Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
#ÚltimaLegislativa en @ErnestoGuerra_
Al gobierno de Andrés Manuel López Obrador le quedan alrededor de 550 días. La gran expectativa que generó el primer gobierno proveniente de la izquierda democrática, concluirá sin pena ni gloria. La promesa de transformación histórica, de cambio de régimen y de sistema político, y de convertirse en el cuarto movimiento renovador histórico del país, ha quedado lejos de cumplirse.
Sin regateo alguno, AMLO es el presidente que más ha concentrado el poder político en los últimos 30 y hasta 45 años, guste o no reconocerlo incluso en voz alta. Pero también, es el presidente en la época moderna del país que más ha desdeñado ese poder en pro del bien superior de nuestro país. En cambio, sólo lo ha utilizado para empoderar su figura e imagen, incluso su trascendencia, solo para ser recordado como el mejor presidente de México. Situación que difícilmente conseguirá, también.
Culminará la ilusión del hombre que se aferró a ser presidente sin importar lo que puso en juego y riesgo. Por ejemplo, el plantón en avenida Reforma de la CDMX generando riesgos de estabilidad política y económica, o el buscar estar tres veces en las boletas electorales presidenciales hasta acceder el máximo poder político y público en México.
Sin mayores logros concluirá la expectativa del cambio político. Las seis grandes promesas de su campaña quedarán principalmente para el análisis: 1) cambios a la figura presidencial; 2) lucha contra la pobreza; 3) destierro de la corrupción; 4) combate a la inseguridad; 5) reforma energética y 6) educación pública gratuita y de calidad. Sin embargo, será la ciudadanía quien haga la valoración final y ubique a este gobierno y su Titular en el justo lugar que le corresponderá en la historia.
No obstante, AMLO insistirá en trascender y dejar su legado; ya sea como el ‘mejor presidente de México’ o al menos por ‘haber dejado a la primera mujer presidenta’.
Con esta sucesión presidencial adelantada, permitida y fomentada por el propio mandatario, el busca desviar la atención mediática de lo realmente importante, la agenda nacional. Los medios y el ciudadano común están enfocados en el quehacer diario de la y los aspirantes a reemplazarlo, y no en los resultados de su gobierno.
Sin embargo, parece que su lugar en la historia ya no está en sus manos, ahora dependerá de quién gane la encuesta y luego el cargo máximo del país. Esto significa que probablemente comencemos a vivir una especie de secularización del poder político mexicano.
Al presidente le fascina la historia de México, se asume como un conocedor y la incluye en su narrativa predilecta de las mañaneras. Habría que evocarle la etapa histórica de las pugnas entre el Estado y la Iglesia durante las Cortes de Cádiz, en el México independiente.
Recordarle que seguramente vivirá su propia “secularización”. Ese momento de abandono a la doctrina religiosa y a la Iglesia para propiciar la formación de un Estado moderno. Parte importante de la clase política de entonces apoyó esas reformas que impulsaron una sociedad secular, una sociedad de individuos libres, un nuevo acuerdo que impuso límites reales a gran poder concentrado en la Iglesia y a su oficiosidad en la vida pública y política.
Algo similar sucederá con el gran poder político concentrado en la figura de AMLO, una vez que oficialmente concluya su poder público.
Precisamente porque AMLO ha dicho reiteradamente que terminando su gestión se retirará a Tabasco, la clase política mexicana prevé lo contrario por su fehaciente cercanía con quien le supla. Sin duda, querrá seguir decidiendo y definiendo dada su gran proximidad con quien gane la encuesta, y después Presidente de la República, volteando hacia el eco del Maximato.
Tampoco será raro que la o el candidato de Morena como ejecutivo federal exija la lejanía de AMLO para gobernar como tal; lo cual hará natural ese obligado distanciamiento entre quien recibe y quien entrega el mando presidencial.
Es esos momentos observaremos esa inminente ‘secularización’ al gran poder de AMLO, veremos el paulatino abandono a su doctrina y apego extremo a su voluntad máxima, advertiremos como sus propios aliados y correligionarios incrustan drásticos y puntuales límites a su anhelo por la conducción bicéfala del nuevo gobierno de la 4T, divorciándose con ello con su gran creador.
@ErnestoGuerra_
*A partir de este domingo, el politólogo Ernesto Guerra compartirá su columna Última Legislativa para el público de Quadratín*