Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
En medio de la salida de varios personajes que habían manifestado en su momento su interés en participar por la candidatura a la presidencia del país por la alianza Va por México, entendiendo los desertores que las reglas que se ha autoimpuesto la alianza favorecen claramente a los partidos políticos que la manipulan y dejando una ruta muy complicada a la participación ciudadana independiente, alza la mano Xóchitl Gálvez.
Ella había manifestado abiertamente su intención por contender por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y animada por una reacción de intelectuales, políticos y columnistas, hoy se apunta por la candidatura a la presidencia.
Mujer inteligente, combativa y exitosa, me parece que en la alianza pudiera estar desperdiciando la oportunidad de capturar el voto ciudadano que es mayoritario. Alcaldesa en Miguel Hidalgo y senadora por Acción Nacional la marcan irremediablemente como panista, aunque ella se empeñe en decir que no es militante de ese partido lo que, entre paréntesis, representará un fuerte obstáculo para alzarse con la candidatura.
De obtener la candidatura pudiera tener el voto azul a su favor, pero ¿tendría el apoyo ciudadano que requiere la alianza para dar la batalla? Lo dudo.
Bastará ver la lista de candidatos a diputados federales y locales, a senadores, a gobernadores y a presidentes municipales donde los partidos de la alianza postularán, lo afirmo, a los mismos de siempre o a sus descendientes cual si se tratase de una dinastía. No se puede intentar rodearse de lodo sin salir manchado. No en el mundo real.
Las renuncias de cuatro importantes miembros del PRI a su militancia este lunes, vienen a significar un golpe más a Va por México lo que se suma al principal obstáculo para quien pretenda componer el enorme daño que se le ha hecho al país bajo el gobierno de López Obrador: la carencia de un proyecto de nación que mueva la conciencia ciudadana en favor de un nuevo rumbo.
No se trata de construir una narrativa semejante a la del mesías quizás con la intención de ganar público en el colectivo de la cuarta transformación.
Se trata de proponer a los mexicanos en primer lugar la solución a la inseguridad y la violencia como los cimientos que permitan construir un país con justicia, con empleo y con crecimiento.
La inseguridad que vivimos es consecuencia de la política claramente fallida de abrazos y no balazos que, sin ser del todo cierta, está claramente ligada a la entrega de López Obrador a grupos del crimen organizado, entrega que se repite en gobiernos estatales y presidencias municipales, principalmente en gobiernos morenistas, pero también en algunos de los demás partidos políticos, cuyas dirigencias por complicidad o por miedo, no se atreven a señalar.
Me parece que para reconstruir el país no se necesitan ni caras bonitas ni discursos repetidos desde una plataforma distinta. Nadie le va a ganar el rollo a López Obrador puesto que lo vendió bien explotando la inconformidad de muchos con los políticos tradicionales.
Lo que la gente me dice en todas partes es que se sienten inseguros, que están hartos de vivir con miedo, cansados de las extorsiones, de los muertos, de los secuestros, de las desapariciones, de la impunidad.
Se precisa experiencia, se necesita valor, se requiere fortaleza y convicción. El problema es mayúsculo pues la delincuencia esta infiltrada, como digo y sabe la gente, en el estado mexicano.
Si de algo me precio es de tener experiencia y los pantalones bien puestos para enfrentar a la delincuencia organizada y desterrarla de tajo. Claro que habrá que meter a la cárcel a muchos funcionarios y exfuncionarios públicos, sin importar el orden de gobierno al que pertenezcan o hayan pertenecido.
Ninguna corcholata morena ni quienes participan en el ahora llamado Frente Amplio, aún más, ni siquiera los dirigentes de los partidos han recorrido el país y escuchado lo que quieren los mexicanos como yo lo estoy haciendo.
Es más, me atrevo a afirmar que no saben ni conocen que la inseguridad es un tema prioritario para los mexicanos o, si los saben, no lo abordan por miedo o porque se los pidió AMLO, o sea no están hablando del tema que la sociedad mexicana quiere que se resuelva sin pretextos, sin echar culpas y en un corto tiempo una vez que arranque el próximo gobierno.
Un México en paz será la meta para rescatar al país y construir la potencia mundial que podemos ser, pero sólo lo conseguiremos si los ciudadanos que no tenemos compromisos personales o de grupo y que no tenemos cola que nos pisen, nos decidimos a participar en el próximo proceso electoral conformando un gran frente de candidaturas independientes que le den fuerza y contenido a un nuevo proyecto de nación cimentado, como dije, en la seguridad.