
Nombra Ulises Ruiz a Sofía Castro coordinadora de México Nuevo en Oaxaca
Miscelánea, salud y política
Los funcionarios públicos no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al vicio y a la disipación: Benito Juárez
Luego del espectáculo montado involuntariamente por morenistas en el poder que gustan de descansar a todo lujo o vestir outfits costosos en Tokio, España o cualquier ciudad mundial; pasando por quien intenta justificar sus excesos con un me lo merezco "luego de extenuantes jornadas de trabajo".
Qué tal quien asegura "preferir quedar mal con la oposición que con su esposa", o la pareja que exhibe con ostentación joyas y marcas sin pensar en proteger sus datos. Ellos y muchos más morenistas presentan, cuando menos, confusión de valores.
Parece ser que el poderoso Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) requiere urgentemente de ideólogos dúctiles, interpretaciones libres al ideario de izquierda social y humanista y un Código de ética elástico para justificar la falta de congruencia de sus representantes, pues varios de ellos exhiben contradicciones alarmantes con la supuesta honrada medianía que dicen profesar.
El Movimiento de Regeneración Nacional fue creado el 2 de octubre de 2011 como asociación civil, para convertirse en partido político a partir de 2014, y ya en 2015 participó por primera vez en las elecciones federales con 8% de las votaciones.
A 10 años de distancia, el partido Morena, conducido por su amado y carismático líder Andrés Manuel López Obrador pasó de ser la cuarta fuerza política del país en 2015, a convertirse en el partido mayoritario que gobierna un segundo periodo presidencial, con Claudia Sheinbaum, cuenta con un congreso mayoritario y gobernadores en 24 entidades del país.
Primero, AMLO pretendió convertirse en un líder espiritual mediante la difusión masiva de la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, quiso difundir enseñanzas para ser una mejor persona, pero el documento resultó antiguo e inapropiado, para un gobernante que debe ocuparse de la esfera pública; los Estatutos de Morena establecen para sus correligionarios en cargos públicos cumplir valores como son: honestidad, transparencia, eficiencia y cercanía con la gente.
Por su parte, la presidente Claudia Sheinbaum ha intentado llamar a sus colegas morenistas a no equivocarse, a asumir un decálogo de buena conducta para ejercer el poder cercano al pueblo, con humildad, recordándoles que "el dinero y el poder no son el éxito de una persona, sino lo es su legado, en la lucha por los derechos del pueblo de México, la democracia, las libertades y la patria. Nuestro legado está en el ejemplo que podamos dejarle a nuestros hijos e hijas".
El ascenso al poder hegemónico fue muy rápido, esto ha dado pie a excesos vergonzantes, como ejemplo un morenista actual, antes petista, como Gerardo Fernández Noroña pasó de ser un ruidoso histrión, dado a proferir ofensas a diestra y siniestra, a un arrogante presidente del Senado de la República, viajero aéreo de primera clase, quien además exigió a un ciudadano una humillante disculpa pública por atreverse a reclamarle su proceder. Luego niega que se haya subido a un ladrillo.
Primero fue la esperanza en la transformación la que llevó a 30 millones de electores a votar por el cambio, luego el ejercicio abusivo del poder permitió al amado líder desechar promesas iniciales y erigirse en la voz predominante. Para ello ocupó todo el entramado presidencial, recursos y canonjías.
Ha avanzado así un nuevo sistema, sin contrapesos, con un Congreso de la Unión oficialista; un Poder Judicial integrado con afines y estaría a punto de convertirse en totalitario al desaparecer la incipiente democracia plural y representativa, si logran cancelar el derecho de las actuales minorías a ser representados en el Congreso de la Unión.
Los cambios electorales son para "dar cumplimiento a la voluntad mayoritaria del pueblo, como dice la presidenta", asegura Pablo Gómez Álvarez, exmilitante del Partido Comunista, congresista experto gracias a los repartos proporcionales o plurinominales con los que logró ser diputado, asambleísta del Distrito Federal y senador de la República representando al PC, PSUM y PRD.
Su paso como titular de la UIF (Unidad de Inteligencia Financiera) no abonó a su buena reputación profesional como licenciado en Economía egresado de la UNAM, sino recordó a la dogmática obediencia comunista para atacar a los enemigos del régimen.
Una década atrás, Morena alcanzó a beneficiarse del reparto proporcional, figura creada en 1977 en la Reforma Electoral promovida por Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación, quien ante el reclamo de democratizar al entonces hegemónico PRI, coordinó los trabajos para encontrar la fórmula para darle cabida a los partidos minoritarios de oposición.
Por cierto, Pablo Gómez Álvarez, exmilitante del Partido Comunista de México, comenzó su activismo como miembro del Movimiento Estudiantil del 68, fue preso político por ello, y luego uno de los primeros 100 beneficiarios de la representación proporcional, en las elecciones de 1979 obtuvo su primera diputación en la LI Legislatura:
Sin embargo, al encabezar la comisión presidencial de la reforma electoral, en un ejercicio de incongruencia con su propia historia, afirma que las minorías deben desaparecer del Congreso, y se pregunta con tono de desaprobación ¿a quién representan hoy?
Claro, las únicas minorías validas son aquellas a las que pertenecieron los hoy gobernantes quienes coinciden en enarbolar banderas de izquierda y predican con aforismos de Juárez sin resignarse a vivir con el salario que gana un funcionario público. Por hoy mejor no rascar lo que esconden.
Pablo Gómez ha sido considerado por la oposición un beneficiario de los repartos plurinominales, pero eso no es suficiente para encabezar los trabajos de la reforma presidencial, ya que carece de expertis técnica y jurídica en materia electoral, además consideran que carece de espíritu democrático para formular una reforma plural que sea la base de las discusiones en el Congreso de la Unión, a partir de enero de 2026.
Hasta ahora la presidente Claudia Sheinbaum ha sido muy eficiente en dar cumplimiento a las tareas asignadas por su antecesor en materia de reformas al sistema político. Mientras, con Estados Unidos mantiene una relación de dar-dar y ha aceptado hasta derribarles barreras no arancelarias, y lo que ello represente porque oficialmente no ha informado qué comprende ese concepto.
Con cierto estoicismo pide respeto a la soberanía nacional, concepto que habrá de reconceptualizarse, ya que no existen posibilidades de exigirla en sus términos estrictos, debido a la asimetría entre naciones vecinas y la imposibilidad de entregar a los verdaderos cabecillas de las alianzas político-criminales que han provocado el periodo de mayor muerte y desolación en la historia de la relación bilateral México-Estados Unidos.
Sería ingenuo creer que Estados Unidos gobernado por Trump vaya a erigirse en protector de México o América Latina o creer que la clase gobernante cederá poder voluntariamente a la oposición o entregará a los líderes políticos corruptos; por ello es necesario participar desde todos los ámbitos de la vida social y cultural, a través de organizaciones sociales en la construcción de la Nación que queremos y necesitamos.