Cinco estrategias para apostar como un experto y minimizar riesgos
Los videojuegos se han convertido en una increíble fuente de inspiración para los productores de cine y de series televisivas. Y no deja de tener su lógica; después de todo, se trata de una trama argumental bien construida, con personajes que pasan a ser reconocidos y mucho potencial para los guiones. Eso sí, igual que tenemos excelentes muestras de adaptaciones, también existen ejemplos de trabajos auténticamente desastrosos. Veamos una pequeña muestra de unos y otros.
H2 – Producciones que harían sentir orgullosos a los creadores originales…
Con esto de las adaptaciones es común oír lo de “yo prefiero la original”, algo que se ha repetido hasta la saciedad con los libros. No obstante, en algunos casos, la versión para el cine ha conseguido una gran popularidad y cierto reconocimiento, incluso entre los más “puristas”. Tal vez Lara Croft: Tomb Raider (2001) sea uno de los casos más evidentes. No es que su valoración fuese excepcional, pero tuvo una gran recepción entre el público y fue el ejemplo de cómo realizar una producción cuidada, teniendo en cuenta que veníamos de una época en la que algunas adaptaciones habían sido auténticamente horrorosas (más adelante hablaremos de ello).
Tomb Raider incidía en la temática clásica de los (o las) aventureros que buscan tesoros y reliquias, un género del que no sólo los videojuegos han hecho uso; también el iGaming lo ha trabajado y podemos encontrar ejemplos de tragamonedas en línea gratis México sobre este argumento. Años después, y aprovechando el éxito de la película, llegarían algunas secuelas y “reboots”, así como otras adaptaciones, como ocurrió con Uncharted (2022). Tras Tomb Rider aparecieron otras producciones, esta vez del género acción / terror, que tuvieron gran aceptación, como Resident Evil (2001) o Silent Hill (2006).
Algunas series recientes inspiradas en videojuegos han sido consideradas, incluso, verdaderas obras maestras. El caso más paradigmático es el de Arcane (2021), basada en el universo de League of Legends. 4 premios Emmy y una valoración increíble de los usuarios la han convertido en todo un icono de la animación y un gran acierto de Netflix, que ya había explorado esta vía con otros títulos de gran calidad, como Castlevania (2017). Pero, más allá de la animación, han existido otros casos notables, como The Witcher (2019) o The Last of Us (2023).
H2 – …Y otras que, definitivamente, no
Claro que nos hemos dejado muchos más ejemplos. Pero tal vez sea hora de pasar a aquellas otras producciones que no fueron, precisamente, fieles ni brillantes casos de éxito. Y no son pocas, por lo que es difícil saber por dónde empezar. Tal vez Street Fighter (1994) sea un buen comienzo. El escenario era perfecto: un juego que enamoraba a todos, un Van Damme en la cúspide de su popularidad, un argumento al que sacarle partido…. Y, la final, apareció este desastre de película, que no hay cómo salvarla y tiene escenas auténticamente surrealistas.
Lo de Alone in the Dark (2005) es, probablemente, el caso más visceral. ¿Cómo se puede destrozar un auténtico clásico de los videojuegos? Es fácil, sólo hay que contratar al Uwe Boll, para muchos el peor director contemporáneo. Al final, tuvo suerte y sólo se llevó 2 nominaciones a los Razzies; pero los espectadores nunca le perdonarán. Eso sí, no tuvo el enorme honor de estar en un listado de las 100 peores películas de la década de los 2000; en cambio, House of the Dead (2006) sí puede presumir de ello. La caracterización de los personajes y los efectos especiales pueden llegar a ser hilarantes (por no ser demasiado crueles).
Después del fiasco de Street Fighter, lo lógico hubiese sido prepararse mejor para la siguiente adaptación de un juego de lucha. Y el máximo exponente del momento era otro título, muy entretenido y sangriento; la versión para cine de Mortal Kombat (1995) no fue, precisamente, el paso hacia delante que se esperaba en este género e hizo perder la esperanza de muchos Gamers, que seguían sorprendidos de la falta de calidad de estas versiones. Para acabar de rematarlos, 10 años después llegó Doom (2005), inspirada en el famoso Shooter que inició el género. El resultado fue pésimo y The Rock no se libró de su merecida nominación al Razzie al peor actor del año.