Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de octubre de 2020.- La sorpresiva noticia de la detención del ex secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, en Estados Unidos, confirma el profundo debilitamiento institucional que vive el país.
Si no es un narcoEstado, al menos somos un país profundamente sometido al imperio estadounidense. El temor de López Obrador a los dictados de Trump así lo revelan.
Y lo peor: hoy es evidente que el aparato de justicia en México es inoperante. En lo interno, se pliega a los deseos del Ejecutivo Federal; en lo externo, la justicia trascendental se imparte en las cortes de los Estados Unidos.
Curiosamente, el verdadero combate a la corrupción viene allende las fronteras. Aquí, sólo se esbozan ridículos remedos de democracia directa, a través de consultas costosas, increíbles e inútiles.
Millones se preguntan si López Obrador estaba enterado. Sus últimas declaraciones revelan que no. Quizá le dijeron que había una investigación en camino, pero nunca le informaron de la profundidad y la trascendencia.
Hoy, a los ojos de muchos militares, su Jefe Máximo los traicionó. A otros, nos parece que el factótum del poder de EEUU lo puso contra la pared. Es un mensaje expreso, abierto: “lo sabemos todo”.
Lo más grave, es que existen videos, algunos conocidos y otros por conocer, en los que se ve al actual mandatario, saludando a la mamá del Chapo, días después que se le vio en un hotel de Culiacán con los abogados de esa familia.
Todo ello, después del fatídico jueves negro del “culiacanazo”, en que el Estado mexicano fue amenazado abiertamente por Ovidio Guzmán, sin que después hubiera un proceso judicial. Fue, literalmente, un “ARMISTICIO”, sin guerra.
Esto se da en un ambiente enrarecido, en el que el proceso de militarización del país ya está en camino y la Guardia Nacional podría, en breve, quedar bajo órdenes directas del Ejército.
El problema es que, a la luz de sus declaraciones, López Obrador hoy se da cuenta de lo profundamente delicada que es la situación. La justicia de Estados Unidos, ya bordea los linderos de la violación de nuestra soberanía.
Descubrió que la DEA “entraba a México como Juan por su casa e incluso operaban. No sólo había labores de inteligencia, sino iban sobre los blancos, y los miembros de las Fuerzas Armadas Ejecutaban…”
Es decir, en una sola declaración, López Obrador pulverizó al aparato de justicia mexicana y a las propias Fuerzas Armadas, porque éstas obedecían dictados de un organismo extranjero.
Los asuntos de inteligencia y de seguridad nacional de un Estado soberano, fueron vulnerados por la DEA. Este es el centro de la argumentación jurídica que blandirán los abogados de Cienfuegos y García Luna.
Así como la DEA tenía a sus agentes encubiertos dentro del narcotráfico, que compraban droga, así el Estado mexicano podía construir sus propias estrategias y tener evidencias para pacificar al país, acorde a su soberanía
Decir “Eso ya no”, sólo queda en frase retórica del Presidente. En los hechos, ya están metidos hasta la cocina y seguramente ya tienen informes del origen del dinero de Pío y otros que alimentaron una campaña que duró 18 años.
Bajo estos fantasmas ¿qué grado de independencia puede tener el mandatario? Resulta sospechosa la sumisión con la que usó a la GN para patrullar la frontera sur y la aquiescencia para entregar el agua que ahora exige Texas.
El presidente pregunta: “¿Por qué sólo se acusa, se involucra a quienes han participado en estos hechos en México y ellos no hacen una autocrítica, una reflexión de toda la intromisión de esas agencias en México?”.
Ese, precisamente, también será uno de los argumentos que usarán los abogados de Cienfuegos y García Luna en las cortes estadounidenses y, de llevarse a una corte internacional, ganarán el caso.
México se ve como un país débil, pero su presidente también. Al menos para los Estados Unidos. Sus discursos no tienen sentido para el vecino del norte. Hablar de combate a la corrupción sin estar enterado de lo que pasaba, es increíble.
Sabremos, quizá, qué paso en Ayotzinapa, en Tlatlaya, quién mató realmente a Colosio. Pero no será por artes de la justicia mexicana, sino por las filtraciones de delincuentes y testigos que declaran en Estados Unidos. Aquí, no hay nada.
Por ende, es una situación en extremo delicada, pues ahora las Fuerzas Armadas, las únicas que gozaban de cierto prestigio y confiabilidad, también están en picota.
¿Cómo justificará López Obrador el concederle al Ejército la construcción y administración del aeropuerto, del Tren Maya, de Dos Bocas, del Banco del Bienestar? ¿En serio es tan profundo el daño entre los civiles?
¿Todo ese poder a cambio de qué? ¿Qué es lo que tiene pensado fundar en México el mandatario? ¿Un Estado obediente a quién? Unos hablan de la influencia cubana, venezolana, del Foro de Brasil. Pero pinta a un gobierno dictado desde el norte.
Hay confusión en México. Muchos dudan del sentido de las políticas gubernamentales. Ya no creen en la sinceridad de sus palabras, como nadie creé que les robaron las medicinas contra el cáncer e influenza.
Así está hoy el nivel de credibilidad de López Obrador.