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“Es altamente improbable que se pueda erradicar el virus del SARS-CoV-2 del mundo, porque a diferencia del virus de la viruela, el coronavirus existe en reservorios naturales como roedores o venados que permiten que el patógeno pase de especies animales a humanos”, afirmó Carlos Arias Ortiz, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, al participar en la mesa ¿Qué hemos aprendido durante esta pandemia en América Latina y cómo prepararnos para la próxima?
La sesión formó parte del ciclo El maravilloso mundo de los virus, coordinado por Susana López Charretón, miembro de El Colegio Nacional, informó en un comunicado.
El virólogo mexicano expuso que la plasticidad evolutiva que ha mostrado este coronavirus con la aparición de sus variantes implica un problema para controlarlo, hasta ahora la inmunidad conferida por la vacunación es del orden de seis a ocho meses y la aceptación de la vacunación es parcial. Motivo por el cual “es muy poco probable que se pueda eliminar. La opción para convivir con el virus es controlar la infección, lo que implica medidas de higiene respiratorias necesarias como el uso de cubrebocas y la ventilación”.
El miembro del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, llamado CoViGen-Mex, también se refirió a esta organización integrada por investigadores asociados de diferentes dependencias, como la colegiada Susana López Charretón, y formada por las cinco instituciones centrales dedicadas a la secuenciación del genoma y a proveer las muestras de todos los estados del país. Financiado por CONACYT y el Instituto de Salud Pública de la Universidad de Miami, el consorcio fue capaz de secuenciar, en México, cerca de 90 mil genomas completos del coronavirus desde su origen.
Subrayó que, después de tres años, “la sociedad está cansada de pensar en este tipo de temas; sin embargo, es importante que no se olvide, que, a pesar de ese cansancio tenemos que pensar cómo prepararnos para la próxima pandemia y las próximas epidemias que, sin lugar a dudas, se van a presentar”.
De acuerdo con el especialista, existen cuatro aspectos importantes que se deben tomar en cuenta para una próxima pandemia: la vigilancia epidemiológica y genómica, que se refiere a la identificación del patógeno para el desarrollo de métodos de diagnósticos, medicamentos y vacunas; la investigación, desarrollo tecnológico e innovación, que impulsa la investigación en biomedicina y enfermedades infecciosas; la infraestructura, es decir, una capacidad hospitalaria más amplia y con mejores instalaciones, equipamiento y reserva estratégica de equipo de protección personal y médico con financiamiento suficiente; y la organización-comunicación-divulgación, elaborar planes de respuesta estratégicos integrales que incluyan a todas las instituciones, basados en la evaluación crítica de la pandemia actual y que vaya más allá de las defensas políticas.
En febrero de 2020, el CYTED creó la Covid Red, en la que participan colegas de investigación de salud pública de 21 países de Iberoamérica, quienes trabajan desde dos ejes principales, el diagnóstico y los aspectos virológicos; y el aspecto clínico, de tratamientos y prevención. “La red ha tenido un impacto muy grande y continua hasta 2024 para estudiar virus que han ido emergiendo como la Influenza aviar y la Hepatitis con posible asociación con adenovirus, un intercambio académico para solucionar problemas del actuar a nivel clínico y de laboratorio”.
“Lo que podemos hacer desde la academia es dar información nueva, resultados de investigación que puedan ser aprovechados a futuro, eso tiene que continuar”, enfatizó el científico. Comentó que no es necesario inventar nuevas cosas, si las que ya están funcionan bien, sólo requieren mejorarse y una mayor inversión de dinero. “Trabajar en prevención siempre es difícil, se trabaja en el momento y sobre la emergencia, pero el problema es el divorcio entre la ciencia y la política, la pandemia nos ha enseñado lo conveniente que es trabajar de forma continua y en conjunto, como lo hicimos en Uruguay”.
Algunos aprendizajes
En su participación, Sandra López Vergés, del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios en la Salud, de Panamá, explicó que, desde el Departamento de Investigación en Virología y Biotecnología de la dependencia, encontraron el primer caso de coronavirus detectado por PCR, en Panamá. “Esto demostró la importancia de tener laboratorios con capacidad de biología molecular y de secuenciación para responder a virus nuevos y poder unir la investigación con la vigilancia y el diagnóstico”.
Con ayuda de laboratorios de seguridad biológica tipo 3, detectaron los linajes y las variantes de SARS-CoV-2, su lugar de origen y las provincias en las que se trasmitieron, “fueron los linajes endémicos los responsables de la mayoría de los casos, como fue el A.2.5, responsable de la segunda ola del país”. En palabras de la especialista, la única ola que Panamá vivió de manera similar al resto del mundo fue la de Ómicron, las anteriores fueron afectadas por linajes endémicos. “Tuvimos una respuesta en tiempo real y con una plataforma las personas pudieron ver las variantes que circulaban”.
Comentó que, en Centroamérica y el Caribe, el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios en la Salud es el único que tiene un laboratorio de bioseguridad 3, por lo que en la institución se pudo aislar el SARS-CoV-2 en diferentes muestras para analizarlas, el problema fue que todos estaban enfocados en el diagnóstico. “Es importante que los científicos se sientan parte de la sociedad y que la sociedad entienda lo que pueden aportar con las diferentes áreas científicas”.
“Uno de los mayores aprendizajes es que la salud humana depende de la salud animal y del medio ambiente, esto es importante con los temas relacionados con el cambio climático”. Para la bióloga panameña, los gobiernos sólo tienen visiones de respuesta por cinco años, pero se requiere una visión foresight, es decir, que piense en un futuro no menor a 30 años y que sea flexible, a través del tiempo, según el contexto. “Pensando en pandemia se necesita tener una visión de prevención, respuestas a brotes y manejo de crisis. Tenemos que hacer que las tecnologías no sean costosas y sean sostenibles en el tiempo, porque son importantes en la materia”.
Al tomar la palabra, Fernando Valiente Echeverría, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, habló de la importancia de la participación de las universidades chilenas en el diagnóstico de COVID-19. “El 26 de marzo de 2020, se autorizó por primera vez a los laboratorios universitarios hacer pruebas. Durante el 2020 se montaron 30 laboratorios universitarios en todo Chile, lo que permitió el 15 % de diagnósticos a nivel nacional, recibimos casi 4 mil 700 millones de pesos de privados y un fondo de funcionamiento de mil 500 millones para solventar una red que contaba con 692 trabajadores a lo largo de todo el país”.
Paralelamente se crearon, desde las universidades, el Consorcio de Genomas SARS-CoV-2 y la Red de Laboratorios de Vigilancia genómica de SARS-CoV-2 en aguas residuales, lo que ayudó al Instituto de Salud Pública de Chile en la tarea de secuenciación y vigilancia. Además, diseñaron un sistema versátil para secuenciar el genoma del coronavirus y así anticipar la protección de las vacunas en la población, según la variante circulante en el momento.
“La pandemia mostró que carecemos de infraestructura avanzada, lo que nos deja en desventaja para generar evidencia local con los virus emergentes, se debe invertir más en ciencia de anticipación y tener fondos de asignación rápida para responder oportunamente y generar evidencia. La articulación entre los ministerios y la academia debe ser constante y permanente en el tiempo; por lo que la vigilancia genómica de lo que se conoce y no se conoce es primordial”, sostuvo el científico chileno.
Enfatizó que la desinformación y las noticias falsas son los enemigos principales para el control de una pandemia, por tal motivo la colaboración es primordial. “Se tiene que seguir cultivando desde la academia, la labor del científico al servicio de la comunidad, ver que las universidades se abrieron para apoyar al diagnóstico era un crédito de estas hacia la ciudadanía, esperamos que eso pueda verse reflejado en la cantidad de fondos que se destinen en los presupuestos de los gobiernos”, concluyó Valiente Echeverría.