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GENIO Y FIGURA
¿Quién dijo que les fue mal a nuestros representantes en los Juegos Olímpicos de París? Hay un ejemplo muy concreto de una atleta, o al menos solía serlo, que recorrió con éxito la capital gala viviendo a lo grande.
Me refiero obviamente a la directora de la Conade, Ana Gabriela Guevara, de quién podremos decir muchas cosas, pero no que se amedrente ante las críticas, nada de eso.
Pese a los señalamientos en su contra, que la mantienen como la funcionaria más corrupta de la actual administración federal, según la percepción popular, tal como lo demuestran varias encuestas, y vaya que no era fácil superar en este rubro a Manuel Bartlet o Rocío Nahle.
Sin embargo, no voy a profundizar en este deleznable personaje, que alguna vez fue gloria del deporte nacional, pero que, tal como Cuauhtémoc Blanco o Rommel Pacheco, más recientemente, ahora será recordada más por sus derroches, mal gusto y pésimas declaraciones, una peor que la anterior, desde el empoderamiento que le da sentirse respaldada desde el mismísimo Palacio Nacional.
Esta columna prefiero dedicarla a quienes son, más allá de sus resultados, los verdaderos héroes de la delegación mexicana en la máxima justa deportiva, esos atletas que, aun a falta de apoyos, dieron su máximo esfuerzo, se superaron a sí mismos y, aunque no siempre lograron la anhelada medalla, no se achicaron ante deportistas que participaban con condiciones mucho mejores, apoyados por sus respectivos gobiernos en todas sus necesidades.
Hubo campeones sin medalla, como el caso de las representantes de Nado Sincronizado, quienes no subieron al pódium pero que conmovieron hasta las lágrimas, incluso a sus competidoras, reconociendo la magistralidad de sus rutinas y siendo ovacionadas de pie por el público.
Otros ejemplos fueron la gimnasta sudcaliforniana Alexa Moreno, quien vivió en Paris 2024 sus terceros Juegos Olímpicos y que, no obstante sufrir una caída que le impidió pasar a la ronda final, presentó estoica todas sus rutinas, pese a estar lesionada, a grado tal que tendrá que ser operada o al caso del oriundo de Boca de Pascuales, en Tecomán, Colima, Alan Cleland que no pudo encontrar la ola adecuada para imponerse al competidor local, en playas tahitianas, y acceder así a la final de Surf, tras lo cual, tan sólo unos días después, se convirtió en el primer mexicano en ganar en la playa de Huntington Beach, California, el US Open de Surf, demostrando de lo que es capaz.
Y aunque sólo siete mexicanos consiguieron colgarse una medalla en París 2024, como es el caso del clavadista Osmar Olvera, doble medallista en trampolín de tres metros, primero en sincronizados, junto con Juan Manuel Celaya, obteniendo la presea de plata, y luego de manera individual la de bronce.
Por su parte, en judo cayó otra medalla de plata, por conducto de Prisca Awiti Alcaraz, hija de padre keniano y madre mexicana, que si bien nació en Londres, representó orgullosa a México y disputó la final contra una judoka eslovena, en la categoría de 63 kilogramos, siendo la primera medalla para nuestro país en esta disciplina en toda la historia.
Otra presea de plata fue para Marco Verde Álvarez, que estuvo muy cerca de la medalla aurea dando batalla en la final al uzbeko Asadkhuja Muydinkhujaev, quien había pasado con facilidad sobre sus oponentes anteriores antes de enfrentarse al mazatleco que a casi nada estuvo de derrotarlo en la categoría de 71 kilogramos.
El cuadro de medallas obtenidas por la delegación mexicana se completa con el bronce de Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz, en tiro con arco por equipos.
Al final, a nuestros connacionales no les importó si tuvieron que vender calzones o su auto para poder costear su preparación y demás gastos para estar presentes en la justa olímpica.
Las y los atletas que portaron con orgullo el uniforme de México dieron ejemplo de lo que se logra cuando pones el corazón por delante y vences todos los obstáculos para conseguir tus sueños.
Por eso, lo reitero, son héroes, a pesar de todo.