinero, por eso me animé a invertir en los quesos; llevo año y medio vendiendo y me va mejor, con un horario más cómodo”, comentó.
Gus es un ejemplo de la tenacidad del pueblo oaxaqueño, superando obstáculos gracias a su esfuerzo y ganas de superación.
Hoy vive en Tláhuac con sus hijos y esposa, a quien conoció en el mercado de Flores y Hortalizas.
“Era complicado seguir de carretillero y tener familia, así que hablé con mi hermano que vende productos de cremería, para entrarle yo. Me han pasado tantas cosas en la Central, que para mí representa mucho; aquí he hecho prácticamente todo”, señaló con la satisfacción de haber hecho su vida producto de su esfuerzo.