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Aprueba comisión del CIT plan de trabajo propuesto por Nino Morales
La historia del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), «el Verde» para sus seguidores, da cuenta de las fallas del sistema electoral nacional y de los grandes problemas de nuestro régimen jurídico-político.
En un contexto de crisis mundial para todos los partidos políticos —crisis que, en nuestro país, se manifiesta en la desconfianza de la ciudadanía respecto a las fuerzas políticas de la actualidad—, los del tucán se consolidan como una organización que, pese a su dudosa reputación, ostentan mayor alcance. ¿Cuál es su secreto?
Sus pactos y alianzas electorales, ya sea con el PAN, el PRI (su aliado político por más de 12 años) o, recientemente, con Morena, tal parece, le han permitido ganar importantes negocios, pese a sostener un discurso oportunista y contradictorio donde caben tanto el apoyo a los proyectos extractivos del Gobierno en turno como las iniciativas para proteger los humedales mexicanos, por ejemplo.
Con todo y sus escándalos, que van desde la expulsión de Global Greens (la asociación mundial de partidos ecologistas), pasando por asesinatos, drogas y tráfico de dinero, hasta sanciones electorales históricas e intentonas por perder el registro, hoy más que nunca resulta indispensable analizar a este partido —mantenido, no sobra decirlo, a costa de recursos públicos— y tratar de responder a estas interrogantes: ¿quién es su electorado? ¿En qué funda su ideología? ¿Quiénes son sus cabezas visibles, sus máximos operadores? ¿Cuál es su relación con los medios de comunicación, especialmente con la farándula? ¿Por qué resultan tan exitosas sus estrategias electorales? ¿Qué futuro le espera?
Esta recopilación y análisis de la trayectoria del Verde que hacen Paula Sofía Vásquez y Juan Jesús Garza Onofre amplía el panorama político mexicano de las últimas décadas, y más allá del morbo, esperamos que sirva para una mayor reflexión respecto al modelo de democracia que tenemos.
Frente a los históricos anhelos democráticos de los mexicanos, inconformes no solo por la imposición gubernamental en lo electoral y por la cerrazón ante la organización ciudadana, sino también por la inatención de aspectos como el deterioro ambiental, no faltó un oportunista que, tomando la bandera de esta última causa, se arrogó la defensa de tan sentido reclamo y convenció a cientos de miles de votar por el partido que fundó como una opción a las tradicionales existentes: el Verde Ecologista Mexicano, o PVEM, con un tucán como emblema. A 30 años del reconocimiento oficial del Verde como organismo político, Paula Sofía Vásquez y Juan Jesús Garza Onofre exponen en La mafia verde (Ariel) la funesta trayectoria de arreglos de dicha organización con otras fuerzas, el desarrollo de su esquema como franquicia familiar y el modus operandi que le ha permitido mantenerse viva y medrando dentro del sistema de partidos establecido en México, sin que ninguna sanción o modificación a las reglas del juego haya servido hasta ahora para desmantelar semejante engranaje de corrupción, y antes bien se crearan las bases para su pervivencia indefinida como una rémora de la democracia. La fachada «ecologista» encubre un gran negocio de influencias e intereses que los demás partidos no han hecho sino proteger, pues están contagiados de sus mismos vicios, advierten Paula Sofía Vásquez y Juan Jesús Garza Onofre. Expertos en la política nacional y el andamiaje jurídico institucional, los autores denuncian en La mafia verde de qué manera el PVEM ha encontrado en las sucesivas alternancias partidistas, del PAN al PRI y luego a Morena, las condiciones para afianzar su presencia, asegurarse impunidad respecto de los numerosos escándalos que han marcado su existencia, y que al día de hoy le permiten negociar candidaturas y apoyos como resultado de su red de contubernios económicos con empresas y gremios, y violar repetidamente las normas. |