La Constitución de 1854 y la crisis de México
OAXACA, Oax., 17 de mayo de 2021.- Las benditas redes sociales, traen en estos días un “meme” que grita y exige responsabilidad. Ilustra dicha imagen, una festividad comunitaria en honor a una imagen religiosa, con la participación de mucha gente, donde se manifiesta algarabía y aglomeración, con la ¿leyenda por qué esto no? Y en la otra parte de la imagen dice: ¿Por qué esto sí? Mostrando una imagen de campaña con actos sin ninguna medida de seguridad para prevenir contagios de Covid 19, es decir, sin distancia entre los asistentes, candidatos con la boca y nariz descubiertas, etcétera. Pienso es importante imponer ahora la responsabilidad en todos los actos, más si se trata de gobernar o representar a la sociedad en las esferas de poder.
A propósito de falta de responsabilidad y otros principios que no se observan en la lucha por el poder, viene a mi mente un episodio vivido no hace mucho con un político amigo; quien sostiene que la lucha por el poder se equipara a Los juegos del hambre. Y remata, “en eso mejor para que educamos a la gente, no los vas a cambiar, déjalos así, si eso les gusta pues que lo hagan, mientras, no darán ninguna lata”.
Retomando esa analogía con el asunto del meme citado, de verdad es triste que algunos adopten el papel del personaje del Presidente Coriolanus Snow, quién es el personaje con mayor poder en dicha obra literaria y que además para poder burlar al público tenga que recurrir a la farsa de que, cuando cae a la jaula de los monos, el Presidente Coriolanus, sintió que todas las cámaras le apuntaban y que iba a ser un golpe irreparable para su causa de búsqueda de poder, así que tuvo que bailar y actuar con Lucy Gray, para lograr llevarse el favor de mucha gente, logró su objetivo de burlar al público pero al salir, adquirió senda marca para su expediente.
Aquí queda esa breve descripción de un gobernante que, al estilo de los juegos del hambre, con sangre fría, pone a todos a jugar para conseguir sobrevivir, divertirse y salirse con la saciedad de su voraz apetito. A costa de la sangre y pobreza de los habitantes de sus 13 distritos. Insisto, se requiere diferenciar la búsqueda del poder y la participación en un proceso electoral, del verdadero quehacer político.