La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de septiembre de 2017.- El terremoto demostró que fracasaron los partidos que quisieron dividir al país entre buenos y mafiosos, pero ahora emergen los “voceros de la sociedad civil”… a los que nadie ha elegido. La mayor noticia falsa de estos días es que con motivo de los sismos en México se registró una gran colisión entre “autoridades y sociedad civil”.
Mentira redonda. Como desde hace muchos años no se veía, hubo colaboración entre autoridades y ciudadanos.
Nuestros policías federales, soldados y marinos fueron aplaudidos en los pueblos a los que llegaban.
En la Ciudad de México hubo colaboración ejemplar entre las autoridades federales y locales que incorporaron a las tareas de auxilio a los miles y miles de jóvenes que de manera desinteresada salieron a ayudar.
¿Cuál choque vieron los que se aferran al lugar común del gobierno como estorbo para la sociedad?
¿Qué país inventan los fanfarrones que se arrogan la vocería de una sociedad que no los ha elegido?
El gobierno ha cometido muchos y graves errores en esta administración, pero su actuación en los sismos de septiembre ha sido ejemplar.
Si algo desapareció el martes del terremoto fue el hielo entre gobernantes y gobernados (salvo en casos muy específicos como al parecer es Morelos).
Y ahora los “voceros de la sociedad” nos recuerdan que “nos odiamos”.
¿Cómo es posible que no haya habido un rompimiento frontal entre la sociedad civil y las autoridades? No se lo explican sin su mediación.
En narcisismo y protagonismo de intelectuales que en realidad no se representan más que a sí mismos o a los intereses que los financian, está herido luego del trabajo conjunto de nuestros soldados, rescatistas, marinos, federales, jóvenes, adultos, hombres y mujeres, con objetivos comunes que se reducen a una sola palabra: México.
Desde el momento del terremoto ya tenían preparado el discurso del gobierno nulificado ante la solidaridad de la población. Fracasaron. Hubo colaboración y orden. Hubo Presidente y hubo sociedad.
Los jóvenes (y adultos) salieron a la calle a colaborar sin la intención de desplazar a nadie ni a enfrentarse con nadie. Y ahora los “voceros de la sociedad” los ponen, a esos jóvenes, como la antítesis de un gobierno paralizado. Fake news.
Pero como ya habían construido ese discurso, lo han tenido que sostener al costo de quedar como mentirosos.
En la nota principal de la portada de El País de este sábado, se dice que “el Estado no está respondiendo a esta tragedia, somos nosotros los que estamos dando la cara”. ¿Quiénes lo dicen? Lo dice una joven que se encontraron en la calle. Y es la primera plana de El País.
Así cualquiera con mala leche encuentra a un catalán que desprecie a España, por ejemplo. Pero, ¿generalizar de manera implícita?, ¿primera plana?
Los jóvenes que salieron a ayudar tras el terremoto son mexicanos de bien. Los voluntarios. los topos, los que aportaron dinero o víveres, también. Y nos mostraron que el país no está dividido como nos los quieren presentar.
De ninguna manera la entrega y solidaridad de la gente constituyen un respaldo al gobierno, sino que simple y sencillamente nos muestran que no estamos tan fracturados entre autoridades lejanas y pueblo bueno.
La frialdad que había se borró en la hora de una desgracia mayúscula.
Sin la organización de parte del Estado no habría sido posible el trabajo de rescate.
Sin la participación de la sociedad el esfuerzo de las autoridades hubiese sido insuficiente.
Por eso están molestos los “voceros de la sociedad” e inventan un divorcio inexistente en este caso específico.
La gran mentira de este terremoto.