Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
¡Es cierto: AMLO borra las pruebas del saqueo!
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de enero de 2021.- Aquí lo señalamos en muchas ocasiones, con datos duros y con hechos.
Más aún, la última advertencia la hicimos apenas el pasado 6 de enero, en el Itinerario Político titulado “Los Intocables de AMLO”, en donde dijimos que el mandatario mexicano prepara una fuerza mafiosa de intocables para ocultar las montañas de corrupción en que se ha convertido su gobierno.
Y hoy decimos que se confirma la advertencia porque la mañana de ayer, 7 de enero, el propio López Obrador anunció que propondrá al Congreso la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, el INAI, además de la Auditoria Superior de la Federación y del IFETEL.
Con el típico argumento “engañabobos” de la corrupción y de que se gasta mucho dinero que “podía llegar a la gente”, como llama López al regalo del dinero clientelar los mexicanos, propuso lo siguiente.
El paso del INAI a la esfera de la Secretaría de la Función Pública, aberración que le quita al Instituto de Transparencia la calidad de órgano autónomo del Estado y lo reduce a una ventanilla más del propio gobierno.
Es decir, el propio gobierno “vigilará el uso del dinero público por parte del mismo gobierno” y tan tan. O, visto desde otra cara, que el propio presidente solapará todo tipo de saqueo en su gobierno.
Y es que resulta claro que, ante el hedor ya intolerable de la corrupción del gobierno de AMLO, el presidente responde con una facilona y –según el–, “brillante ideal”; poner tapadera al bote de basura de la ratería oficial para, con ello, evitar la pestilencia de la corrupción. Algo así como poner de vigilantes del dinero del pueblo, a los ladrones del pueblo.
De igual manera, la Auditoria Superior de la Federación es una instancia autónoma del gobierno federal –no pertenece a la esfera del Ejecutivo–, sino que es el principal instrumento de control del gasto público con el que cuenta del Poder Legislativo, en especial de la Cámara de Diputados.
Por eso obliga la pregunta ¿Van a aceptar los diputados la mutilación de uno de sus principales instrumentos de soberanía, para solapar las corruptelas, la transa, el moche, los cuates y las cuotas, sólo porque se los pide un presidente depredador y corrupto como López Obrador?
En este caso, igual que en el de la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, lo que pretende López Obrador es que su propio gobierno vigile el gasto de mismo gobierno.
Es decir, dejar la vigilancia del buen uso del dinero público y el combate a la corrupción de los funcionarios ladrones, en manos de los corruptos y ladrones del propio gobierno de AMLO.
Y para ello, el presidente López de nuevo sacó de la chistera otras de sus “brillantes ideas”; pasar las funciones de la Auditoria Superior de la Federación a la Fiscalía Anticorrupción.
Dicho de otro modo, que el Poder presidencial intentará apoderarse de funciones esenciales del Poder Legislativo. Y eso no tiene otro nombre que dictadura.
Por último, la tercera de las “grandes ideas” de Obrador es desaparecer el Instituto Federal de Telecomunicaciones, otra institución clave del Estado Mexicano y que según el presidente se convertiría en una ventanilla más de la Secretaría de Telecomunicaciones; dependencia a la cual ya mutiló de por lo menos una de sus subsecretarías.
Pero en este caso el daño podría ser no solo a los mexicanos, sino que sería un daño multinacional.
¿Por qué?
Porque López no sabe, no entiende o cierra los ojos a la realidad de que el papel del IFETEL es uno de los pilares del Tratado de Libre Comercio –en el ramo de la estratégica industria de la comunicación– y que su desaparición significaría una grave violación al acuerdo de intercambio comercial entre México, Canadá y Estados Unidos.
Pero quizá el mayor obstáculo, en las tres propuestas presentadas la mañana de ayer por López Obrador, es que hacer dichos cambios no solo significan una reforma constitucional, sino que en los hechos es la apropiación de todos los instrumentos de trasparencia y rendición de cuentas, antes de las elecciones de junio próximo.
Y es que, como dice el viejo refranero popular, “el miedo no anda en burro” y López Obrador “ya siente pasos en la azotea” luego de la alianza PRI, PAN y PRD, que le arrebatará el control del Congreso.
Al tiempo.