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Nearshoring, gran oportunidad que MiPyMEs no deben perder
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de junio de 2020.- Circula en Redes una fotografía del presidente Andrés Manuel López Obrador, de pie, apoyado en un atril, como enviando un mensaje.
Sentada y cobijada a todo lo que da, con un rebozo, al parecer guardando la “sana distancia”, parece la ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en retiro) y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Entre doña Olga y el presidente de México se observa un nicho con la Bandera nacional.
A los pies de la encargada de la política interior de nuestro país hay un bote tamalero con cartulina verde, leyenda manuscrita y hartas faltas de ortografía: “ricos tamalez de chilpilin y atole de guayava”.
Se trata, seguramente, de una foto truqueada.
Lo que no tuvo truco fue el silencio que la jurista ha guardado desde el martes, cuando un grupo armado asesinó en su casa de Colima, al juez Uriel Villegas Ortiz, y a su esposa, Verónica Barajas.
Para el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, se trata de un crimen de Estado.
“Que no haya duda que éste es un crimen de Estado y que cuando hay un crimen de Estado, todas las instituciones del Estado mexicano estaremos del mismo lado. Aquí no caben las diferencias, no caben las políticas, no caben ninguna otra distracción y estaremos muy atentos de cómo se vienen desenvolviendo éstas investigaciones”.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión; es decir, el poder Legislativo condenó, en los mismos términos, el artero crimen.
El presidente Obrador apenas comentó que el suceso de Colima “es un crimen atroz, condenable”.
El Poder Judicial, al que pertenece la secretaria Sánchez Cordero, reporta la muerte, a balazos, de sus integrantes: Pedro Villafuerte, acribillado en Morelos; Sergio Novales Castro, torturado en Sonora; Benito Andrade Ibarra y Jesús Alberto Ayala, baleados en Sinaloa; René Hilario Nieto, baleado en el Estado de México; Carlos Elarza Amores, emboscado en Nayarit; Vicente Bermúdez, del Estado de México, con un tiro en la cabeza.
Este martes, en Colima, el juez Uriel Villegas Ortiz y su esposa, Verónica Barajas fueron acribillados en su casa.
No se usted, pero ante la violencia que azota a nuestro país, el Estado está hoy, más que nunca, obligado a garantizar la seguridad de los mexicanos.
La pregunta es, ¿Jueces y magistrados sin rostro? o equiparlos con vehículos blindados, escoltas y chalecos antibalas
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