Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de junio de 2018.- Decidir el nombre que llevarán el hijo o hijos puede resultar tan fácil o difícil como lo decidan los padres, pero con el paso de los años el nombre pasa a un segundo plano debido al contexto, situaciones especiales o herencias.
De allí que desde la infancia a muchos se les conozca mejor con un apodo que con el mismo nombre. Al paso del tiempo incluso hay amistades que reconocemos con el apelativo pero somos incapaces de decir su nombre completo (quizá con las excepciones si fueron compañeros en el salón de clases donde a diario se pasaba lista de asistencia).
Esta práctica llegó a las elecciones en México de manera reciente, no el uso de apodos (ese tiene toda la vida), sino su presencia en la boleta electoral. Y es que ese fenómeno social de reconocimiento de una persona a partir de un sobrenombre ha hecho que ese sobrenombre sea la marca de esos personajes y por lo tanto lo utilicen en sus estrategias de posicionamiento.
En este proceso electoral 2018 se registraron 3 mil 489 casos de candidatos que buscan desde la presidencia de la República, gubernaturas, alcaldías, regidurías y diputaciones, que decidieron hacer uso de su sobrenombre en la boleta. Es un proceso que debe considerarse desde el inicio pues la papelería oficial debe contemplarlo.
El caso más conocido por ser el de un presidencial es el de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, quien sin el apodo difícilmente la gente lo reconocería, esa es su marca precisamente y su estrategia de mercadotecnia lo ha posicionado más como El Bronco que como Jaime Rodríguez por una cuestión de mayor facilidad de reconocimiento y por lo que significa la palabra en términos de entrón, luchador, valentía.
Pero no es el único caso, y por desgracias hay algunos apodos que no conllevan valores del todo positivos, por ejemplo “Paty Tamales” (Patricia Guadalupe Garza Villegas) en General Teran, o “Pancho Donas” (Francisco Javier Arcos Ruiz) en Ciudad Cuauhtémoc, ambos buscan sus respectivas alcaldías en Nuevo León.
Hay otros casos más neutros como la candidata al Senado en Guanajuato Alejandra “La Wera” Reynoso, o Genaro Hernández “el Comandante Norteño” quien busca la alcaldía en Río Grande, Zacatecas. En Oaxaca se registraron mil 976 candidatos con algún sobrenombre, siendo la entidad con mayores registros seguido de Nuevo León y Sonora.
Esta medida adoptada por las instancias electorales en nuestro país sin lugar a dudas juega a favor de esos personajes, pues si llevan toda la vida posicionados con el sobrenombre, o sea una campaña desde hace años de posicionamiento sin saberlo, pues les ayuda mucho que en la boleta aparezca ese apodo en lugar del nombre legal, el cual debe ir también por ley.
Ya veremos cuántos y quiénes de estos personajes logran hacer un papel protagónico el 1 de julio, pues al menos la barrera legal desde el registro hasta la conclusión de la campaña ya la libraron, viene ahora la cita con la historia, con la decisión de la mayoría que les dará el sí o el no independientemente de su nombre o apodo.
@rvargaspasaye