
Con Trump: no es campañita; entre la CIA y Boinas Verdes
OAXACA, Oax. 15 de noviembre de 2021.- Era un día frío, 25 de febrero del año 2016; se decidirían candidaturas para el proceso electoral de ese año. El lugar de convocatoria, conocido hotel al norte de la Ciudad, por los rumbos del Cerro de San Felipe. Se sucedían diversas reuniones que simulaban conclaves de los cuales se presumía saldría humo blanco. Al filo de las 11:30 horas frente a la mesa de registro de los consejeros estatales, lo único que brotó fue un estruendo y humo pestilente a pólvora. De los actores o piromaniáticos políticos, la prensa dio cuenta de sus nombres.
Una mañana antes, el secretario pidió que atendiéramos la reunión que uno de los candidatos solicitó con el grupo nuestro que equivalía a poco más de veintitrés consejeros; que en una brecha cerrada definían los resultados de la selección de los candidatos, principalmente el de quien abanderaría la contienda por la gubernatura del estado. De esa vivencia me recuerdo que hoy, en el frente del Partido de Regeneración Nacional están todos aquellos que compartieron el consejo electivo del Partido de la Revolución Democrática en esa fecha. Es en MORENA donde no falta uno solo de quienes participaron aquel día decidiendo a favor o en contra que José Antonio Estefan Garfias fuese el candidato de hasta ese día la coalición de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y del Trabajo. Coalición que fue dejada de lado días después por el Partido del Trabajo que alcanzó una votación que a la postre sería con la que pudo haber perdido la elección el Actual Gobernador de nuestro estado.
El escenario no es lo complejo que se pudiera imaginar, en el 2004 la primera coalición que enfrentó al Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca perdió frente al nuevo partido indígena que logró con uno de sus dirigentes destacados, estar al frente de la entonces Secretaría de Asuntos Indígenas. La elección la ganó el candidato del PRI, Ulises Ruiz Ortiz (URO) la ayuda “indirecta” vino de quienes cobraron con su “inclusión” en el gobierno de URO. En 2016 la jugada se repitió y José Antonio Estefan Garfias perdió frente al Partido del Trabajo su segunda intención de ser gobernador de nuestro estado. Ese caldo de cultivo que es ahora MORENA, enfrentará en el 2022 ese demonio de una enorme cabeza que es la honestidad de todos sus políticos aglutinados por la salvación divina. ¿Resistirá el resultado de la encuesta que habrá de definir quién será el candidato de ese partido a la gubernatura el próximo año?