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Café para todos
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de noviembre de 2016.- Luis González de Alba, escritor, periodista, divulgador de la ciencia, activista mexicano y dirigente de la rebelión estudiantil de 1968, siempre concluía su columna en Milenio Diario demandando le fuera concedida la medalla Belisario Domínguez a Gonzalo Miguel Rivas Cámara, la cual le será entregada el próximo jueves 24 de noviembre, en una ceremonia solemne, en la Antigua Casona de Xicoténcatl, en la que se tiene prevista la presencia del presidente Enrique Peña Nieto.
Rivas Cámara, de 48 años, perdió la vida al cerrar las válvulas de la gasolinería ‘Eva’, cuando se corría el riesgo de que estallara el tanque de almacenamiento y matara a numerosas personas, luego de que una de las bombas fue incendiada por normalistas de Ayotzinapa, simpatizantes de la disidencia magisterial, en Chilpancingo, Guerrero, el 12 de diciembre de 2011.
Para demostrar que su campaña iba en serio -como en su oportunidad quedó consignado en ‘Café para todos’-, González de Alba publicó un formato para solicitar la presea en su blog de la revista Nexos, bajo el título ‘La Belisario Domínguez para un héroe humilde’.
“No viene al caso detallar los motivos del incendio ni deslindar responsabilidades, porque el acto heroico del trabajador Gonzalo Rivas es el mismo: mientras otros empleados ponían a salvo sus vidas, en riesgo por la explosión de los tanques subterráneos de esa gasolinera y la de enfrente, Gonzalo no dudó en apagar el fuego. Y lo consiguió”, señalaba el escritor y periodista. Gonzalo Rivas agonizó por tres semanas en el Hospital de Traumatología y Ortopedia Lomas Verdes.
El ex activista lo calificó como “un mexicano valeroso que salvó centenares de vidas”, pero cuya existencia fue ignorada por quienes solo buscan su beneficio personal mediante sus marchas y bloqueos de carreteras.
Con valentía, en el último artículo que escribió poco antes de suicidarse, preguntó: “¿Te habrán arrebatado la Medalla Belisario Domínguez, Gonzalo Rivas Cámara, tú que salvaste cientos de vidas a costa de la tuya?”
Hoy podemos asegurar que gracias al esfuerzo y tesón de González de Alba y luego de algunos días de suspenso y cierto jaloneo, el Senado mexicano anunció que finalmente la presea se le otorgará post mortem al héroe mexicano.
La medalla Belisario Domínguez reconoce a personajes sobresalientes, sobre todo de la política, en honor al famoso senador que durante el gobierno de Porfirio Díaz, a principios del siglo 20, se atrevió a lanzar críticas contra el gobernante y unos días después fue asesinado.
La decisión de otorgar la medalla fue tomada por el Partido Acción Nacional (PAN), pues cada año se turna cada una de las principales fuerzas políticas en el Senado para elegir al ganador y fue adoptada no sin causar polémica.
Organizaciones que luchan por los 43 estudiantes desparecidos en septiembre en 2014 consideraron burdamente que este premio, contribuirá a “criminalizar” su lucha.
La asignación de la presea al llamado ‘Héroe de la Gasolinera’, no es un reconocimiento de la clase política mexicana a un ciudadano ejemplar por sus hechos, sino la justa distinción a un mexicano por un verdadero acto de heroísmo, justo cuando la clase política enfrenta sus niveles más bajos de popularidad.
Gonzalo Rivas Cámara, nació en el puerto de Veracruz el 1 de abril de 1963 y se desempeñaba como encargado de operaciones informáticas en gasolineras de la zona de Chilpancingo, Guerrero.
El 12 de diciembre de 2011 había acudido a su trabajo como siempre -quizá con el ánimo de dar lo mejor de sí, y mejorar cada día su desempeño para sacar adelante a su familia-, pero nunca se imaginó lo que iba a enfrentar.
Es admirable que no haya vacilado en salvaguardar la vida de cientos de personas congregadas en los alrededores y que peligraban debido a las acciones vandálicas de los manifestantes, quienes habían prendido fuego a una de las bombas.
Los normalistas incendiaron la estación porque los empleados se negaron a suministrarles gasolina que utilizarían para provocar incendios.
Ante esa negativa procedieron a quemar las instalaciones. Ante la gravedad de la situación, Rivas Cámara, sin ningún titubeo cerró las válvulas y tomó el extintor para sofocar las llamas, pero también quedó atrapado por el fuego. Cualquier otro probablemente hubiese pensado primero en ponerse a salvo sin importarle los demás, pero esa no fue su actitud.
A causa de sus graves quemaduras, pasó en total 19 días hospitalizado en el hospital del IMSS de Lomas Verdes, en Naucalpan, Estado de México, donde desafortunadamente falleció el 1 de enero de 2012.
El acto que protagonizó ha sido comparado con la hazaña de Jesús García ‘El Héroe de Nacozari’ ocurrido cien años atrás.
Luis González de Alba recordó en su momento que “una explosión de esta magnitud habría lanzado por los aires la carpeta asfáltica, las casetas de cobro (de la carretera sobre la que se encontraba la gasolinera), autobuses llenos de pasajeros y decenas de coches particulares detenidos por el cierre de la caseta”.
Si el escritor y activista aún viviera, estaría feliz de ver que su clamor de varios años fue escuchado al fin.
Durante la argumentación del punto de acuerdo por el que se confirió la medalla a Gonzalo Rivas, el inefable senador chiapaneco Zoe Robledo, de manera grotesca aseguró que el galardón conferido era un reconocimiento a las víctimas del sistema político mexicano:
“¿Gonzalo Rivas es un héroe? Sí. Claro que lo es. Pero ¿quiénes son los victimarios de Rivas? Hay un discurso que me niego a enarbolar que pretende decir que los normalistas de Ayotzinapa son sus victimarios”, dijo al intervenir en la tribuna.
“No, señores. No nos equivoquemos. Si vamos a darle la medalla Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas como un acto de división y polarización entonces, señores, no hemos entendido nada. Gonzalo Rivas no es una víctima de un grupo de estudiantes que reclamaban una audiencia con el gobernador.
“Gonzalo Rivas no es la víctima de un grupo de estudiantes que ese día, pedían lo que por ley es su derecho: el reinicio de clases”, apuntó el legislador chiapaneco, quien en la perla de su desatinada intervención culpó de la muerte de Gonzalo Rivas “al desorden nacional que permite que un teniente de fragata acabe reparando gasolineras en uno de los estados más peligrosos del país, el desorden nacional que permite que haya zonas del país que sean demasiado peligrosas para trabajar en una gasolinera”.
Por el contrario, en tono mesurado, al presentar el dictamen -avalado por 70 votos a favor, 3 en contra y 8 abstenciones-, el presidente de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, Roberto Albores Gleason, dijo que el sacrificio de Gonzalo Rivas “por su heroísmo, responsabilidad y solidaridad en grado eminente, para sacrificar su vida y salvar la de otros, encarna uno de los rostros más valiosos de la realidad nacional. Rivas Cámara es el anhelo cívico de un México ético y consecuente con las demandas de la sociedad”, señaló. Y agregó:
“Su muerte salvó la vida de muchos de sus compatriotas, prestándole a la patria y a la humanidad un servicio invaluable, una muestra indiscutible de eminente virtud.
“La acción de Gonzalo y alto precio que pagó por su ayuda, posiblemente hubieran sido olvidados a los pocos días. Alguna nota periodística que al cabo de la sucesión vertiginosa de los hechos que escribe nuestra historia contemporánea, hubiera quedado sepultada y condenada a la ignorancia de sus propios deudores, como acontece en la mayoría de las valientes acciones de los héroes anónimos mexicanos”, reiteró Albores.
En su intervención reconoció “el tesón, la obstinación, el compromiso de Luis González de Alba”, quien impidió que la acción de Gonzalo Rivas quedara en el olvido “y nos lo recordó cada semana durante varios años, convencido de que había un mexicano digno de recibir altos honores de la patria y el reconocimiento de sus conciudadanos.
“González de Alba sabía también muy bien los sentidos profundos de ser responsable y solidario, como dirigente estudiantil del 68, como escritor, divulgador de la ciencia y polemista, nunca abandonó hasta su muerte reciente su idea de contribuir a ser de la nuestra, una sociedad mejor sobre los principios de la diversidad, la divulgación del conocimiento y el disfrute de la igualdad de derechos”.
A esa voz se sumaron otras que desde distintos ámbitos sociales proclamaron la estatura moral, cívica y ética de quien en palabras del escritor Guillermo Sheridan, no se detuvo a calcular riesgos ni a sopesar alternativas, erradicó su instinto de supervivencia y puso en su sitio un impulso moral que, en un instante de insondable lucidez, lo llevó a hacer una transacción de vida con la muerte; la muerte suya por la vida de los prójimos.
Agregó que Gonzalo Rivas es un héroe de dimensiones civiles que encarna en su naturaleza aspiraciones y reclamos de una multitud silenciosa, pero de firmes convicciones.
“El ingeniero representa la solidaridad cotidiana, la que no arredra contra los desafíos, ni contra las inseguridades, de ese México que sirve a los otros desinteresadamente, con ánimo”. Rivas Cámara es el anhelo cívico de un México ético y consecuente con las demandas de la sociedad desde las distintas voces que conforman el coro nacional”, añadió el senador.
GRANOS DE CAFÉ
… La victoria de Donald Trump, el candidato republicano, en las elecciones presidenciales del martes pasado, estuvieron fuera del cálculo no sólo de México sino del mundo entero.
Por todo ello, haría bien el gobierno en reconocer que hay que articular un plan sólido, bien estructurado, para hacer frente a una embestida del país vecino, que nunca ha sido nuestro amigo, sino quizá nuestro socio, y que generalmente nos usa para sus intereses.
Los especialistas sugieren una estrategia para dar una batalla sin cuartel a las políticas de Trump, para evitar que la economía mexicana se vea golpeada y también que nuestros compatriotas sean repatriados en masa.
“Lo peor que puede hacer el gobierno mexicano es confiarse. Es ingenuo pensar que Trump no va a cumplir sus promesas a propósito de México, pero sí todas las demás. Los políticos nunca cumplen todo lo que les prometen a todos, pero siempre tienen que cumplir algo de lo que les prometen a algunos”, afirmó el excanciller y académico Jorge Castañeda Gutman, exsecretario de Relaciones Exteriores.
Ciertamente le resultaría a Trump muy difícil suprimir el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), que data de 1994, pero “sí va a querer renegociar algunas partes”. Pero mientras lo renegocia o lo cancela, querrá imponer aranceles de hasta 35 por ciento a nuestras exportaciones que podrían resultar mortales. Hay que recordar que México envía a Estados Unidos el 80 por ciento de sus ventas al exterior.
Respecto a la construcción del muro, resultará que no será un muro sino en algunas partes una simple barrera de acero, porque casi toda la frontera está cercada, ya que el 60 por ciento es un límite natural formado por fuentes pluviales como el Río Bravo. Los mismos rancheros que viven en Arizona o en Texas, se oponen a un muro, porque sus reses no pueden pastar libremente y porque eso también provoca problemas ecológicos.
No obstante, Trump cumplirá su promesa de agregarle varias decenas de kilómetros a esta famosa cerca. En vista de lo anterior, valdría la pena seguir los consejos de los especialistas.
Castañeda sugiere “decir claramente que la construcción del muro es un acto hostil para con México, contra el cual va a pelear todo lo que pueda”, usando todos los instrumentos jurídicos, ecológicos, políticos, culturales y sociales para evitarlo. Tal vez ganemos, tal vez perdamos, pero no debemos dejar de pelear”, expuso.
Herminio Blanco, negociador del TLCAN por parte de México, sugiere una táctica más moderada que es mostrarle a Estados Unidos que no podrá competir en el mundo sin las exportaciones de su vecino. “Necesitamos plantar cara a la nueva administración Trump, como se suele decir, o sea, afrontarlo con resolución y con firmeza”…
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