El episcopado ante el segundo piso de la 4T
Thot, dios de la luna, es al mismo tiempo, en la mitología egipcia, el “escribano de los dioses”.
ERNST CASSIRER, Las ciencias de la cultura
La secretaría de las Culturas del gobierno de Oaxaca anunció ayer martes que se suspendió, en el presente año, la Convocatoria Colección Parajes, espacio editorial para los autores locales. La negación se suma como una más de la serie de ineficiencia y burocracia para el día a día del ciudadano y las comunidades, que contemplan su realidad en tiempos de pandemia COVID-19 con un alto grado de dignidad y tolerancia.
¿Qué importancia tiene para la sociedad que jóvenes y viejos, mujeres y hombres escriban, publiquen historias?
Habitamos el tiempo de las narrativas, lo muestra cada mañana el huésped de Palacio Nacional; ¿por qué el gobierno del estado no favorece la publicación de historias? Oaxaca no cuenta con espacios editoriales, padece atraso hasta para mostrar el desprecio por la gente que nos gobierna.
En Los hombres que dispersó la danza (1929) Andrés Henestrosa hace una apropiación del vocablo zapoteca Binnigulaza, “gente de las nubes”. Henestrosa cambia “nubes” por “danza”, a partir de la función del lenguaje elabora la reinterpretación del origen de un pueblo, levantó la tradición que llega a nuestros días; Wlfrido C. Cruz, el investigador istmeño, habla del origen de la lengua zapoteca, que nació en los Valles Centrales, alude a las siete ramas, siete astillas de un mismo tronco.
Tiempos de pandemia, corren noticias de fallecimientos y contagios, cunde el temor y la crece la conciencia de que esta vida tiene un final. ¿Quién contará la historia de nuestro tiempo? El barrio amanece con tañer de campanas, llama a velorio, ¿quién contará la historia del que nos abandona?
Al negar el espacio de las publicaciones el gobierno estatal se ataca a sí mismo, ¿dónde aparecerá la historia de este gobierno?
En la estación de Medias Aguas, en Sayula de Alamán las autoridades dieron el banderazo de las obras de la rehabilitación del tendido férreo; el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec volverá a correr como hace un siglo, anunciaron. En la hora de los discursos, esto dijeron: “Hace más de un siglo un oaxaqueño tuvo la capacidad y la visión de ver una gran oportunidad entre dos pueblos en estas tierras, era una visión de progreso y desarrollo, ese oaxaqueño se llamaba Porfirio Díaz” (intervención del gobernador Murat). El presidente dejó en claro que no reconocía la importancia histórica de Porfirio Díaz, el “soldado de la patria”, en su discurso mencionó a Juárez: “esta ruta fue un acuerdo en la época de la Reforma, un acuerdo muy polémico, porque se iba a permitir al gobierno de los Estados Unidos el libre tránsito por esta franja de nuestro territorio, el Tratado MacLane-Ocampo” (versión estenográfica de Presidencia de la República).
Escribir será la forma pacífica de mostrar rebeldía, inconformidad, Oaxaca no aguanta más tomas de calles, bloqueos, toma de oficinas, secuestros de legisladoras.
Andrés Henestrosa –en su columna del sábado 28 de abril, 1956-, comenta la obra de Francisco Bulnes, El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el imperio (1904): “Francisco Bulnes no duda que Benito Juárez tenía gran empeño en defender la independencia nacional contra los franceses, pero hizo todo lo que era de rigor para que la perdiéramos con los Estados Unidos”.
Las letras sirven para retener el tiempo, hacerlo nuestro para mantener el espíritu crítico; con la negativa del gobierno estatal para que jóvenes y mujeres publiquen historias, se les troza un cachito de futuro a las comunidades.
La pobreza en el Istmo de Tehuantepec campea, prevalece la marginación, el olvido. En su discurso el presidente defendió la figura de Juárez: “el gobierno de Porfirio Díaz retomó el proyecto y se llevó a la práctica, no quedó inconcluso. En ese gobierno se construyeron los dos puertos, el de Salina Cruz y el de Coatzacoalcos, antes Puerto México”.
Las obras quedan como testimonio de nuestro paso por el tiempo, referencia efectiva para que la gente haga arme su vida, su cotidianidad, ¿cuál será la referencia para nuestros hijos si no dejamos ni las historias de nuestro tiempo?
Las obras se olvidan, permanecen los discursos, las intenciones; la Historia, madre sin hijos, recoge papeles, los arroja al viento y alguien, un necio, los recoge y los dispone en las páginas de un libro.
En Youtube circulan imágenes de la llegada de Porfirio Díaz a Tehuantepec (al piano se escucha el Dios nunca muere). El general Díaz desciende del tren presidencial y le abren la reja de los muelles del puerto de Salina Cruz; era el acto inaugural de la gran obra que traería progreso y empleo a los habitantes de la región zapoteca (1907). El gobierno de la república, desmemoriado, llegó a la estación de Sayula, ofreció progreso a la nación que permanecía en semáforo rojo.