Se busca un ministro traidor para anular a la Corte
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de octubre de 2020.- El gobierno de Estados Unidos le arrancó la máscara antidrogas y anticorrupción al de Andrés Manuel López Obrador.
No confió en él antes de detener al General Salvador Cienfuegos Zepeda, y ahora el presidente mexicano y el canciller Marcelo Ebrard Casaubón pretenden sembrar la sospecha de que la captura del ex Secretario de la Defensa Nacional fue con propósitos electorales.
Así lo dijeron este jueves en Palacio Nacional, pero este dardo envenenado puede tener el efecto bumerang, ya que la sospecha del Ejecutivo debe ir acompañado de un fuerte reclamo diplomático o la amenaza de distanciar las relaciones bilaterales.
Con palabras claras, López Obrador insinuó que la detención de Cienfuegos era parte de la estrategia electoral de Donald Trump, no puede ser de Joe Biden, no es gobierno, y que esperará hasta el martes, día de la elección y donde se definirá el ganador, para fijar un posicionamiento.
A pregunta expresa de un reportero, si la detención de Cienfuegos era respuesta de la liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, el presidente respondió que no, que: “Hay una elección en Estados Unidos, siempre que hay elecciones o en vísperas de elecciones, suceden cosas” (https://youtu.be/rcxO7ebPcb8).
Luego le cedió la palabra al titular de Relaciones Exteriores Ebrard Casaubón, quien aseguró: “Le hemos hecho saber a Estados Unidos nuestro profundo descontento con que no se haya compartido esa información con nuestro país”.
Esto último es un simple pataleo por el mensaje internacional de vergonzosa desconfianza de EU a México, en temas de crimen organizado, acentuada por la deshonrosa liberación de Ovidio el 17 de octubre del año pasado en Culiacán.
Reservarse la información de la detención de Cienfuegos se traduce en que las agencias de Estados Unidos y el Departamento de Estados tienen grandes sospechas de lo que verdaderamente pasó en Culiacán y por supuesto del actuar de los elementos del Ejército de Luis Crescencio Sandoval, y las filtraciones de alerta que pudieron darse al Cártel de Sinaloa.
Peor aún, el embajador de EU, Christopher Landau dijo que sabía de la investigación contra Cienfuegos desde que llegó a México, hace más de un año, y no podía comunicarlo a nadie, ni a sus asesores de la embajada.
En voz de Landau: “Dije: ‘¡Dios mío! Esa es una enorme bomba de tiempo haciendo tic, toc, aquí’”.
Las implicaciones de la desconfianza son enormes. Mientras el gobierno de López Obrador lleva casi dos años lucrando con los demonios del pasado para subirse al pedestal de la ética anticorrupción, y anti crimen organizado, en especial el narcotráfico, el gobierno de Estados Unidos dice otra cosa.
Pero además le tumba a Genaro García Luna como el pandemonio de las mañaneras que ejemplifica las presuntas ligas del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa con el narcotráfico. Hasta el momento, las pruebas contra el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública son tan misteriosas y ocultas como las de Cienfuegos.
Peor aún, implicar al ex titular de la Sedena es involucrar a varios altos funcionarios que trabajaron y operaron para el ahora detenido, lo que obligaría a López Obrador a iniciar una profunda investigación en la actual estructura castrense, y en consecuencia repensar la gran cantidad de sectores civiles a donde están metidos.
La molestia de EEUU no sería nada más por la liberación de Ovidio, los mensajes encontrados del gobierno obradorista suman el saludo del presidente en Badiraguato Sinaloa a Consuelo Loera, madre del Chapo, donde caminó hasta su encuentro mientras ella permanecía sentada en la camioneta.
Esto es una burla para la Drug Enforcement Administration (DEA) que colaboró en las tres capturas, la de Guatemala, la de las Suites Miramar de Mazatlán y la de Los Mochis Sinaloa.
También están las dos disculpas presidenciales en la mañanera de Palacio Nacional por llamarle “El Chapo”, a Guzmán Loera. La primera vez fue en marzo cuando dijo: “perdón”, y la más reciente fue este mes al señalar: “ofrezco disculpas, Guzmán Loera”.
Veremos si después del martes electoral Donald Trump libera a Cienfuegos vía juez de distrito. Las cosas no funcionan así allende el Río Bravo, y si gana Joe Biden, entonces si veremos las consecuencias por menearle gustosos la matraca, AMLO y Ebrard, además de cumplirle los caprichos al peor presidente en la historia de los Estados Unidos.