Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de junio de 2018.- Se piensa que el pueblo de México es inmaduro en cultura cívica. Desaprensivo. Manipulable. Nada más lejos de la verdad.
El pueblo de México ha demostrado su conciencia política y sentido común en momentos históricos cruciales.
Lo hizo con los revolucionarios de Ayutla en 1855 para terminar con la era de Santa Anna. Lo hizo con Juárez en contra de los conservadores entre 1858 y 1861 y repitió la hazaña ante la invasión francesa entre 1862 y 1867.
En esos tres episodios, ganó en el terreno y refrendó con votos.
Lo hizo en 1910-1911 para desalojar al eterno Porfirio Díaz e iniciar una transición democrática más. Lo haría de nuevo, en 1988 y en 2000 para castigar los abusos políticos y los errores financieros.
En 2006 puso en último segundo el freno al cambio, giró hacia la anhelada seguridad en 2012 y, defraudado y enojado, se apresta a conceder en este julio intenso el beneficio de la duda a una izquierda posmoderna, pero alternativa al fin. Como dicen los de a pie: pase lo que pase y no obstante los riesgos.
El pueblo soberano es sabio y digno. A nadie le gusta el abuso y al mexicano menos. No lo conoce a fondo quien crea lo contrario.
Este 1 de julio las urnas se llenarán de votos en millones: impacientes, resueltos, en bloque y también cruzados.
En virtud del sistema electoral prevaleciente y pese al entorno violento, habrá suficientes garantías para la integridad del sufragio y la distribución del poder en todo el país.
En el Congreso federal y en las legislaturas locales, ya se sabe, ningún partido o coalición puede alcanzar la mayoría calificada. Se requieren acuerdos plurales para reformar la Constitución.
Morena podría acceder a la Presidencia y las gubernaturas de la Ciudad de México, Morelos, Chiapas y Tabasco, a dudarlo en Puebla y Veracruz. Y no en Jalisco y Yucatán.
El PRI perderá Jalisco, pero mantendrá en su poder 12 de las 32 gubernaturas y alrededor de 750 mil millones de pesos de presupuesto federal, es decir el 50% de las participaciones federales.
A su vez, el PAN, PRD y MC, controlarán entre los tres más o menos de 12 a 14 gubernaturas y casi el 70% de los restantes 750 mil millones de pesos de presupuesto federal.
Otro tanto ocurrirá con las alcaldías de la Ciudad de México pues todas tendrán por primera vez cabildos plurales. Y qué decir de los más de 15 mil concejalías municipales en disputa. ¿Así o mas plural el poder político?
Será muy relevante observar los casos de reelección legislativa y municipal ahí donde ya tienen lugar por vez primera. Por ejemplo, en Oaxaca.
A la mexicana, el pueblo sabio recompensará o castigará buenos y malos gobiernos y gobernantes. Otros, varios de ellos en su propia circunstancia ilícita, ya han sido castigados, incluso con la muerte. En cierto modo, al modo, aquí y en otros lares no hay lugar para los débiles y menos para los incumplidos.
Medios de comunicación y redes sociales, cámaras empresariales y sector privado en extenso, organizaciones civiles y comunidad internacional formarán contrapesos al poder presidencial.
Con todas sus fortalezas y debilidades, el Poder Judicial de la Federación y los organismos públicos autónomos harán lo propio.
Las instituciones políticas, los mecanismos de garantías y la conciencia para promover, defender y tutelar derechos en sentido progresivo e integral deberán operar.
La oposición a cumplir su papel que es clave en la democracia.
Los acuerdos políticos para apuntalar los sectores débiles del Estado y concertar reformas necesarias seguramente fluirán.
El pueblo de México saldrá a votar en masa el 1 de julio. Lo hará con furia y emoción, con cabeza y esperanza. Lo hará con el corazón.
Ojalá que su veredicto se convierta en buen gobierno. Si este llegara a fallar, no habría espacio para lamentar la desgracia.