Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de agosto de 2019.- En la torre de Babel mañanera, donde como en el pasaje bíblico, se intenta llegar al cielo por la vía del discurso y no del merecimiento, este lunes sorprendió la postura anti protocolaria de la titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara, quien tuteó al presidente de la Republica, en dos ocasiones, considerándose una falta de respeto institucional, sin embargo, hay que analizar el moderno cambio cultural que se gesta al seno de las nuevas generaciones, que procuran un adiós al tratamiento del “usted”.
El presidente ha implantado un nuevo estilo de gobernar, rompiendo con protocolos e irrespetando a la sociedad civil y el orden institucional.
Si bien ello se refleja en su discurso, acciones y actitudes, su talante antisistema lo ha legitimado en las urnas con un capital político trabajado durante años.
Al contrario, tuvo la oportunidad de aprender en la arena legislativa (senado 2012 PT y diputación 2018), sin adquirir un comportamiento político distinto a la lucha de poder.
En 2019, se le empoderó al frente del deporte mexicano, donde ha sido acusada de soberbia, corrupción y de irse en contra de sus excompañeros, quienes la catalogan como una funcionaria insensible y con falta de compromiso.
Más allá de que le señalen que los resultados que presumió en la justa panamericana, Ana Gabriela, no pertenecen a su gestión al frente de Conade, sino a la de su antecesor, a quien acusa de corrupción, la cercanía con AMLO es una realidad que no es bien vista desde adentro y que se refleja en la versión estenográfica de la conferencia, donde se matiza el tuteo.
Para sociólogos y antropólogos, el dejar atrás el «usted», está muy ligado a las nuevas realidades y valores sociales. «La sociedad del conocimiento tiende a relaciones más horizontales y menos verticales, más cooperativas, más productivas, de más igualdad entre los sujetos que participan, y eso hace que se imponga un trato más cercano», exponen.
En las normas de cortesía tradicionales, el tratamiento de usted ofrece una relación de respeto. Es una consideración o deferencia que se tiene con una persona a la que no se conoce o a la persona que es un superior jerárquico a nosotros.
El hablarle de tú a la otredad infiere un trato más cercano, pero no es políticamente correcto. Es una moda “milenial” el dirigirse al interlocutor con el segundo pronombre, (tú) para establecer una relación de poder entre iguales. Si bien el “usted” agoniza como remedio de los conflictos relacionales, hay protocolos que lo exigen, por lo menos públicamente. Ana Gabriela, por cierto no es milenial, sino de la generación X.
La idea de convertir al tuteo como convención social que promueve relaciones más libres e igualitarias es un proceso aun no instaurado en los protocolos, aunque impulse a una sociedad más igualitaria, a la pérdida de distancias jerárquicas en las relaciones sociales, tiene sus riesgos.
Para sociólogos y antropólogos de esta vertiente el dejar atrás el «usted» tiene que ver con las nuevas realidades y valores sociales. Pero no se ha estudiado las implicaciones que tributa al deterioro de la vida social.
«La sociedad del conocimiento tiende a relaciones más horizontales y menos verticales, más cooperativas, más productivas, de más igualdad entre los sujetos que participan, y eso hace que se imponga un trato más cercano», exponen pero, en la vida cotidiana de las sociedades donde la lucha de poder es la forma de interrelacionarse, no se cumple y el acortamiento de la distancia se tuerce en el día a día, en una actitud de falta de respeto y violencia.
El rescate del respeto real, no el discursivo mientras se menosprecien las instituciones, la democracia y lo hecho por otros y otras, conlleva una pérdida de la credibilidad. Se requiere una serie de cambios en el comportamiento de las y los sujetos y no solo en el ámbito del lenguaje interrelacional. Es mucho más profunda la trasformación.
Hay incluso quienes permiten el tuteo, ni siquiera por esas razones sino por la denotación que las nuevas generaciones les dan y los hacen sentir, acogiéndolos dentro de relaciones y patrones juveniles, sea joven o no, su interlocutor.
El “usted” habla sobre todo de los años cumplidos. Por eso, quizá haya quien se indigne o lo rechace, porque lo traten así. Son aquéllos a los que les cuesta reconocer la existencia de esa cabeza blanca frente al espejo, sobre todo cuando llegan al poder.
Los riesgos de acortar esa distancia, aduciendo relaciones horizontales, se reflejan día a día en la falta de respeto a adultos mayores. Las personas de mayor edad son atropellados y avasallados en cualquier espacio público donde el valor de la juventud es una línea de conducta supremacista.
En el espacio virtual, sobre todo en Twitter vemos una ausencia de respeto social empezando por los nuevos ideólogos, que en su mayoría son milenials y otros más que les aventajan en edad pero que se incrustan como lapa en ese segmento social, con comportamientos similares a un adolescente.
La informalidad, tan empleada hoy en día en las relaciones sociales, en la publicidad, en la comunicación política, en la circular, está causando auténticos desastres axiológicos, es decir, los valores predominantes en una determinada sociedad, sobre todo en el mundo político y social.