Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax. 23 de noviembre de 2020.- De los flagelos de lesa humanidad actuales, deshidratan las venas los atentados que se cometen contra aquellas mujeres que, con esfuerzo y trabajo conquistan espacios. Vaya esta reflexión en homenaje a nuestra compañera Florisel Ríos Delfín, presidenta municipal de Jamapa, Veracruz.
Como titular de la Secretaría de Asuntos Municipales y Desarrollo Regional del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, me correspondía la tarea de la coordinación con los gobiernos locales emanados de nuestro partido, en esa calidad, la calurosa tarde de las postrimerías de la primavera Veracruzana nos agobiaba, Valdovinos, en su habitual lenguaje dicharachero esbozaba álgidos reclamos pero, convencido de estar en la ruta correcta resistió y se limitó a pedir que insistiera en las llamadas.
Éstas eran constantes, porque la espera se hizo en medio de ese intenso calor; un tormento para él, que, prefiere los climas en medio de coníferas y a más de dos mil metros de altura. La cita la hicimos frente a un lugar que, no por sencillo, servía un excelente café de Coatepec. La espera, dijo mi compadre, valió la pena.
Después de repetidas llamadas, arribó una camioneta Frontier doble cabina de modelo reciente y descendió del volante una persona que afable nos saludó y preguntó si los únicos que estábamos en el lugar, éramos nosotros. De pie, asentí, me presenté y le saludé, dijo amable, pero con celeridad “me tardé porque Jamapa requiere trabajo y estoy dedicada a ello, pero estar en mi tierra es lo mejor, aunque, ustedes aún van a viajar más de cuatro horas de aquí a Acayucan”.
Mujer de trabajo y comprometida con su pueblo, eso es lo que pude descubrir en ese encuentro y saludo breve. La plática versó en torno de los trabajos que realizaba y, como veía ella que se desarrollarían las relaciones con un gobierno que equivocara el sentido del voto ciudadano y se ensoberbeciera. Sobre los esfuerzos que realizaba a diario para llevar desarrollo a su pueblo, es decir, se la pasó disertando sobre el ímpetu de hacer de su pueblo un lugar de oportunidades.
Nos despedimos y la expresión de mi compadre a su salida fue, “oye compadre, ¿cuántas presidentas municipales del partido tenemos en Oaxaca?”.
Hoy ya no está, las balas encontraron su cuerpo y laceraron el pensamiento de una mujer que triunfadora luchaba por su pueblo, lo que su homicidio cobarde envuelva, levanta más su espíritu. Físicamente dejó su tierra, pero, construyó con su esfuerzo el espacio de las mujeres.
Por dos razones rememoro el día que conocí a la Presidenta Municipal, la primera por la anécdota misma que he relatado y segundo para referir que, es en los gobiernos locales y sus titulares donde más se presenta la agresión contra sus vidas y seguridad personal.
Las estadísticas, señalan un alto número de concejales agredidos con la pérdida de la vida o desaparecidos. Constitucionalmente una de las tareas de todo Ayuntamiento es brindar seguridad pública a sus gobernados, sin embargo, ¿cómo hacerlo? toda política pública requiere recursos y siguen siendo los ayuntamientos el orden de gobierno con menos presupuesto.
Esto indudablemente hace que se dé prioridad a otras cosas que deben atender en sus gobiernos y se deje de lado la seguridad. Seguramente esto se va a recrudecer ya que, el Congreso de la Unión en este año eliminó del presupuesto de egresos de la federación el llamado Programa de Fortalecimiento para la Seguridad conocido como Fortaseg, todo evidencia que sin recursos y sin el menor respeto a los principios del federalismo, los municipios están condenados a fracasar en todos los tópicos de prevención a la seguridad pública y los concejales cada vez, en mayor número, estarán a merced de la delincuencia.