Cortinas de humo
MADRID, 19 de diciembre de 2016.- Las azoteas de Madrid esconden secretos que los transeúnte no alcanzan a imaginar. Desde terrazas hasta gimnasios, a huertos urbanos como el del Hotel Wellington. Nadie diría que en el cielo de Madrid crecen borrajas tan frescas como en el campo. En la azotea de este hotel, se encuentra uno de los huertos urbanos más grandes de Europa.
Otros países están mucho más centrados en temas de huertos urbanos, como París, donde se ha puesto en marcha una ley para poder sembrar huertos agroecológicos.
Desde el pasado mes de octubre el ayuntamiento de París permite a sus ciudadanos cultivar frutas, vegetales o flores en cualquier punto de la ciudad, incluso en las jardineras de los árboles. Lo único que tienen que hacer es solicitar un permiso al Ayuntamiento que se les concederá por tres años con opción a renovación
Este tipo de iniciativas sigue la filosofía del agroecologismo. La agroecología es la optimización de los recursos y los mecanismos naturales gracias a la agronomía, para que las explotaciones agrícolas sean más competitivas y sostenibles, ya que consumen menos recursos. Menos gasoil en el tractor, menos plaguicidas, menos tiempo arando las tierras. De aprovechar espacios urbanos para la plantación. Todo esto obliga a replantearnos nuestros modos de producción.
La agroecología es una inversión de futuro y, para los agricultores, también es un medio de responder a las expectativas de toda la sociedad.
Menos pesticidas y menos antibióticos en la ganadería también es agroecología. Con una de cada ocho personas que pasan hambre según la ONU, también es una formidable esperanza para el reto alimentario, ya que hace compatible el aumento de la producción, para alimentar a una población mundial en plena expansión, la explotación sostenible de los recursos y espacios que cada vez son más escasos.
Stéphane Le Foll, ministro de agricultura francés, define la agricultura como “una mentalidad, una voluntad, y también una forma de optimismo y de confianza en los recursos de la propia naturaleza y en la inteligencia de los hombres.
Un artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias
Twitter: @ismaRezZ