El episcopado ante el segundo piso de la 4T
Cuando se le pregunta a Juan Manuel Vignón: ¿cómo le ha ido?, su respuesta es característica de un talante alegre y positivo: “Aquí estamos, aquí seguimos, que ya es ganancia”. Otro de sus clásicos dichos, cuando se le inquiere sobre su quehacer cotidiano, es:” Aquí, como las tamaleras, tamal y haciendo”.
El Club de Periodistas Primera Plana que dirige a nivel nacional, José Luis Uribe, entregó un reconocimiento por trayectoria profesional a Juan Manuel, en una ceremonia en la que también fueron galardonados el reportero, editor, columnista y director ya retirado de El Imparcial de Oaxaca y diario El Popular de Puebla, Benjamín Fernández Pichardo, y las colegas periodistas,María de los Ángeles Fernández Mondragón y Rosy Ramales. Organizador del evento, el exreportero de Excélsior, Ángel Soriano, columnista, director de la revista Brecha y dirigente del Club de Periodistas de Antequera.
De Rosy Ramales se le reconocen sus arriesgados reportajes y crónicas publicadas en Noticias, como cuando cubrió un conflicto violento en la sierra sur oaxaqueña (Santiago Amoltepec contra pueblos circunvecinos); la irrupción del Ejército Popular Revolucionario en la costa oaxaqueña en 1996, además de una entrevista con la dirigencia de este grupo guerrillero un año después, en tiempos de Ernesto Zedillo y Diódoro Carrasco.
Rosy fue corresponsal de la agencia de noticias estadounidense Associated Press y ha continuado su labor, ahora en el portal que lleva su nombre y donde publica su columna “Crónica política”. En sus inicios fue reportera de radio en el noticiario de don Manuel Humberto Siordia y ha destacado como analista de asuntos electorales.
A Fernández Mondragón se le extraña en las mesitas de los portales de la ciudad capital por sus amenas charlas y compañerismo, recordando su paso por la fuente religiosa, particularmente la iglesia católica, en El Heraldo de México, que la llevó a cubrir, como periodista acreditada por la Santa Sede, el periplo del Papa Juan Pablo II por México y varios países de América Latina y el Caribe. Cubrió el cónclave papal del año 2005 y durante largos años dio vida a su columna: “El retablo de las maravillas”, que también publicó en esta casa editorial. Compartió créditos en la fundación del periódico Cuestión, elaborado fundamentalmente por mujeres, con Manú Dornbierer y Margarita Michelena. Ya también como el caso de Juan Manuel y Benjamín, con 65 años de intenso oficio periodístico. Rosy es la más chamaca de los cuatro.
Tocó al periodista, Leandro Hernández Romero, presentar en el evento del 31 de agosto, el perfil de Juan Manuel. Sus datos escuchados por las y los asistentes en la Biblioteca Central “Margarita Maza -entre ellos sus hijos Juan Manuel y Norita, y sus excolaboradores- son una parte de un largo historial que ubica su origen familiar en San Pedro Nexicho, poblado del municipio de Santa Catarina Ixtepeji, distrito de Ixtlán, donde nacieran su abuelo, Tiburcio Vignón y su señora madre Altagracia Vignón. Vino al mundo en 1940 y no deja de estar al tanto de las noticias.
Muy consentido de sus mayores que lo llevó a una bonanza juvenil y primo hermano de los periodistas, Hugo y Héctor Loyo Muñoz, Juan Manuel llegó a vender periódicos en la calle para que, según su abuelo, aprendiera a amar el oficio que llegó a concretar en un noticiario radiofónico que dirigía Héctor, El Toto; su otro primo, lo recomendó con El Imparcial, donde hizo mancuerna con Benjamín Fernández, llegando a participar en la fundación de El Imparcial del Istmo.
Con Armando Pérez Montaño, incursionó en el periodismo veracruzano de la cadena El Sol de México, pero sería en los diarios El Universal Gráfico y El Universal, de la ciudad de México, donde figuraría en diversas fuentes informativas, entre ellas las del aeropuerto internacional y la presidencial que lo llevó a recorrer, cubriendo a dos presidentes de la República, varios países. Sería en 1989 cuando con su esposa, la profesora Nora Pérez Patrón, regresó a Oaxaca de Juárez, como corresponsal de la empresa Televisa, donde se mantuvo activo por 31 años.
A Juan Manuel lo conocí en el cabaret Capri de La Habana en 1985, encabezando a un grupo de periodistas, que más bien parecía de filibusteros en el mar de Las Antillas y, desde entonces, somos grandes amigos y compadres. A la ceremonia llegaron autoridades comunales y municipales de San Pedro Nexicho. No podían faltar porque Juan Manuel ha sido un gran benefactor de esta comunidad donde año con año, salvo en la pandemia, le han celebrado su cumpleaños: la ganancia de vivir y ser útil para los demás, como es la misión del buen periodista.
@ernestoreyes14