El episcopado ante el segundo piso de la 4T
QUINTANA ROO, 16 de agosto de 2017.- Doña Lety fue una leyenda construida a complicidades oficiales.
Que actúo con impunidad consentida, a sabiendas.
Y que tuvo un departamento vecino del gobernador, apoyada por la gente más cercana al procurador.
Además de eso, no fue sino una vendedora mayorista de droga.
En un mercado muy solicitado.
Ninguna jefa criminal.
Porque los trabajos sucios, violentos, los hacía su hijo, el mismo que la acompañaba desde niño a vender droga.
No era la jefa de un Cartel, nunca estuvo a la altura de los verdaderos hombres de poder en el mundo del narcotráfico.
Sucede que en Cancún la droga se vende muy cara.
Que los turistas la piden.
Y que es muy fácil venderla si se reparta dinero entre policías corruptos, de todas las corporaciones.
Eso fue lo que hizo la expolicía federal, que estuvo o está casada con un policía ministerial del Estado, que fue detenida junto a otro policía ministerial que, además, había sido jefe de la escolta del procurador Gaspar Armando García Torres.
Y que su secretario particular, a quien después ascendió a director de Bienes Asegurados… también fue detenido por la SEMAR en un cateo en su casa, donde tenía droga y una bascula gramera.
¿Así o más claro?
En los exclusivos departamentos de Puerto Cancún, las torres Maoiris, era imposible que la muy grande escolta del gobernador Roberto Borge no hubiese coincidido con su aparato de seguridad. Ahí donde fueron vecinos.
Esta señora, que quede muy claro, solamente vendía droga.
Y repartía dinero a los policías municipales, estatales y federales para actuar con total impunidad.
Los responsables son los procuradores, en los últimos 15 años, que no solamente no la vieron, sino que no quisieron hacer nada para detenerla.
A esos hay que sumar las autoridades, federales y estatales, que siempre supieron de su existencia.
El problema de Doña Lety fue la violencia.
Fue que su hijo perdió el piso en la guerra contra quienes querían el monopolio de la venta a mayoreo, repartida en narcomenudistas, en Cancún.
Y los muertos hicieron, junto con el cambio de autoridades, que muchos voltearan a ver hacía ella.
Como no hicieron los procuradores de Félix González y de Roberto Borge, como no hicieron los presidentes municipales de Benito Juárez de hace, por lo menos, 15 años, como no hicieron los jefes de las policías municipal y estatal.
Ahora está detenida.
Y, así parece, su red de complicidades se rompió.
Falta ver si quieren llegar, de verdad llegar, hasta los responsables omisos…
Yo no apostaría…
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