El episcopado ante el segundo piso de la 4T
¡Fin de la farsa y de la reforma eléctrica!
Sin duda que pasará a la historia la sesión legislativa del domingo 17 y lunes 18 de abril del 2022 en el Congreso mexicano.
Pero no, que nadie se equivoque. No estará en la historia por la calidad del debate, por el nivel de la discusión y menos por las casi 24 horas de trabajos.
Tampoco por la congruencia y lealtad de los diputados del partido oficial, Morena.
No, lo cierto es que resultó un ejercicio legislativo histórica por el tamaño de la farsa que significó y por lo burdo del engaño a los ciudadanos una farsa un engaño que continuaba aún en los primeros minutos de hoy.
Y es que si bien ha sido una de las experiencias de mayor expectativa en décadas en el Congreso, también es cierto que todos sabían que el partido Morena, el presidente Obrador y su gobierno llegaron derrotados.
Al final, la Reforma Eléctrica se sumó a otra de las derrotas que de manera consecutiva han sufrido el gobierno y el presidente Obrador; derrotas como la Consulta de Revocación de Mandato, como la elección intermedia del 2021 y como la sanción internacional por el manejo inadecuado de la pandemia y de la violencia.
Pero tampoco es una novedad lo que ocurrió ayer en San Lázaro ya que desde el momento en que fue presentada por el presidente López Obrador, aquí dijimos que la Reforma Eléctrica era una iniciativa “que nació muerta”.
Dijimos que se trataba de una farsa que, al final de cuentas, sería rechazada por la mayoría opositora de la Cámara de Diputados.
Una farsa porque se presentó no cuando el presidente y su partido tenían mayoría en San Lázaro, sino una vez que tienen cancelada la posibilidad de enmiendas constitucionales.
Y también dijimos que los principales enemigos de la reforma eran los gobiernos de Estados Unidos, de Canadá y buena parte del mundo, ya que se trataba de una regresión intolerable frente a la urgencia de producir energías limpias y de contribuir al control del calentamiento global.
Por eso a nadie debe sorprender que, al final de cuentas, Morena y sus leales se empeñaron ya no en aprobar una reforma condenada al fracaso y para la que no tenían los votos, sino que hicieron hasta lo imposible por exhibir una vergonzosa abyección y un impensable ejemplo de sumisión, al mejor estilo de cualquiera de las dictaduras bananeras del continente.
Lo cierto es que la mañana, tarde y noche de ayer en San Lázaro lo que vimos no fue más que el viejo “derecho de pataleo” de los diputados del partido oficial y de sus aliados –que llegaron derrotados de antemano–, al tiempo que todos rindieron un inimaginable culto al “señor presidente”, al que pretendieron alagar ante su incapacidad para argumentar contra una regresión autoritaria que fue condenada por el mundo entero.
Además, claro, que de nuevo quedó exhibido el odio patológico del presidente Obrador contra el expresidente Felipe Calderón.
Y es que uno de los mayores escándalos del debate se produjo cuando por orden de Palacio, los diputados de Morena pidieron que la legisladora Margarita Zavala se excusara de la votación, ya que su esposo, el exmandatario, trabajó para una empresa eléctrica española.
Y el argumento fue de tal ridículo que por la tarde fue desechado por improcedente, en medio del aplauso generalizado.
Igual ridículo hicieron todos los intentos oficiales por comprar diputados opositores, por doblar a otras mediante amenazas y hasta se dieron casos de legisladores que fueron amenazados de manera pública para cambiar su voto a favor de Morena, lo cual se consiguió en muy pocos casos.
Al final, luego mucho ruido y pocas nueces –luego de largas peroratas sin sentido por parte de los diputados oficialistas–, la votación parecía condenar a la reforma eléctrica de López Obrador, ya que no aparecieron, por ningún lado, los votos y los argumentos para aprobarla.
Y luego del nuevo golpe que significará la derrota de la también llamada “Ley Bartlett” para el presidente, para su gobierno y para el ego del tabasqueño, ahora veremos un nuevo ridículo: el decreto presidencial “para proteger el litio”.
Y es que en otra de sus aberraciones, López Obrador anunció que “protegería el litio”, si es que no era aprobada su enmienda constitucional en materia eléctrica; la misma que ayer fue derrotada.
Lo que no sabe el presidente, sin embargo, es que el litio, igual que todos los minerales depositados en el territorio nacional están protegidos por la Constitución desde el 5 de febrero de 1917: hace más de cien años.
Por lo pronto, hoy, cuando termine la discusión y cuando la votación haya derrotado a la Reforma Eléctrica, veremos una nueva rabieta presidencial, ante una derrota anunciada.
Al tiempo.