Los jueces del futuro
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de junio de 2020.- Los hechos violentos que hemos visto en Jalisco nada tiene que ver con el reclamo legítimo de justicia por la muerte de Giovanni Pérez, un joven presuntamente asesinado a manos de policías municipales.
Es evidente –para todo el que lo quiera ver–, que el vandalismo y la violencia orquestadas desde el poder central son parte de un montaje armado para golpear al gobierno de Jalisco.
Y es que la dizque “insurrección” social –como la llamó Dante Delgado–, no es más que una vendetta ordenada en Palacio y operada por los sicarios más eficientes del presidente.
Sí, es una venganza contra un gobernador estatal –el de Jalisco–, que no sólo cometió el “pecado capital” de no subordinarse a los caprichos imperiales de AMLO, sino que en sus alforjas políticas lleva todos los instrumentos para capitalizar la desastrosa gestión de López Obrador, rumbo a la aún lejana contienda presidencial de 2024.
Es decir, que un presidente rebasado, como López Obrador –cuyo gobierno es un fracaso total–, utiliza a Jalisco como “conejillo de indias” no sólo para darle un respiro a su derrotada gestión –ahogada en miles de muertos por la violencia y la pandemia–, sino para “limpiar el terreno” de potenciales enemigos en las contiendas electorales del 2021 y 2024.
Sí, asistimos a un desquite al mejor estilo de los mensajes represivos de Obrador; el manotazo ejemplar, para que todos vean el tamaño autoritario, el nivel de sus vendettas represivas y el peso de su poder unipersonal.
Pero, sobre todo, el golpe lanzado desde Palacio contra un gobernador rebelde, como Enrique Alfaro, es el aviso a todo el reino de que, de ahora en adelante, no se tolerará la insubordinación.
Y es que –otra vez citando Dante Delgado, ex aliado de AMLO–, para el presidente López Obrador sólo existe un valor a respetar en sus alianzas y complicidades; “el valor de la subordinación”.
Y ay de aquel que no se subordine, que no se pliegue a la voluntad del rey de Palacio, porque sobre su cabeza caerá toda la furia de la que es capaz un tirano autoritario, represor y nada democrático.
Sí, si no lo sabían, resulta que Enrique Alfaro es de los pocos “políticos ciudadanos” que se han atrevido a decir “no” a López Obrador –junto con Movimiento Ciudadano–, cuando AMLO intentó convertirlo en su aliado, a cambio de traicionar a Dante Delgado.
Desde entonces, Enrique Alfaro se convirtió en enemigo de AMLO; desde entonces Obrador “se la tiene sentenciada” y desde entonces se fraguaba el desquite que hoy llevó a cabo, desde Palacio y con todo el peso del Estado, el vengativo López Obrador.
Y es que para nadie es nuevo que en la casa presidencial ven como “traidor a la causa lopista”, a todo aquel que no se subordina a los caprichos, las ocurrencias y los disparates de AMLO.
Enrique Alfaro, en cambio, no sólo se negó a esa subordinación, sino que todos los días, a partir de que llegó al gobierno de Jalisco, “pinto su raya” y se propuso la construcción del camino más corto al poder presidencial.
Y ese camino pasa por la independencia política y “la sana distancia” del poder presidencial. Por eso, Alfaro diseñó su propia estrategia ante un flagelo mortal, como la pandemia de Covid-19, lo que de inmediato lo confrontó de nuevo con el presidente.
Pero Alfaro, junto con el dueño de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, “tienen otros datos” y van por el poder presidencial, a partir de esa escalera monumental que en su contra construye López Obrador.
¿Y cuál es esa escalera?
Casi nada, la montaña de errores del presidente; la ineficacia de los “enanos” del gabinete y, sobre todo, que en Morena no tienen una sola carta capaz de despertar confianza, simpatía y esperanza para las elecciones federales del 2021 y 2024.
Alfaro, igual que gobernadores como los de Querétaro, Guanajuato, Sinaloa, estado de México, Michoacán y Tamaulipas, se han colocado como punteros en las contiendas electorales por venir y, por tanto, son fuertes aspirantes presidenciales.
Y esa “desbandada de presidenciables” es a la que López Obrador les manda el mensaje del vandalismo y la ingobernabilidad, a partir de montajes como el operado en Jalisco, contra el gobernador Alfaro.
Y si algún ingenuo aún duda de que la violencia orquestada en Jalisco es parte del “Circo de López”, vale recordar que, en días recientes, en Tijuana fue asesinado por la policía municipal el joven Oliver López. ¿Y qué creen? Sí, que, en ese caso, nadie de Morena alzó la voz.
¿Por qué?
Porque Baja California es “gobernada” por Morena.
Así el “Circo de López”, retrato de cuerpo completo de las venganzas presidenciales.
Al tiempo.