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México más allá de Trump
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de octubre de 2016.- Los estados de ánimo exacerbados de los mexicanos encontraron un nuevo aliciente para su enojo en la visita del candidato republicano Donald Trump a Los Pinos para un encuentro con el presidente Peña Nieto. Lo anecdótico ha sido tratado en miles de 140 caracteres. Pero el fondo real quedó varado en la estratósfera de las razones de Estado.
La parte más importante fue la acumulación de evidencias de que México necesita replantear sus relaciones generales con los EE.UU. Durante el siglo XIX y hasta 1970, el conflicto histórico resumido en la pérdida de la mitad del territorio en 1848 definió el trató de resistencia, con subordinación programada. De 1970 a 1982 hubo una fase de confrontación por los discursos tercermundistas y antimperialistas de Echeverría y de soberanía energética de López Portillo.
El cambio estratégico ocurrió en el periodo 1985-1993: el tratado de comercio libre negociado por Carlos Salinas de Gortari pasó por la anulación de la historia bilateral: los estadunidenses pasaron a ser socios –ricos, mayoritarios, excluyentes, pero socios al fin– y ya no imperialistas.
El problema ha radicado en que efectivamente somos los parientes pobres en la familia comercial de Norteamérica. La culpa, en todo caso, ha sido de México: el subdesarrollo y los niveles de pobreza, marginación y desempleo cruzan ilegalmente la frontera al norte y se convierten en un problema de violencia e inseguridad.
El tratado comercial multiplicó por 10 su comercio exterior –800 mil millones anuales, la mitad de exportaciones y la otra mitad de importaciones– pero su efecto en la creación de bienestar ha sido menor: México pasó del largo periodo 1946-1982 con tasas de crecimiento económico promedio anual de 6% a una mediocre de 2% en el lapso 1982-2016. Mientras no haya empleo y bienestar en México, miles de mexicanos irán a buscarlo sin papeles a los EE.UU.
Así que no basta renegar de Trump; al final, el racismo de Trump y el imperialismo de Hillary Clinton no son personales sino que revelan el grado de descomposición de la sociedad estadunidense cuyo modo de vida –el american way of life— depende de la opresión y la explotación de los demás.
indicadorpolitico.mx
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