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Caso Robles, prueba de la mafia de López
Lo dijimos desde el mismo 13 de agosto de 2019, en que fue llevada a prisión de manera ilegal y vengativa.
Dijimos que “el caso” Robles era una vendetta política al mejor estilo rencoroso López Obrador.
Dijimos que la detención arbitraria, ilegal y tramposa de la ex jefa de gobierno era la primera señal ominosa de que el presidente quería someter al Poder Judicial a su control autoritario y que, además, era una muestra clara de la muerte de la “división de poderes” en la democracia mexicana.
Dijimos que llevar presa a la ex presidenta del PRD era una estratagema perversa de López y su claque para convertir en delatora a la ex secretaria de Estado con Peña Nieto.
Dijimos que la prisión para Robles era una suerte de “purga” estalinista para “ablandar” a sus ex compañeros del gabinete –en la gestión de Peña–, a quienes el nuevo gobierno federal pretende persguir.
Dijimos que, por tanto, la ex jefa de gobierno del DF era “la primera presa política” del dictador López Obrador.
Y, sobre todo, dijimos que al llevar presa y de manera ilegala la señora Robles, el presidente Obrador ponía en marcha las “persecusiones políticas ejemplares”, propias de una dictadura.
Es decir, AMLO mandaba un mensaje de terror a sus adversarios y enemigos políticos; mensaje de persecusión y cárcel, propios de un dictador.
Curiosamente, luego de casi 30 meses de prisión, la mafiosa justicia mexicana no ha podido probada una sola irregularidad contra la señora Robles pero, en cambio, ha quedado al descubierto una nueva “mafia del poder” que exhibió toda su podredumbre en el caso de Alejandra Cuevas.
Y es que el “Caso Cuevas” confirmó que el “Caso Robles” es otra estratagema perversa urdida desde Palacio y en la que participron el propio López Obrador, el fiscal general, Alejandro Gertz Manero y el hoy defenestrado consejero Jurídico, Julio Scherer Ibarra, entre otros.
Y también quedó claro que la diabolica decisión de mantener presa a la ex dirigente del PRD pretendía obligarla a delatar a todo el gabinete de Peña Nieto; trampa que con dignidad aplaudible rechazó la señora Robles.
Así lo dijo en la más reciente carta enviada a López Obrador, el presidente al que acusa de encabezar la “mafia del poder” que la mantiene en prisión, violando la Constitución, desde hace casi 30 meses.
A continuación un extracto de la citada carta.
1.- “Me llegaron informes de que en 2019, previo a mi detención, en una conversación sostenida entre usted, el fiscal General y el exconsejero jurídico se discutió mi situación. El fiscal los convenció de que la única manera de llegar a peces más gordos era presionándome con la cárcel. Ahí se decidió mi suerte. Se armó toda una maquinaria, incluido el juez/sobrino de apellido Padierna, para atraparme en estos muros.
2.- “Me convertí en rehén. Además de ser la única (por cierto mujer) privada de su libertad por la supuesta triangulación de recursos a las Universidades (lo que hasta ahora no se ha demostrado, por el contrario, dicha hipótesis ha sufrido serios reveses en el Tribunal Administrativo).
3.- “Todo esto se confirma con las declaraciones del Fiscal Gertz Manero en una conferecia impartida el 12 de agosto de 2020 en el Colmex. Ahí señaló que estaría detenida hasta que decidiera ‘cooperar’, como lo había hecho Emilio Lozoya. ¿Qué pensará ahora de la supuesta cooperación del extitular de Pemex, si la propia fiscalía decidió que nadie más estaba involucrado en los recursos obtenidos por el caso Odebrecht?
4.- “Él esperaba (El Fiscal Gertz Manero) que con la tortura que significa la cárcel, de manera cobarde, les ratificara una historia sin sustento. Que para salvarme a mí inculparía con falsedades a otros. Se equivocó. Y haciendo uso de mi derecho decidí demandarlo, a pesar de que significaba enfrentarme a un personaje que utiliza su cargo para venganzas, y a quien nadie contradice porque tiene miedo.
5.- “Una licencia falsa, un juez a modo, sin que yo supiera previamente que se me investigaba, sin que tampoco tuviera acceso a la carpeta con el tiempo suficiente ni la posibilidad de diluir las acusaciones, se me privó de mi libertad. No importó que me presentara a la audiencia voluntariamente, que estuviera convencida del que ‘el que nada debe nada teme’, mi suerte estaba echada. Un pequeño grupo de tres hombres tomó la decisión de mi presente y de mi futuro.
6.- “No importó que el delito por el que se me acusa no merezca la cárcel. Ni tampoco que la ASF nunca presentó una denuncia en mi contra, ni siquiera un procedimiento resarcitorio. Tampoco importó que la denuncia que sirvió de base para mi imputación fuera presentada por mexicanos contra la Corrupción, a quien usted descalifica constantemente.
7. – “Después de dos años y medio, lo único que tienen es el falso testimonio de un testigo protegido y digo el nombre: Emilio Zebadúa, a quien no se le ha exigido ni una sola prueba y no se le ha llamado en un solo momento a comparecer ante la justicia.
8.- “Señor presidente: Usted me conoce mejor que mucha gente. Sabe que es una infamia lo que han hecho conmigo. Me preocupa que, conociendo el talante de señor fiscal, por el hecho de que se han caído casos como el de los supuestos implicados por Emilio Lozoya, se ensañe aún más conmigo, abusando una vez más de su poder para mantenerme encarcelada injustamente.
9.- “Sólo usted puede ponerle un alto. No pido. Exijo JUSTICIA”. (Fin de la cita)
Pero tampoco se trata de la primera carta pública de Rosario Robles.
En octubre del 2020 Robles publicó una segunda misiva en la que denuncia que la fiscalía general había buscado a algunos de sus excolaboradores para ofrecerles impunidad a cambio de que firmen infundios en su contra.
Meses antes, al cumplir un año en prisión, en agosto del mismo 2020, Rosario Robles difundió su primera carta pública, en donde ya denuncia los intríngulis de una persecusion mafiosa que hoy se ha confirmado.
Así lo dijo: “Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí.
“Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia.
“Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice. Se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostarme, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen. Llama la atención que soy la única en esta condición.
“A quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad.
“La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia. Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer”. (Fin de la cita)
Lo cierto es que luego de 30 meses de venganza e injusticia, no han probado un solo delito contra Robles, mientras la corrupción y las practicas mafiosas desmoronan la justicia en el gobierno de López, en medio de la alarma del mundo.
Al tiempo.