Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Fieles a la costumbre mexicana de dejar todo al último minuto, al azar o a la improvisación, la mayoría de las y los aspirantes a una curul o un escaño legislativo buscarán afanosamente ser reconocidas para participar en la competencia electoral.
Habrá personas quienes también confíen ciegamente en su buena relación con las y los tomadores de decisiones del Frente Amplio por México, de Morena o del Movimiento Naranja para ser designadas o figurar en los primeros lugares de las listas por circunscripción.
Sin embargo, lo que estas figuras políticas no están contemplando es que la selección será altamente minuciosa. Las dirigencias partidistas buscarán tener la total certeza de que quienes ocupen un escaño vía plurinominal sean hombres y mujeres confiables, coherentes con su palabra y con los valores del partido que la postula.
En los meses anteriores, los presidentes de los partidos, sobre todo de oposición, aprendieron que el cambio de bancada, de ideología y de convicciones está a la orden del día.
Ellos se han dado cuenta que sin importar lo mucho o poco de lo que les ha ofrecido el partido a las y los otrora legisladores, terminan por renunciar y dejar sin espacios a los verdaderos militantes y liderazgos.
La forma y fondo de la designación y postulación legislativa pasará también por el filtro del liderazgo y del trabajo en organizaciones partidistas, pero sobre todo del posicionamiento público que tengan cada una de ellas y ellos para que les permita ser altamente competitivos y rentables como bloque electoral.
Difícilmente tendrán oportunidad aquellas personas que han dejado a la desidia la visibilidad social y mediática de su trabajo y que han desairado los actos de su partido o bien, que han abandonado sus estados o desatendido sus propias tareas y causas sociales por los que fueron en su momento propuestas.
Tampoco se espera que, cobijadas o amparadas por su invisible trabajo legislativo, el cual está por concluir, logren una reelección. El bloque de partidos exigirá que solo las y los mejores formen parte de una competida legislatura de pesos y contrapesos a la nueva o el nuevo Presidente de la República.
Para la integración de los congresos locales y para las presidencias municipales y regidurías el método no será distinto al anterior.
La deserción de viejos liderazgos, de legisladores y legisladoras en Oaxaca e Hidalgo, por mencionar las más visibles, refuerzan la necesidad de postular solo aquellas personas con mejores niveles de conocimiento, aceptación e intención de voto.
Habrá quien efectivamente cuente con los requisitos de identidad partidista irrenunciable y a prueba de balas, pero que quizá el tiempo para posicionarse en la esfera pública de sus localidades sea insuficiente debido a su falta de empuje y determinación.
La competencia por la Presidencia de la República no está definida, se determina en la campaña oficial que aún no inicia y en el día con día del proceso electoral al igual que la disputa por las designaciones de los asientos plurinominales y de mayoría del Congreso federal y de los estatales.
Hoy ser presidenta o presidente de un partido en lo local o ser la o el candidato perdedor en la competencia por una gubernatura no representa obtener en automático una posición legislativa. Esos tiempos ya cambiaron.
Los hoy dirigentes nacionales de los partidos ya cuentan con la experiencia anterior de sus errores y hoy piensan corregir y competir solo con las y los mejores.
Es tiempo de estrategia, es tiempo de elecciones.
@Javoesquivel