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OAXACA, Oax., 9 de abril de 2018.- El ortopedista pediatra Luis Alberto PM detenido por presunta negligencia médica ante la muerte de un niño, dijo que la sociedad lo quiere crucificar.
En una carta que circula en redes sociales y que se le atribuye la autoría, señaló “hoy dicen que maté a propósito a uno de mis pacientes, que lo maté con dolo. Me acuerdo muy bien de él, todos los días le pienso, me dolió en el alma, ya me sentía triste; ahora con esto me siento más. No entiendo nada de nada de leyes, no sé qué hacer, lo único que sé hacer es ser médico. No entiendo nada”.
Manifestó que si Dios existe es el único que sabe que intentó con toda su alma curar al niño Edward, “quién iba a pensar que presentaría la reacción alérgica más severa de todas a un medicamento que jamás se le había administrado. Cualquiera sabe que eso es imposible de saber, pero dicen que lo maté y con dolo”.
En el texto narró las grandes adversidades que pasó para estudiar medicina, graduarse y continuar con una especialidad, en un ambiente que calificó como el mismo infierno debido a las extenuantes jornadas de más de 30 horas, sin probar alimento y expuesto a un gran estrés, pero todo con la esperanza de salvar la vida de las personas.
“Pero sorpresa, el año siguiente tuve que hacer mi internado rotatorio de pregrado. Lo voy a decir lo más sinceramente posible, ya no le tengo miedo al infierno porque no puede haber algo más atroz que lo que viví en esa época. Aproximadamente 15 horas de sueño a la semana, a veces 36 horas de ayuno. En ginecología bajé 10 kilogramos, pensé que me había enfermado. Averigüé lo que se siente quedarse dormido parado, querer llorar de tanto cansancio, que se burlen de ti por estar cansado, que te digan inútil , que te humillen en frente de personas desconocidas, que te exijan hasta que piensas en renunciar, que te exijan hasta el punto de querer morirte (no metafóricamente, literalmente), que todas tus buenas intenciones sean pisoteadas”.
Pero el otro lado de esta situación se compensaba con creces, en la búsqueda de ser el mejor doctor del mundo:
“La contraparte a lo anterior fue que a lado de mis compañeros y maestros en esos años salvamos vidas verdaderamente. Personas que debieron de haber muerto salían caminando, cosas increíbles. Unos te sonreían al irse, otros te daban las gracias, otros ni las gracias, otros hasta enojados se iban. Pero qué importaba eso, se iban, vivitos y coleando como dicen, a sus casas con vida, y ese era el pago más grande. Figúrense que una persona que no ha dormido nada en dos días, que lleva 20 horas sin comer, se la pasa parado frente a ti parando la hemorragia de tu hígado, te quita el bazo, repara todos los estallamientos de tus intestinos y al final tiene que ir a poner en hojas de papel todo lo que hizo y después a donde están internados los demás pacientes estables para poner más notas en papel de 30 pacientes. Pero qué importa, tengo el orgullo de decir que en esa época salvé tantas vidas que perdí la cuenta”.
El médico concluye su texto diciendo:
“Los familiares dicen que me iré al infierno, no es cierto, éste es mi infierno y el infierno ya lo conozco muy bien.
Mi querido Dios, la sociedad me quiere crucificar, ¿por qué me has abandonado? Yo solo deseaba ser el mejor doctor del mundo”.
Integrantes de diversos colegios de profesionales de la medicina han realizado manifestaciones para que liberen a su compañero y lleve el proceso en libertad, además de que reclasifiquen el delito de doloso a culposo, pues saben que no tuvo la intención de hacerle daño al paciente.