Prosperidad Empresarial Compartida
OAXACA, Oax., 1 de marzo de 2020.- William Fowler, reconocido historiador inglés, ha publicado su más fresca investigación bajo el título «La guerra de 3 años».
Se trata, apenas, del segundo libro especializado sobre lo que conocemos como la Guerra de Reforma o guerra civil entre los mexicanos.
En ella, acaecida entre 1858 y 1861, Benito Juárez y los liberales puros defendieron la Constitución de 1857 frente a los conservadores radicales.
La obra está documentada de manera exhaustiva y aporta mucha información y conocimiento en torno a un punto de quiebre –concepto que usó ayer René Delgado en el periódico Reforma– y cambio político profundo en el país.
A aquel cambio hoy lo nombramos «la segunda transformación histórica nacional».
Deseo llamar la atención sobre el fondo del libro de Fowler, que consiste en responder a la pregunta ¿por qué los mexicanos se mataron de una forma tan brutal e inhumana en esos años?
La respuesta es que la polarización social, política, económica y cultural llegó a tal extremo, debido a múltiples factores históricos, que explotó en el fango de la desesperanza y la desesperación individual y social a todos los niveles.
Las familias se dividieron aún más e incurrieron en actos de infidelidad y traición increíbles.
Los vecinos cometieron actos de barbarie, lincharon a sus conocidos y profanaron los cadáveres de sus vecinos.
Los militares de uno y otro bandos fusilaron a sus contrarios sin piedad, aun cuando alguna vez fueron amigos.
Los políticos juraron eliminar y liquidar a sus adversarios y enemigos, y lo hicieron.
¿Que provocó tales conductas?
En síntesis, las causas fueron múltiples, pero se condensan en las tensiones y contradicciones acmuladas a lo largo de decenios y años previos de frustración y pérdida.
La lucha por el modelo de estado: monárquico o republicano, centralista o federalista, confesional o laico, emancipado o colonizado, premoderno lo moderno, se agudizó en esos años.
Esos tres años son muy parecidos a los nuestros de la década más reciente: fragmentación, polarización, desencanto, incertidumbre, esperanza y cambio.
Debemos aprender de la historia para comprender el presente, prever el futuro y actuar en consecuencia:
Según lo ha documentado el sociólogo clásico, Emile Durkheim: cuando un régimen político no termina de disolverse y el nuevo no termina de ser instaurado, la anomia o falta de normas se hace presente y el sinsentido, la violencia, delincuencia e impunidad aumentan.
Presuncionalmente, México hoy experimenta este fenómeno.
Por lo tanto, si la Cuarta Transformación de la vida pública del país prospera, entonces, digamos, Juárez y la restauración de la República, luego de un intento colonizador imperialista como el que siguió a la Guerra de 3 años, deberá prevalecer frente a las pulsiones y tendencias porfirianas autoritarias y militaristas, en el extremo.
En cada quien y en la mayoría está la posibilidad de hacer que México transite a una condición social y política en la que un nuevo «porfiriato», como ocurrió luego de la «segunda transformación», no sea viable y justificable.
Gracias, Fowler, por alertarnos.