Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Café para todos
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de septiembre de 2016.- La cotización del dólar frente al peso se mueve al mismo ritmo que la de los bonos de Donald Trump. Muchos temen que la neumonía de Hillary Clinton en realidad encumbra una enfermedad peor y que al final gane el magnate de la construcción. Por lo pronto, la moneda nacional rebasó la barrera sicológica de los 20 pesos frente a la divisa verde.
En realidad, el precio de monedas de todos los países donde no existe control de cambios, puede oscilar abruptamente. Sin embargo, en México hay todavía muchos nostálgicos que añoran los días en que se cambiaba un dólar por 12.50.
La volatilidad actual nos hace sentir todavía peor, porque la moneda mexicana es la única de las potencias emergentes que se ha ido a pique, y su caída está lejos de terminar.
Si gana Hillary, tal vez por ahí por noviembre ya podremos volver a los niveles de 18 o 19 pesos por dólar. En caso contrario -es decir, si Trump se levanta con la victoria-, quizá muchos tendrán que cancelar sus vacaciones anuales a Las Vegas o posponer su viajecito a Europa y conformarse con alguna playa mexicana.
Este lunes el peso sufrió su peor descalabro en casi cinco meses, tras el respiro que obtuvo por el feriado de las fiestas septembrinas.
La moneda mexicana cerró el jueves la jornada cambiaria con una nueva marca de 19.65 frente al dólar estadounidense, nueve centavos más que el miércoles, cuando también estableció un récord y quienes alertaban que podría llegarse a los 20 pesos pensaban que iba a ocurrir por ahí por octubre o inicios de noviembre, no le atinaron, pues este martes llegó a 20.13.
Desde que el pasado 28 de junio se había conocido el “si” de los británicos para abandonar a la Unión Europea, el dólar había alcanzado una cotización récord de 19.52
Ahora, ya van siete días al hilo en que el peso cae una y otra vez, y parece que no alcanzará fondo.
Hasta ahora ya ha perdido más del 6 por ciento de su valor, contra casi el 4 del pasado período turbulento registrado entre el 29 de abril y el 6 de mayo.
Francisco Caudillo, analista técnico de Monex, ha advertido que el peso podría llegar hasta los 21.50 pesos en los próximos 2 meses, es decir, cuando se lleve a cabo la jornada electoral en EU, el 8 de noviembre.
Las cosas no se tranquilizarán a menos que de pronto las encuestas muestren una ventaja consistente de Hillary sobre Trump, así que de no ocurrir, habrá que colocarse los cinturones de seguridad y aguantar una nueva racha del huracán republicano.
Pero como señala Alonso Cervera, economista jefe para México de Credit Suisse, si la contienda presidencial en Estados Unidos sigue apretada, ello sólo aumentará las presiones sobre el peso.
El alza imparable del dólar suele ser atribuida al aumento de los precios del crudo en los mercados internacionales, pero en el caso de México es la percepción de que Trump está saliéndose con la suya y que inclusive podría alzarse con la victoria en estados clave para ganar las elecciones en Estados Unidos.
En realidad, si no fuera por la inesperada recuperación de las cotizaciones del crudo, que ayudaron a amortiguar un poco las pérdidas cambiarias del peso mexicano, le hubiera ido peor al peso.
Por ejemplo, el West Texas Intermediate subió 1.45 por ciento el jueves para llegar a 44.21 dólares por barril, mientras el Brent del Mar del Norte aumentó 1.55 para llegar a 46.56 dólares.
El secretario de Hacienda José Antonio Meade, reconoció que el peso mexicano está siendo golpeado por factores externos, pero dijo no estar seguro de que la preocupación por una eventual victoria del aspirante republicano afecte realmente a la moneda.
De forma coloquial los analistas han acuñado un nuevo dicho, según el cual “si quieres saber cómo va Trump fíjate qué tanto se está devaluando el peso”. Esta percepción llevó por ejemplo a registrar pérdidas de unos mil 400 millones de dólares a los hombres más ricos de México, la semana pasada, según el Índice de Multimillonarios de la agencia estadounidense Bloomberg.
El candidato republicano ha prometido revisar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), y cancelarlo si México no está dispuesto a reexaminarlo.
El desplome de la moneda mexicana no ha amainado ni siquiera porque los expertos ya descartaron la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos decrete un nuevo aumento a las tasas de interés el próximo día 21.
Sin embargo, todavía es posible que la tasa de referencia pueda elevarse antes de que termine el presente año.
Las autoridades del Banco de México ya están barajando la opción de aumentar las tasas, antes de que sus pares de Estados Unidos lo hagan, pero esto depende de si en el próximo informe sobre inflación se nota que la depreciación del peso ya se está trasladando a los precios.
Quizá el lector se habrá aburrido un poco con todos estos datos y las predicciones de los expertos en economía que a veces hablan en clave, como si no les importara que nadie les entendiera.
El punto es que a México le esperan días difíciles no sólo en lo que resta de este año sino en los próximos, en caso de que Trump gane las elecciones.
Ya de por sí el secretario de Hacienda anunció el mes pasado un paquete económico draconiano y el gobierno prepara un recorte del 26.8 por ciento en la inversión en la obra pública, el mayor desde la crisis de 1995, cuando quebraron los bancos y se produjo el Efecto Tequila en los mercados financieros mundiales.
Asimismo, se dispone a llevar a cabo reducciones brutales en el gasto social, que afectarán incluso áreas vitales como salud, educación y los programas contra la pobreza.
Meade dijo que, ante la escasez de recursos gubernamentales para promover la inversión, deberá ser el sector privado el que la lleve a cabo, para lo cual se brindarán facilidades y se promoverá la participación de empresas en el llamado desarrollo de infraestructura, con alternativas de financiamiento.
El gasto en inversión en 2017, el penúltimo año de la gestión del presidente Enrique Peña, será de 2.8 por ciento del Producto Interno Bruto, contra el 3.9 de este año.
Esto significa que todos los programas de gobierno que impulsan el desarrollo económico del país, se verán golpeados por la nueva oleada de recortes.
Entre otros recortes, se reducirá 10 por ciento el gasto en la Secretaría de Salud, 30 en Cultura, 18 en Pemex, 27 en Agricultura, 10 en Educación y 7 en la de Desarrollo Social (Sedesol).
En el sector educativo, se afectará el programa denominado “inclusión digital” que permitía a niños de quinto año de primaria recibir tablets para apoyar su enseñanza, mientras que en salud se verá afectado el llamado “Seguro Popular”.
Por donde se le vea, se trata de una verdadera bomba de tiempo que sin duda alguna aumentará más la cifra de pobres en el país, y por supuesto, en los hechos se convertirá en una invitación a los mexicanos para votar por un partido distinto al PRI en las elecciones del 2018.
Así que por lo pronto, como van las cosas, el priismo y los priistas podrían irse despidiendo de la presidencia de la república, al menos que realmente ocurra un milagro.
GRANOS DE CAFÉ
La disputa por los dineros públicos está en su punto más álgido. Miguel Ángel Mancera se ha empeñado en convertir al Distrito Federal en el estado 32 de la República, para asegurar las participaciones federales presupuestales que le corresponden como los cinco mil millones de pesos del fondo de capitalidad, ya que de la continuidad de su campaña por la presidencia depende su futuro político, así como la consolidación del posicionamiento de su “marca” CDMX, como si los capitalinos estuviéramos en subasta y nuestra nomenclatura se vendiera al mejor postor.
¿Pero qué es lo que realmente preocupa a Mancera? Por supuesto que el dinero, ya que la campaña cuesta y ya lleva cuatro años en ella, promocionando programas públicos de relumbrón, pero sin utilidad real, porque en la práctica simplemente no aplican.
¿Acaso usted ha recibido la visita del “Médico en tu casa” a las 2 de la mañana? No, por supuesto que no, pero Mancera se jacta de su programa insignia, aunque éste solo sirva para la foto en los periódicos, de la misma forma que los otros programas populistas que simplemente utilizó para enmascarar el gasto público y decir que se ocupa de administrar la ciudad.
Con motivo de su cuarto informe ante la Asamblea Legislativa -cooptada totalmente por los grupos políticos que impuso-, lanzó una intensa campaña en la que se muestra como gobernante modelo, tanto así, que pagó la portada de una revista en la que aparece como el mejor gobernante de 2016 y eso que ni siquiera inicia el último trimestre.
Las pantallas del Metro transmiten insistentemente a un Mancera que sale de su oficina bien entrada la madrugada, con el nudo de la corbata deshecho, como si hubiera trabajado toda la noche y camina solo por un pasillo del viejo edificio del Ayuntamiento, sin la nube de guaruras que siempre lo acompañan.
Su imagen se aprecia absolutamente falsa, lo cual nos lleva a pensar que en su equipo de prensa alguien ya perdió el piso y poco le falta para presentarlo como si fuese el mismo Zeus.
Pero volvamos al tema del dinero, ese que tanto pelea Mancera, aunque tenga en su Reglamento de Tránsito la “caja chica” para financiar cuantas campañas presidenciales se le ocurran, y vaya que en ocurrencias es prolífico.
Con todo y ante la evidente red de corrupción que opera en la Ciudad de México, habría que preguntarse dónde quedan los recursos lícitos que por carretadas circulan en la capital del país, como quedó demostrado con la detención de Pedro Pablo de Antuñano, mano derecha y verdadero “operador financiero” de Ricardo Monreal, delegado en Cuauhtémoc, y hasta hace unos días su director jurídico y de gobierno.
De Antuñano fue detenido con 600 mil pesos en una caja de cartón –pecata minuta, pues esa cantidad pueden gastársela o robársela en unos cuantos minutos- cuyo origen no pudo explicar y que provocó que Monreal Ávila, deba rendir cuentas sobre diversos actos de ilegalidad, como lo ha exigido ya el PRD.
Parece que el zacatecano ya se le olvidó el sainete que también escenificó Benelly Jocabeth Hernández Ruedas, directora general de Desarrollo Social de la demarcación, quien al igual que Antuñano, fue sorprendida en posesión de un millón de pesos al pretender abordar un vuelo de Tapachula Chiapas al Estado de México, dinero del que tampoco se acreditó su procedencia. La colaboradora de Monreal decidió echarse la culpa y proteger al ladino integrante de Morena, quien se esfumó de tierras chiapanecas.
Con este último caso de presunto desvío de recursos, ya son 3 en menos de un año, en que integrantes del equipo cercano de Monreal, se ven involucrados, por lo que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), lo citó a comparecer, para que explique -si esto fuera creíble-, la procedencia de los fondos que han sido incautados a sus colaboradores.
Hay que destacar que Monreal resultó un buen aprendiz del dueño de su partido -el señor López por supuesto-, porque ya se desmarcó de su otrora cercanísimo hombre de confianza, Pedro Pablo de Antuñano, exactamente igual que ha hecho El Peje con cuanto personaje ligado a él, cae en desgracia. Parece que ambos sufren graves casos de amnesia selectiva.
Pero bueno, ya sabemos que Monreal no debe preocuparse de nada, pues cuenta con la irrestricta solidaridad del gobernador chiapaneco Manuel Velasco Coello, quien en su cuenta de Twitter expresó el sábado anterior –y muy seguramente a nombre de todos los integrantes de su gobierno-, “nuestra solidaridad a Ricardo Monreal, ante la guerra sucia que hay en su contra”… No, pues con ese espaldarazo, ya Monreal puede dormir tranquilo.
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