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OAXACA, Oax., 1 de noviembre de 2020.- Indígenas oaxaqueñas que conservan la tradición de la sacerdotisa María Sabina, practicaron un ritual de sanación al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
El patio central de Palacio Nacional se inundó de olor a incienso de copal, que en la tradición mazateca de Oaxaca se usa como un instrumento de limpieza, agradecimiento y ofrenda, para alejar los malos espíritus.
En esta ocasión, fue para dar la bienvenida a los fieles difuntos, que según la tradición mexicana, llegan este 1 de noviembre a través de sus almas.
En este 2020, 90 mil personas perdieron la vida a consecuencia de Covid 19, pero ellos no vendrán, sino hasta el siguiente año cuando hayan pasado el purgatorio. Así se cree en la tradición oaxaqueña.
Ese ritual, que fue severamente cuestionado en redes sociales, calificándolo de un acto de ignorancia, tiene un arraigo en las comunidades oaxaqueñas.
Los indígenas de la sierra mazateca de Oaxaca conservan la tradicional sanación practicada por la sacerdotisa María Sabina.
Estos rituales se popularizaron en todo el mundo luego de la publicación de un artículo en la revista Life, que narra el encuentro entre el investigador neoyorquino Gordon Robert Wasson y la chamana mazateca.
María Sabina, “mujer de conocimiento” o shuta tshinea en lengua mazateca, especialista en el uso ritual-medicinal de zetas psilocibicas, conocidas popularmente como hongos “mágicos” o “alucinógenos”, y entre los mazatecos como “niños santos” o “santitos”, fue una sacerdotisa cuya imagen trascendió su tierra y se ha convertido en un ícono de Oaxaca en el mundo.
En el ritual en Palacio Nacional, Teresa Ríos, cuyo huipil portan las paisanas mazatecas, en su lengua natal proclamó el nombre del presidente, Andrés Manuel López Obrador y pidió a los dioses para alejar las impurezas que lo rodean.
El momento fue breve, pero muy simbólico; el mandatario federal junto con su esposa Beatriz Rodríguez Müller, en una postura seria y de respeto, permitieron que la mujer lo rodeará de la humareda que desprendía de su traste de barro y pasará por encima el ramo de hierbas.
Fue un reconocimiento a los pueblos originarios de México, de las tradiciones e historia que se desprende de ellos.
Así, López Obrador inauguró la ofrenda denominada “una flor para cada alma, una ofrenda homenaje a las víctimas de la pandemia de Covid 19”. Las 90 mil almas que se extinguieron en México.
El Presidente encendió una vela en señal de vida y la esperanza, sobre todo para aquellos que aún siguen en la batalla contra la pandemia.
López Obrador señaló que el sábado iniciaron los 3 días de luto nacional por las víctimas de la pandemia.